Hablamos con Nicolás Guzmán sobre su nueva película “Víctima Potencial”, que trata de un inminente apocalípsis y el flautista de Hamelin en clave manga, protagonizada por Sofia Oportot como una cantante vampira.

Su primera película, el documental Si escuchas atentamente, recibió elogios por parte de la crítica y ha sido uno de los docs chilenos con más espectadores adolescentes, haciendo un largo recorrido por escuelas de todo Chile.

Este año, el director chileno Nicolás Guzmán regresa con Víctima potencial, una película de ficción completamente distinta: vampiros, fantasmas, plataformas virtuales, seres mitológicos y nada más ni nada menos que el propio apocalipsis, toman lugar en un Santiago frío y gris, donde los jóvenes no tienen nada más que hacer que refugiarse en sus dispositivos electrónicos. Allí los espera Sofía, una enigmática cantante/vampiro cuyas canciones son el consuelo para la desolación del presente.

Una película extraña, como el mismo Nicolás admite, con un lenguaje que empuja los límites del cine tradicional, jugando con el manga y el animé.  Y donde su amiga, la cantante Sofía Oportot, se vuelve un ícono pop que atrae a los jóveneces hacia la muerte, hacia un más allá detrás de las pantallas. La película fue seleccionada en la categoría Rebels with a cause del prestigioso Festival de cine Tallinn Black Nights, un certámen clase A situado en Estonia, donde Víctima potencial se exhibirá por primera vez ante el público internacional el próximo 29 de noviembre. Su director conversó con nosotros, acá están sus primeras impresiones tras anunciarse la noticia.

Nicolás, ¿Qué te motivó a pasar a realizar una ficción?

En un principio esta película iba a ser un documental sobre Sofía, pero en el proceso me pareció que ella no podía ser narrada en clave realista. Me preguntaba mucho ¿Quién es Sofía? Por un lado es la mujer hermosa que aparece en videoclips musicales y en fotos de revistas a las cuales el tiempo no afecta. Pero también era mi amiga, que como todos debe lidiar con la existencia misma. Creo que la manera en que la película resultó, fue la forma que encontré para dar respuesta a esa pregunta. Por un lado es la cantante pop que el internet preserva como un espejismo y por otro lado alguien que viven en el mundo real.

¿Cuando conociste a Sofía? ¿Por qué decidiste ponerla en el centro del relato?

Recuerdo exactamente el momento en que vi a Sofía por primera vez, yo habré tenido unos 17 años y estaba en una fiesta que hacían en la calle que se llamaba Love Parade. Mi mejor amiga me dijo, mira es ella la chica que encuentro hermosa y apuntó a Sofía, lo primero que pensé fue que era alguien totalmente fuera de lo común. Luego con el tiempo la fui conociendo y pude trabajar con ella, me causó mucha admiración como siempre, sin ninguna pretensión, iba un paso más adelante que el normal de la gente. Derribando como si nada creencias que al normal de los mortales nos atormentan.

Quise hacer una película con ella, porque me parece que la relación entre un adolescente y su diva pop es algo muy intenso y profundo. Su imagen y su voz es algo que en la pista de baile te llena y te libera. Creo que es lo más cercano a una experiencia de divinidad que un joven puede experimentar.

Hay una fuerte mirada pesimista sobre el mundo contemporáneo. ¿Crees que es el tono de la época?

La verdad es que sí, creo que los jóvenes viven con la sensación de que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina. Nos hemos esforzado en construir una sociedad donde cada vez es más difícil tener expectativas de felicidad. Es muy problemático que el pesimismo sea la respuesta, pues implica una resignación. Por eso son tan importantes los nuevos movimientos sociales, pues rompen con la paralización. De todas formas no le hemos tomado el peso a este malestar, creo que en su estancamiento se puede volver algo muy letal.

¿Y cómo surgió la metáfora con el flautista de Hamelin?

Los ídolos adolescentes, al igual que el flautista de Hamelin, tienen el poder de mover a las juventudes. El flautista se lleva los niños del pueblo a un mundo supuestamente mejor, para mi ese mundo es internet, las redes sociales y los videoclips de música. El cuento tiene algo muy terrible, vinculado con la muerte, otra película que supuestamente está inspirada en el Flautista de Hamelin es Pesadilla con Freddy Krueger, por ejemplo.

El lenguaje de la película es particular, a veces parece más un manga o animé, ¿Cómo fue tomar esas decisiones de estilo?

Fue algo que fuimos encontrando en el proceso, nos dábamos cuenta que cuando había mucho movimiento en la escena se rompía la ilusión. Necesitábamos escapar del realismo y de la acción. Por eso redujimos los movimientos de los actores al mínimo, de manera que los gestos pequeños tomaran fuerza y mayor interpretación. La película necesitaba lograr un trance letárgico en las acciones físicas, que contrastara con la emocionalidad desbordante de los adolescentes que hablan en el chat. Es por lo mismo que trabajamos con modelos más que con actores y actrices, ya que tienen un manejo y conocimiento distinto del cuerpo.

Claramente el manga es un referente, la película está armada por viñetas en donde las acciones se cuentan por una postura corporal. El animé también hace eso, si bien a veces es muy rápido, esto contrasta con momentos en que los cuerpos estáticos permiten que los pensamientos afloren.

Tanto en tu documental como en “Víctima potencial” hay una mirada sobre la adolescencia. ¿De donde viene ese interés?

La adolescencia me parece muy cautivadora, pues es un momento donde las cosas se viven con intensidad y por primera vez el futuro aparece ante ti. Muy por el contrario a lo que se suele pensar, la adolescencia la veo como un momento de total lucidez

¿Qué significa para ti poder estrenar en Tallin Black Nights?

La verdad me tiene muy contento, siento que encontramos un lugar muy propicio para estrenar, por varios motivos. La sección Rebeles With a Cause es para películas que exploran de manera vanguardista con el lenguaje cinematográfico. He revisado las otras películas que están en esa competencia y me parecen fascinantes. Por otro lado el público está preparado para una experiencia distinta, este tipo de cine requiere una predisposición para ser visto, ya que al romper con los esquemas tradicionales puede generar resistencia.  Cada cosa ha ido encontrando su lugar, creo que Estonia y un festival en que sólo se proyecta de noche, es el lugar correcto para estrenar una película de vampiros.