Créditos fotos: Cristián Villanueva Egaña

Se nos ha presentado como algo natural y la publicidad lo exalta: estudiantes de arquitectura viviendo en base de tallarines madrugando para crear maquetas que llevan cuidadosamente en el transporte público. Generalmente después de un largo día el estudiante llega a su casa para tomar bebida y relajarse, y es algo que hemos visto en spots desde hace años.

Normalizar este tipo de cansancio es natural para los adultos que no toman en cuenta el desgaste que viven los estudiantes que pasan por esta carrera, gracias al exitismo intrínseco de nuestra sociedad que considera el sacrificio personal (ojo que esfuerzo no es lo mismo que sacrificio) como medida para alcanzar el éxito.

Arquitectura es una de las carreras tradicionales con mayor deserción en Chile: cerca del 25% de sus matriculados abandona durante el curso de su primer año, y esto se debe muchas veces a los costes adyacentes al arancel además del cansancio que supone cumplir con los requisitos de los docentes.

Arquitectura es también, una de las carreras con mayor duración real según el estudio realizado por El Servicio de Información de la Educación Superior (SIES) junto a derecho, veterinaria y Química.

Por esta razón y para dejar de normalizar la sobrecarga académica, estudiantes de arquitectura de la Universidad de Chile realizaron una intervención para dar a entender el agotamiento al que son sometidos a diario y los peligros para la salud mental que conlleva la sobre exigencia de su malla curricular.

Créditos: Cristián Villanueva Egaña

Este año, dos alumnos de esta facultad han intentado quitarse la vida como resultado de enfermedades ligadas al estrés como ansiedad y depresión.

“Hay gente que se acostumbró a que la arquitectura es no dormir, no comer bien, que amar la carrera es odiarla también”, afirmó Francisca Skármeta, vocera de los estudiantes y que cursa tercer año en la carrera.

La manifestación ha suscitado rechazo por parte de los grupos conservadores que califican a los estudiantes como “flojos”. Tal es el caso de Pedro Kuntsmann, líder del Movimiento Social Patriota calificado de ultraderecha por sus diferentes intervenciones violentas en diferentes marchas (sobre todo aquellas donde se involucra causas relacionadas al feminismo).

Apoyo interno

El Jefe de Carrera de Arquitectura de la Universidad de Chile, Juan Pablo Urrutia, defendió a los estudiantes a través de su cuenta de Twitter. En un hilo, explicó que el petitorio para eliminar la sobrecarga impuesta por los profesores que imparten talleres, es completamente razonable tomando en cuenta la precaria situación que tienen las universidades para enfrentar los problemas de salud mental de sus alumnos dentro de sus instituciones.

“No hay que confundir esfuerzo con sacrificio. Estudiar en la Universidad implica perseverancia, dedicación, vocación y mucho trabajo. Pero no un sacrificio. ¿Sacrificar qué? ¿salud mental? no. Definitivamente no, también formamos personas íntegras capaces de cuidarse a sí mismas”, escribió.

(Puedes leer su declaración completa haciendo click en el tuiteo de abajo)

“Es impresentable referirse a los estudiantes como flojos por cuidar su salud mental o por manifestarse en contra de un sistema laboral alienado que no desean replicar”. Asimismo, remarcó que “no tengo problema alguno en apoyar la manifestación, es más, se agradece el alcance que ésta ha tomado, sobre todo porque sirve para cuestionarnos qué entendemos por excelencia, trabajo y calidad de nuestras vidas” explico respondiendo a Kunstamann.

Otro que entró en la pelea fue el diputado Gabriel Boric que se enfrentó por Twitter a un joven que aseguraba que se levantaba todos los días a las 4:30 AM y era feliz y no alegaba.

El suicidio y las Universidades

Chile es el segundo país OCDE donde los suicidios aumentan conforme pasan los años; de hecho, corresponde a la segunda causa de muerte entre los jóvenes de entre 13 y 24 años. La presión que se ejerce desde el momento en que prepara a los estudiantes para la PSU, hasta pasar sobrecargados por carreras donde no se respeta su horario fuera de clases, es un factor clave a entender para evitar que la alarmante situación continúe este ininterrumpido auge.

Muchos casos han causado revuelo por ocurrir dentro de las salas de clases de estas universidades, sin embargo, son muchos más los que no alcanzan el conocimiento público y ocurren a pesar de que las facultades cuenten con psicólogos especializados para contener a sus alumnos en casos de estrés.

La Federación de estudiantes de la Universidad de Chile estima que, según datos no oficiales, las tasas de suicidio en su comunidad universitaria son 10 veces la realidad nacional. “Dentro de las casas de estudio sucede mucho que no se entiende o cuál es la causa de esa situación, pero hay suficientes antecedentes para que sea un tema que deba ser investigado”, expresó Alfonso Mohor, presidente de la Fech a El Dínamo.

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