Manuel José Ossandón, precandidato presidencial de Chile Vamos, fue a “Aquí está Chile” y su performance estuvo muy, pero muy lejos de reivindicar su triste participación en Tolerancia Cero. Lo de anoche fue néctar puro.

Ossandón

“Yo no soy tu candidato”

Matilde Lopez, hija de la jueza Karen Atala, le cuenta a Manuel José Ossandón que tuvo que vivir sin mamá porque un tribunal le quitó el derecho de ser madre a Atala por ser lesbiana.

Ossandón responde: “Entiendo tu caso. Entiendo el derecho de tu madre a ser madre. Pero no estoy de acuerdo con el matrimonio homosexual. Yo no soy tu candidato. El matrimonio es entre un hombre y una mujer. Tampoco voy a impulsar ninguna ley que permita la adopción de homosexuales, porque siempre, en los casos que me ha tocado conocer, la ley piensa en los tiempos de los adultos, no de los niños. También, los niños tienen derecho a ser criados con roles: un padre y una madre”.

Daniel Matamala sale al paso. “Hay estudios que dicen que no hay evidencia de que las parejas homosexuales no estén capacitados para ser padres”, explica.

-¿Cuáles estudios?- responde a lo periodista Manuel José.

Entonces Matamala, que estudió la jugada como ajedrecista, le cae encima con un aluvión de estudios de los más importantes organismos y universidades de EE.UU. y Europa.

-Por eso no te voy a nombrar ministro de Justicia – le devuelve Ossandón. Y no. No eres tú quien no entendiste el chiste. Nadie lo entendió.

Matilde solo se limitó a tuitear:


“Era duro para los estudios”

Cristián Contreras, profesor de una escuela rural de Hualquí, le pregunta algo muy específico: ¿qué hará para mejorar las indecentes condiciones de la educación rural? Ossandón queda tiritón. Convengamos que es una pregunta bien, pero bien específica. Manuel José intenta salir explicando que el tema de la educación hay que trabajarlo multifactorialmente, estructuralmente, intenta explicar. Pero Nuñez y Contreras van al cuello. Nuñez ataca: “En su programa no hay ninguna propuesta para mejorar la educación”.

-¿Cómo que no?- refuta Ossandón.

-No pues. Me lo leí todo y no tiene. ¿Usted estudió Técnico Agrícola por vocación o porque era malo para los estudios?– remata Nuñez.

-Por vocación. Era duro para los estudios, es cierto, pero soy técnico agrícola a mucha honra. Quizá no era el mejor estudiante pero tengo un gran CV.

-¿Para esto viajé cientos de kilómetros?- se pregunta el profesor de Hualquí en voz alta.


Pisco sour

A estas alturas la situación ya era como un partido en que un equipo va ganando por goleada. Y entonces Sichel entró a meter un gol de taquito.

-¿Cómo está la cosa?- pregunta el periodista.

-A mí me ofrecieron pisco sour- responde el precandidato.

-Nooo…imagínese como serían las respuestas- remata Sichel. La gente ríe. Quedan dudas de si esto es un programa político o si realmente se trata de un ser humano que está postulando a la Presidencia de la maldita República el que está siendo acribillado.


Le faltó la pastilla a Ossandón

Es el turno de Claudia Hidalgo, una mujer de Puente Alto, madre soltera, que cuenta que en un momento tuvo que pedir la píldora del día después en un consultorio de la comuna en la que Ossandón era alcalde y que por un decreto municipal se la negaron y finalmente la consiguió en otro municipio.

La respuesta de Ossandón, créelo, para justificar el por qué se negó a obedecer a la decisión gubernamental de hacer entrega de la píldora era porque según él, vuelve a creerlo, lo obligaba a entregar la píldora del día después “a niñas de 10 años y sin la autorización de los padres”.

La difícil de creer discusión fue más larga que esa, pero ese fue el punto de mayor absurdo.


“Los trans son enfermedades”

Juan Carlos Tapia, papá de un adolescente trans, cuenta su historia de cinco años intentando que su hijo pueda iniciar su proceso de transición. Dice además que con la experiencia que ha adquirido, hoy dirige una fundación de padres de jóvenes trans que atiende casos tanto chilenos como internacionales.

En resumen, un hombre que se peina al revés y al derecho en la materia. Tapia emplaza al senador por las deficiencias del proyecto de ley de identidad de género. Le pregunta por sus propuestas en la materia.

“Ninguna persona trans en Chile tiene acceso a la salud o a la medicación. Mi hijo lleva cinco años en este proceso y tampoco tiene derecho a hacerse un cambio de nombre o sexo. ¿Qué haría usted si uno de sus hijos pasara por esta situación?”

Y acá Ossandón se tira la cadena del WC para dar por finalizada su patética rutina. Porque convengamos que el tema es complejo tanto en sus conceptos como en su fondo. Digo, por darle margen de error. Pero, Ossandón optó por meter toda la cabeza. ¿Por qué? Porque en vez de asumir su ignorancia en la materia, o al menos asumirse menos entendido que el padre que lo estaba emplazando, decidió irse en su propia contra.

Yo no soy un experto comunicacional ni mucho menos, pero pienso qué le hubiese costado decir a Ossandón: “Sabe qué, mi postura para este tipo de temas es escuchar a personas con experiencia y estudios en el tema, como usted, para conversarlo”. Pero no.

Se la jugó por una frase que será uno de los clavos en el ataúd de su candidatura: “Los menores de edad no deben ser incluidos en la ley de identidad de género. Hemos estado trabajando en profesionalizar ese proyecto. Pero lo primero es reconocer, como todos los médicos del mundo, en que hay algunos casos en que sí son enfermedades”.

Como ejemplos de tener razón, Ossandón se escudó en el caso de un niño que en el Hospital de Talca “fue castrado” porque sus padres creían que era niña, y que ahora, en su adolescencia, quería ser niño. Aparte del ahuasado y bien poco atinado término, también hay que decir que nadie en su sano juicio puede ocupar un caso de algo ocurrido en el Hospital de Talca (probablemente el centro asistencial de Chile donde más sucesos extraordinariamente raros han ocurrido) para respaldar un argumento, menos una posible decisión presidencial.

Antes de cerrar el telón de su triste show, y mientras Paulsen le hacía ver que tener un hijo trans no era motivo de “horrible sufrimiento”, como en un momento dijo Ossandón, sino que lo que provocaba el sufrimiento era vivir en un país que no les permitía ser quien eran. Ossandón, con la música de cierre de fondo, alcanzó a tirar el último centímetro cúbico de néctar: “Conozco un caso de una persona que de un día a otro se empezó a vestir de mujer y me decía que antes de identificarse como trans, quería hacerse exámenes para ver si acaso tenía sicosis”.

Un cierre asqueroso, pero muy acorde a lo que fue el programa.

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