En 2014, un pequeño objeto golpeó nuestro planeta y no se tenía muy clara su procedencia, hasta el día de hoy. El Comando Espacial de Estados Unidos (USSC), mediante estudios en conjunto con la Universidad de Harvard informaron que este tendría origen en otro sistema estelar y sería el primero en ser registrado en la Tierra.

Cuando hablamos de objetos interestelares nos referimos a cuerpos que viajan por el espacio, y que no están sujetos a la gravedad de una estrella. Una especie de viajeros errantes del universo, como los cometas y asteroides, que no provienen de nuestro sistema solar, sino que de otros horizontes.

Muchas veces son difíciles de observar y catalogar y por eso el Comando Espacial de Estados Unidos recién tras ocho años logró confirmar que un objeto de otro sistema estelar se estrelló contra la Tierra en 2014.

¿Qué era? Se trataría de una bola de fuego proveniente de otro sistema estelar, que se divisó en los cielos de Papúa Nueva Guinea en 2014. Un meteorito de solo 45 centímetros de ancho, que se estrelló contra nuestra atmósfera de la Tierra el 8 de enero de 2014, después de viajar por el espacio a más de 210.000 km/h, una velocidad que supera con creces la velocidad promedio de los meteoros que orbitan dentro del Sistema Solar.

A este informe adhirieron expertos astrónomos de la U. de Harvard,  quienes estudiando su velocidad y trayectoria, determinaron la procedencia de este meteorito y demostraron con un 99% de certeza que el objeto se había originado mucho más allá de nuestro sistema, posiblemente proveniente “desde el interior profundo de un sistema planetario o una estrella de la Vía Láctea”.

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La noticia se mantuvo como “material clasificado” por el organismo estadounidense, hasta el pasado 6 de abril, cuando el teniente general John E. Shaw, subcomandante del USSC, escribió que el análisis de la bola de fuego de 2019 fue “suficientemente preciso para confirmar una trayectoria interestelar”.