Tanto el nombre de él como de su tribu fue un completo misterio hasta para las autoridades que más estaban presentes en el sector. Se le conoció como el “indígena del agujero” o “indígena Tanaru”, y por cerca de 30 años, decidió vivir en completa soledad tras ser testigo de los ataques que vivió su tribu por parte de otras personas externas a la selva.
En medio de la selva amazónica de Brasil, funcionarios de la Fundación Nacional Indígena (FUNAI) se encontraron ante un hecho que no esperaban encontrar.
Recostado en su hamaca, había fallecido el último sobreviviente de una tribu desconocida que habitó el territorio Tanaru. Se trata de un hombre de quien nunca se supo su nombre, por lo que fue llamado por las autoridades como el “indígena del agujero” o “indígena Tanaru”. Se estima que debe haber tenido unos 60 años, según dijeron las autoridades brasileñas.
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Desde hace casi 30 años que el hombre permanecía en absoluta soledad, sin ningún contacto con la sociedad. Cada vez que aparecía un desconocido por el sector, el hombre se escondía y se resguardaba en agujeros que cavaba con rapidez.
Por varios años, su tribu y la zona donde vivían fueron constantemente agredidos. Debido a esa razón, el hombre no quería que nadie se acercara a él y ponía distintos tipos de trampas para impedir el paso de desconocidos.
Según informó FUNAI, el hombre fue hallado en una ronda de monitoreo que se hacía con regularidad en la zona. Las causas del fallecimiento habrían sido naturales, y de acuerdo a los funcionarios que estuvieron en el sector, no se encontraron signos de intervención de terceros.
Apenas fue hallado en su hamaca, el cuerpo del hombre ya se encontraba en estado de descomposición. Adornos y plumas rodeaban su piel, por lo que las autoridades brasileñas piensan que el indígena preparó sus últimos días hasta fallecer.