“Esta es una película que escribí para nosotros como país”, dijo el director/músico al presentarla en el Sanfic.
La primera aclaración que Alex Anwandter hizo frente al micrófono, minutos después de que su primer largometraje se presentara por primera vez en pantallas chilenas, luego de un recorrido por el circuito internacional donde ganó el “Premio Especial Teddy” en el Festival de cine de Berlín, fue la siguiente: “He tenido que decir en cada entrevista que he dado sobre esta película que no se trata sobre Daniel Zamudio”.
A pesar de esta tajante afirmación sobre el caso más emblemático de violencia en contra de un miembro de la comunidad LGBTI chilena, la sombra del joven muerto que era fanático del artista y cuya historia lo tocó tan profundamente hasta motivarlo a escribir y dirigir una película recorre las preguntas del público y la propia lectura que uno podría hacer sobre la película.
Opresores y oprimidos
No, no es un filme sobre Zamudio; es uno que refleja la idiosincracia en el miedo del chileno al que es diferente del resto. “Esta es una película que yo escribí para nosotros, para nosotros como país”, dice muy serio Alex.
El plano se abre con una imagen de un Santiago gris, lleno de smog y construcciones a medio camino. La acción ocurre en la comuna de Recoleta, que ha tenido una explosión demográfica desde su creación como municipio en 1991 debido a la cercanía con el centro y un suelo más barato, en torno a la vida de Juan (Sergio Hernández) y su hijo Pablo (Andrew Bargsted) y una situación extrema: Pablo es atacado por un grupo de vecinos homofóbicos, quienes lo dejan a la intemperie a morir.
¿De quién se trata la película? ¿De Pablo, el adolescente gay que está viviendo a concho? ¿O de Juan, que no sabe como relacionarse con la orientación sexual de su hijo? En un cambio de foco que sorprendió a algunos espectadores, quienes en la ronda de preguntas sacaron el tema varias veces: el protagonista es el padre de familia.
“Personas de la edad del padre heterosexual fueron quienes se quedaron en Chile durante la dictadura y son quienes viven con estos valores que fueron impuestos a la fuerza. Y el ejercicio de cuestionarlo, en un principio, no se hizo porque era de vida o muerte y luego en la transición y en la democracia lo aceptamos como natural (…) Nuestra realidad es radical. Tenemos la opción de naturalizarla o cuestionarla”, expresó Alex durante una pregunta del público.
Pero no es solo el papá quien se ve cuestionado y transita por un viaje trágico del colapso de su status quo de padre proveedor hasta darse cuenta de los errores que se cometieron pueden costarle todo eso que conoció como familia, sino que también los antagonistas y agresores.
Uno de los personajes favoritos del director fue Félix (Jaime Leiva), uno de los victimarios que tiene una relación con Pablo y quien no puede aceptar su propia identidad; funciona como vehículo que le permitió analizar la propia homofobia que sentía Anwandter. Félix decide silenciar su homosexualidad en vez de aceptarla; Félix es también muchas personas que han decidido callar un secreto.
A veces incómoda de mirar, la película se vuelve en contra del pensamiento heteronormado y hiere en las cientos de veces en que escuchamos/dijimos/callamos las agresiones hacia nosotros mismos y al resto. “Nunca vas a estar solo” plantea una pregunta para el público: ¿A quién protegemos y a quién dejamos solo?.
“Nunca vas a estar solo” se estrenará el 10 de noviembre en todas las salas de Chile.
Trailer Español – Nunca vas a estar solo from Araucaria Cine on Vimeo.
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