Muy racional de su parte para responder a quienes critican el verdadero antro de abusos sexuales que es la iglesia católica.


El Papa Francisco aseguró a sus feligreses del sur de Italia que aquellos que condenan y critican a la iglesia son “amigos del diablo”. El Sumo Pontífice agregó en este marco que los defectos de la iglesia deben ser denunciados para poder ser corregidos, pero aquellos que critican a la institución “sin amor”, son aliados del demonio.

El Papa no habla del diablo de una forma metafórica. De hecho, muchas veces se ha referido a la entidad como algo concreto y la situación ha restado seriedad al contexto del asunto.

“No podemos vivir toda una vida acusando, acusando y acusando a la Iglesia. La gente que lo hace, son amigos, primos y familiares del diablo” sostuvo.

Sus declaraciones vienen luego de que decenas de víctimas de abusos sexuales perpetrados por sacerdotes se reuniesen en Roma durante una cumbre realizada en el Vaticano. El evento de 4 días que reunió a 180 obispos y cardinales, ha sido retratado por la prensa como un nuevo fracaso hecho por la institución al no abordar los hechos con la seriedad que se amerita.


Mientras el Vaticano asegura que la cumbre se transformará en el punto de quiebre para terminar con las situaciones de abuso sexual por parte de los miembros de la iglesia, las víctimas han asegurado que simplemente no es suficiente.

La Santa Sede también emitió una “directriz” para “ayudar a los obispos de todo el mundo a entender claramente sus deberes” y crear equipos de expertos que se enviarán a los países para ayudar a obispos sin experiencia a gestionar los casos de abusos según consigna El Periódico Online.

Hubo una lista de 21 “puntos de inflexión” catalogados como mediocres y decepcionantes por los voceros de las víctimas de este tipo de abusos.

“Hay dos puntos de inflexión: primero están los sacerdotes que cometen los abusos, y luego los obispos que los encubren. Ninguna de estas dos directrices han sido tratadas” señaló una de las víctimas a The Guardian.

“Especialmente angustiante fue el razonamiento del Papa de que el abuso ocurre en todos los sectores de la sociedad (…) Necesitábamos que ofreciera un plan audaz y decisivo. En cambio, nos brindó una retórica defensiva y reciclada” aseguró Anne Barrett, que monitorea abusos por parte de clérigos.