Acá la historia de una familia de Coyhaique que vio demasiado Narcos.

La siguiente historia es una de esas veces. Sucede en Coyhaique. Allá parte todo esto. Un hombre de 54 años y su hijo, de 24, por quizá cuál razón motivo o circunstancia deciden incursionar en el tráfico de drogas. Se sabe, es una actividad lucrativa y que puede significar harto dinero y rápido pero también tiene riesgos bastante altos.

Esos, creo yo, eran los datos de la apuesta que ambos manejaban. Lo que era imposible de poner en la balanza eran la cadena de improbables chascarros que hicieron que la empresa fracasara.

Empecemos. Primero padre e hijo viajan decididos a Santiago junto a una tercera persona. Allá se encuentran con el contacto que les pasa 3 kilos 740 gramos de cocaína.

En Santiago también, compran dos autos para regresar a Coyhaique. Ahí es donde empiezan los problemas. Primero construyen un clásico doble fonde en uno de los autos, meten la cocaína dentro de bolsas de plástico y las untan en mostaza, para despistar a los perros, por cualquier cosa.

Hasta ahí todo perfecto.

Pero empezó la mala cueva. Bueno, además de que el plan ya estaba acabado porque carabineros del 0S-7 los seguían. Pero antes el destino tenía preparado para ellos una serie de eventos desafortunados para que la caída en cana fuera todavía más épica.

Manejando hacía Coyhaique se les pinchó un neumático. Lo arreglaron, siguieron el camino. Antes de abordar el transbordador, pasaron a servirse unos tragos, se les pasó la mano y se les fue. Quedaron tirados. Los policias que los seguían miraban incrédulos todo esto.

Tomaron el siguiente. Avanzaron. Cuando iban llegando a la ciudad se toparon con un taco gigante porque el puente Ventisquero había colapsado y se había caído por culpa de unos camiones demasiado pesados.

La cosa es que recién después que lograron pasar, y pensaron que después de todo el accidentado viaje lo habían logrado, los policías del OS-7, que los venían siguiendo desde Santiago, decidieron detenerlos incautándoles la droga, la cual estaba avaluada en 105 millones de pesos.

Tanto padre como hijo, y sus dos amigos, quedaron en prisión preventiva por 90 días mientras se investigan a fondo los hechos.