Thicc Strip es un evento indie que busca recaudar fondos para mujeres que no tienen casa, mientras combaten los estereotipos de los cuerpos gordos como cuerpos indeseables o asexuales.

Alison Stevenson se categoriza como “una puta gorda”. No es una autocrítica, es una manera de verse a sí misma. Reivindicar el insulto de la “gorda puta” no sólo ayuda a tener un mejor autoestima o a aprender a vivir con su cuerpo, sino que también genera una nueva perspectiva sobre el ser “puta”, y sexualiza la gordura.

Stevenson es una escritora y comediante de Los Ángeles, gran parte de su trabajo lo centra en el cuerpo y en la aceptación de la gordura. Sobre esto último se ha dado cuenta que en Internet todo parece ir en la dirección correcta, sin embargo en el día a día, las personas aún siguen siendo crueles, discriminatorias e irrespetuosas con la gente gorda.

La activista comenzó a trabajar con Linda Douglas y Elizabeth Flores, quienes se dedican a defender a los cuerpos gordos y al trabajo comunitario. Estas tres mujeres querían darle otro enfoque a la gordura, para que no todo fuera valiente o inspirador, sino que también sensual y sexual, ya que todas comparten el amor por salir a bailar, los strippers, el striptease y el sexo.

Fue en 2018 cuando fundaron Thicc Strip, un show en vivo en Los Ángeles, que celebra la sexualidad y la belleza de todos los cuerpos. “En Instagram, todo el mundo puede verte desde el ángulo que te gusta, y sabes que te ves bien a tu lado izquierdo y que te ves bien con cierta iluminación”, explica Douglas. “En el escenario, estás despojado. Te estás mostrando completamente”.

En sus inicios, tenían inquietudes sobre cómo lograr crear un espacio creativo y seguro a para las chicas que iban a bailar, tanto en el plano físico como emocional. “Queríamos asegurarnos de que esta era una plataforma positiva. No queríamos que la gente viniera pensando que era una broma”, agrega Flores. “Lo que estamos haciendo no es divertido. No es un alivio cómico”.

Hace un par de meses hicieron la primera prueba, con 13 bailarinas en escena en un centro artístico cultural de L.A.. Lo dieron todo. EL público se volvió loco, gritaban, saltaban, les lanzaban billetes, tantos billetes que lograron crear una buena donación para el Centro de Mujeres del Centro de Los Ángeles.

Las bailarinas mostraron con orgullo su celulitis y su vello corporal mientras se movían al ritmo de las mejores canciones. “Esto es twerking arenoso, sudoroso, en el piso. El pelo de mi axila, todo está ahí afuera ”, sigue Douglas. “Estamos desnudándonos físicamente, pero también estamos eliminando todas las cosas negativas que nos contamos a nosotros mismos acerca de por qué no se nos debería permitir subir al escenario”.

En Thicc Strip, las chicas son amateurs o primerizas y también hay otras con experiencia en la industria. “La positividad del cuerpo es un movimiento completo para hacer espacio para la comunidad de talla grande en un mundo donde la gente no nos cuida. El fetichismo de las grasas es un encaprichamiento sexual”.

Este show es un esfuerzo comunitario para una mejor representación del cuerpo. Es un celebración de las sexualidades fuera de la hegemonía, fuera de los fetiches, enfocados en el amor propio. “Salí y dejé que todo saliera bien. Sabía que cuando estuviera en el suelo, mi barriga iba a estar dando vueltas. No quería tener que cubrir eso para este espectáculo”, explica Flores. “Estoy feliz como soy”.

“Muchas chicas me dijeron que nunca habían visto sus cuerpos representados así en el escenario y que nunca supieron que podían ser sexys. Me dejó sin aliento”, añade Flores.

“Sabía lo impactante que sería mostrar mi tipo de cuerpo, hay poder cuando las personas finalmente se ven a sí mismas celebradas mientras están representadas al mismo tiempo”. “Siempre me negué a creer que no había un asiento para mí en esta mesa”, concluyen las bailaras a Dazed.