El viernes pasado la playa de Mojacar fue testigo de la muerte de una cría de delfín. Esta, tras haber quedado varada llegó hasta la playa donde los turistas en vez de llamar a los rescatistas, se agolparon alrededor del lactante para sacarse selfies.

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La asociación de rescates Equinac se demoró quince minutos en llegar luego de la llamada de los bañistas, pero a su llegada el animal ya estaba muerto. Como explica Equinac, “los cetáceos son animales muy susceptibles al estrés, y su manipulación, al agolparse sobre ellos para hacerle fotos y tocarlos, les causa un shock muy fuerte que acelera, en gran medida, un fallo cardiorrespiratorio, que fue lo que finalmente ocurrió”.

El animal estuvo expuesto a las personas que se encontraban en la playa las que sin consciencia alguna se acercaron desenfrenadamente para fotografiarlo y tocarlo tapándole sin querer el espiráculo (el orificio por donde respiran) lo que fue perjudicial para el delfín lactante. Mientras que no están libres de culpa, la organización da el beneficio de la duda a los bañistas sobre la responsabilidad del varamiento de este, pero el que lo hayan acosado provocaría que estos animales entren en un estado de estrés muy alto.

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La obsesión (y estupidez) de las personas por las fotos llevó a una delfín hembra aún en proceso de lactancia a la muerte, dejando en evidencia la todavía existente falta de consciencia de los seres humanos frente a la fauna local a pesar de que estos son animales altamente protegidos por la ley en España. Molestar, manipular o acosar a un delfín es ilegal y siempre se pide respeto y consideración, que en esta ocasión no estuvo por ningún motivo en la cabeza de ninguno de los testigos de esta situación desencadenando un triste final para la cría.

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El hecho recuerda el triste episodio ocurrido a comienzos de este año en Argentina, donde pasó algo bastante igual de imbécil parecido.