Por qué no debería sorprender tanto el triunfo de Trump

Recordemos que el mundo y EE.UU ya venían muy mal de antes. Spoiler: el famoso muro existe hace rato.

El mundo pareciera ir en camino recto a su fin. Trump ganando la presidencia de Estados Unidos parece un chiste que salió horriblemente mal y que ahora nos tiene a todos con escalofríos.

Pero antes de correr en círculos y lamentarnos por el eventual apocalipsis, recordemos que el fascismo gringo no parte ahora con estas elecciones. Quizás las cosas empeoren, pero el fascismo no empieza con Trump, solo se hace más evidente.

Y con esta declaración me voy a lanzar a los leones: creo que hay una hipocresía casi fuera de control en el odio masivo a Trump. No es como que falten motivos, todos sabemos que de hecho sobran. Pero creo que no hay tantas diferencias entre las propuestas de Trump y lo que ha venido haciendo el gobierno estadounidense desde hace décadas.

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En un país como Estados Unidos nada es blanco o negro. Todo es una gran zona gris donde republicanos y demócratas están más unidos de lo que sabemos. Donde las grandes corporaciones bancarias y empresariales eligen, sin disimulo, gabinetes de presidentes como Obama. Donde se votan guerras sin ninguna preocupación por la vida humana, solo por intereses políticos y económicos.

Pero volviendo a Trump. ¿Cuáles son los argumentos comunes que se le critican? Muchos dirán que francamente todas las ideas de la campaña. Y con justa razón, pues creo que no hemos escuchado ninguna propuesta decente, razonable o siquiera válida.

Aparte de todas las terribles características de su personalidad y que todos conocemos, el gran rechazo a su persona y candidatura proviene de sus medidas contra la inmigración. Jamás negaría que es una de las personas más racistas de la que tenemos conocimiento. Pero analicemos con lupa y sin un victimario particular, y nos daremos cuenta de que aquellas terribles propuestas no las inventó él.

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Propuestas sobre inmigración (las más polémicas de su candidatura)

1.- Construir un muro en la frontera con México

No sé si saben, aunque yo creo que sí, pero ya existe un muro fronterizo entre EE.UU y México, cuya construcción partió en 1994 durante el gobierno del demócrata (redoble de tambores) Bill Clinton. Desde el inicio de la operación han muerto más de 10.000 migrantes intentando cruzar la frontera.

2.- Cero tolerancia con los indocumentados que hayan cometido algún crimen y deportarlos inmediatamente

Durante los 7 años del gobierno de Obama, fueron deportados más de 2.800.000 de inmigrantes indocumentados. El 47% de ellos no tenía antecedentes, y solo en 2016 han sido deportadas más de 646 personas al día, más que nunca en la historia de Estados Unidos.

3.- Prohibir la entrada de refugiados de Siria y Libia

Me tinca que ya leí esta idea en algún lado. Quizás ayer con un titular que decía: “Alemania propone devolver a África a los inmigrantes rescatados en el Mediterráneo”. Sin contar los más de 1.200 kilómetros en vallas antiinmigrantes que países Europeos ya han construido, y miles más que aún quieren construir. 

Solo este año han muerto más de 3.800 inmigrantes en el Mediterráneo. Huían de países como Siria, Libia, Afganistán e Irak. Como sabemos, los inmigrantes que se suben a barcos ilegales y mueren en la mitad del mar huyen de las sangrientas guerras que, oh, sorpresa, Estados Unidos y gran parte de Europa llevan financiando y provocando desde… siempre.

El mal menor

Insisto. Esto no se trata de defender las propuestas, de ninguna manera. Tampoco de dejar mal a Hillary Clinton. Pero recordemos que Estados Unidos es el país más poderoso del planeta. Y como buen país tercemundista, no podemos sino analizar, críticamente, cada movimiento. Porque “cuando Estados Unidos estornuda, el mundo se resfría”, y no solo económicamente hablando.

No deja de hacerme ruido que a nadie parezca interesarle que, con la filtración de los correos electrónicos por parte de Wikileaks, saliera a la luz que Clinton se lamentaba de no haber manipulado las elecciones en Palestina del 2006.

Creo que como país que ya sufrió -y bastante- por las intervenciones políticas y económicas de Estados Unidos, no podemos llegar y defender a una candidata que habla con tanta facilidad sobre intervenir la democracia en otros países. E “intervenir la democracia” es un término sutil para todo lo que significa EE.UU como potencia creadora de guerras, provocadora de golpes de estados, financista de guerras civiles, vendedora de armas, y muchas otras cosas que manchan, lamentablemente, el curriculum de la nación de la “libertad y la democracia”.

Traigan de vuelta a Bernie Sanders

La evidencia demuestra, una y otra vez, que no importa la ideología política: el poder corrompe todo. Los republicanos gritan sus ideas, los demócratas son más silenciosos, pero el parecido es innegable. ¿No recuerdan que por eso hace unos meses todos apoyaban a Bernie Sanders?.

Bernie significaba todo lo opuesto al sistema político gringo y, como el mismo decía, todo lo opuesto a Clinton. Era lo opuesto porque a pesar de ser ambos demócratas, a Bernie no lo financiaban ni bancos ni grandes corporaciones como a Hillary. No era apoyado por aquel “establishment” que luego cobra la plata prestada en favores como el rescate a Wall Street del 2008. Bernie no apoyó ni la guerra de Irak ni la de Libia, mientras que Clinton no solo votó a favor, sino que presionó, como Secretaria de Estado, para que al menos la última sucediera sí o sí.

Cuando el sueño llamado Bernie Sanders aún parecía posible, Hillary Clinton era vista como el monstruo que se le contraponía. 

Pero cuando Sanders quedó fuera de la carrera presidencial, la gente empezó a tener miedo. Tuvo miedo porque ningún candidato valía la pena. Pero ese miedo se transformó en ceguera, y todos olvidaron que hace unos meses nadie defendía a Clinton, y con justa razón.

Pero había que empezar a defenderla: era ella o Trump.

Y en esa defensa nos volvimos tan ciegos que olvidamos que al final, el mundo ya está mal. EE.UU ya es un país donde el fascismo es la tónica del día. El apocalipsis empezó hace rato, ahora solo se volvió más absurdo.

Y no olvidemos que Trump no es un accidente ni se tomó el poder a la fuerza: fue elegido democráticamente por el país de “la libertad”… lo que sea que eso signifique. 

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Via PICTOLINE.
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