Instalada en la capital noruega, la morsa Freya, bautizada así en honor a la diosa del amor en la mitología nórdica, sería asediada por curiosos y estaría bajo un cuadro de estrés, lo que podría resultar peligroso para los bañistas.
Las autoridades noruegas informaron este jueves que estaban estudiando la decisión de sacrificar a la morsa Freya, quien permanece en el fiordo de Oslo desde el 17 julio, y que se ha convertido en la atracción de su verano.
Entonces, ¿cuál es el problema? Su presencia pondría en peligro a humanos y animales. Freya –bautizada así en honor de una diosa del amor y la belleza de la mitología nórdica– es una joven morsa de 600 kilos y su estadía en la capital del primer mundo es poco habitual, ya que normalmente en latitudes árticas, pudiendo dormir hasta 20 horas al día.
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Sin embargo, la Dirección de Pesca noruega señaló, en un comunicado, que a pesar de que las autoridades piden incesantemente que el animal no sea molestado, los curiosos siguen acercándose para verla, e incluso se bañan junto a ella y se acercan demasiado para fotografiarla.
“El comportamiento imprudente del público y el desobedecimiento de las recomendaciones de las autoridades pueden poner vidas en peligro”, advirtió una portavoz de la Dirección, Nadia Jdaini según recoge Emol.
Esta indicó que “su bienestar se redujo de forma clara. La morsa no tiene suficiente descanso y los expertos consideran que está estresada (…) Estamos estudiando ahora medidas adicionales. Y la eutanasia es una alternativa real”, sostuvo.
La morsa, una especie protegida, se alimenta especialmente de invertebrados, como moluscos, gambas, cangrejos y pequeños peces. Aunque, según las autoridades, no es una amenaza para los humanos, puede atacar si se siente amenazada y este podría ser el caso.