Un equipo de investigadoras chilenas acaba de hacer un asombroso descubrimiento para la salud neuropsiquiátrica. Sus nombres son Verónica Palma y Bárbara Casas, quienes por medio del análisis de células madre, revelaron que la esquizofrenia se produciría en el desarrollo fetal del humano, mientras se está formando el sistema vascular y nervioso. El hallazgo hecho en Chile, hoy da vuelta al mundo.
La esquizofrenia es un trastorno neuropsiquiátrico que hasta hoy no tiene una causa específica ni tampoco cura directa. Se estima que algunos de los factores que motivarían esta enfermedad serían la genética y el ambiente en el que la persona se desarrolla, así como también podría influir el alto consumo de cannabis según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Se estima que la esquizofrenia afecta a más de 24 millones de personas en todo el mundo. En Chile la prevalencia de este trastorno es de 1,4 a 4,6 personas por cada mil habitantes. Según la misma institución sanitaria, quienes padecen de esta enfermedad suelen presentar síntomas como ideas delirantes, alucinaciones, comportamiento desorganizado, retraimiento social y deterioro en las capacidades cognitivas.
Bajo ese contexto, las doctoras e investigadoras Verónica Palma y Bárbara Casas de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile lideraron un estudio que buscó ahondar si existen alteraciones en el sistema vascular durante el desarrollo fetal, lo que podría ser el punto de partida para que una persona en su adultez padezca de esquizofrenia.
Así, el equipo de investigadores dio cuenta de que por medio de alteraciones en proteínas clave, el sistema vascular y nervioso sí tienen incidencia en el origen de la esquizofrenia.
Recientemente la investigación fue publicada en la revista Molecular Psychiatry del grupo Nature, ya que los descubrimientos que entregó podrían ayudar a pensar en otras formas terapéuticas para afrontar esta condición crónica.
En entrevista con POUSTA, la investigadora Bárbara Casas conversó sobre los hallazgos del estudio y el impacto que podría tener en la ciencia.
“La intención fue estudiar procesos que podrían estar ocurriendo en etapas fetales entendiendo que la etapa fetal puede ser un origen de la esquizofrenia. Ahí nuestro vínculo viene del desarrollo fetal: cuando se forma el sistema nervioso en mamíferos y dentro de los humanos, es acompañado con el proceso de formación de vasos sanguíneos.
Por lo tanto, lo primero que pensamos fue decir que si éste sistema nervioso estaba alterado o dañado, esas alteraciones podrían estar afectando el sistema de vasos y esa fue una parte inicial de la investigación. Luego quisimos ver si es que estas mismas células que componen los vasos sanguíneos tenían alteraciones intrínsecas a ellas, es decir, si ellas mismas podrían estar alteradas. Eso fue lo que encontramos novedosamente”.
¿Cuál es el papel que tuvieron las células madre en la investigación?
“Las células madre fueron utilizadas como una herramienta para poder estudiar esta enfermedad. La esquizofrenia es una enfermedad que se diagnostica en personas que son adultas. Nosotros postulamos que tiene orígenes en el desarrollo, es decir, que hay cosas importantes durante la formación del sistema nervioso en etapas prenatales que se encuentran alteradas y que permiten que se gatille esta enfermedad después.
Para estudiarlo lo que hicimos fue tomar muestras de piel de pacientes adultos con esquizofrenia, a través de una colaboración con la Universidad de Río de Janeiro. Esas muestras de piel pueden ser retrocedidas en el tiempo hasta una etapa de célula madre, y a partir de esa célula madre, pudimos generar estos distintos tipos celulares que existen en el desarrollo embrionario. Con eso, finalmente se pudo modelar estas etapas tempranas y estudiar lo que pasa ahí”.
¿Qué desafío enfrentaron al realizar este estudio?
“Este tipo de aproximación que usamos es algo que es muy costoso. En Chile, el financiamiento de la ciencia es bastante precario comparado con otros países tanto en nuestra región como en el mundo, por lo tanto eso ha sido algo que nos ha costado. Con recursos que no son muchos, hemos tenido que desarrollar una investigación que es bastante costosa y eso yo diría que es una de las grandes dificultades que hemos tenido”.
¿Fue extenso el proceso?
“Nos tomó bastante, considerando que estuvo la pandemia entre medio. En 2019 empezamos a desarrollar los experimentos relacionados con las células endoteriales que son las que forman los vasos alrededor, y recién lo pudimos publicar este año. Son tres años de trabajo, pero esto incluye también un trabajo previo de colaboradores brasileños y que fue el reclutamiento de los pacientes”.
¿Cuál es el efecto que podría tener este hallazgo para la ciencia?
“El impacto tiene que ver con encontrar un nuevo blanco terapéutico para la esquizofrenia, ya que actualmente todas las terapias asociadas a esquizofrenia tienen que ver con el tratamiento del sistema nervioso. Por lo tanto, encontrar que el sistema vascular también puede estar vinculado otorga un nuevo blanco terapéutico que podría combinarse con otras que ya existen”.
¿Qué es lo que ve que falta por investigar sobre la esquizofrenia?
“Algo importante que está siendo dejado de lado en la esquizofrenia es el tratamiento de los que se llaman los síntomas negativos, los que están asociados a depresión, abulia, falta de contacto con el exterior, etcétera. Y la mayoría de los tratamientos que actualmente existen tratan muy bien los síntomas positivos pero no los negativos, de hecho, hay muchos pacientes que tienen resistencia al tratamiento y que permanecen con esos síntomas.
Hemos visto en las publicaciones de otros investigadores que es muy importante el contexto familiar y social en el cual las personas se desenvuelven, para que la enfermedad pueda ser bien tratada. Por eso, pienso que falta mucho investigar en maneras en que quienes padecen esta enfermedad o quienes están en riesgo de tenerla, puedan tener cuidado para no desarrollarla”.