El máximo líder de la Iglesia Católica se refirió a los numerosos casos en que se vulneraron los derechos de niños indígenas en escuelas residenciales que predicaban sus creencias. En este sentido, condenó a quienes colaboraron “en los proyectos de destrucción cultural y de asimilación forzada promovidos por los gobiernos”. Descubre lo que dijo en este artículo.

Este domingo, el Papa Francisco dejó el Vaticano para tomar un avión en dirección a Edmonton, Canadá, instancia en la que pidió disculpas a nombre de la Iglesia Católica por los abusos cometidos a niños indígenas en internados de ese país nortemaricano.

Esta visita con duración de un semana y que empezó con sus primeras actividades este lunes fue descrita por la institución como una “peregrinación penitencial”, mientras que durante la jornada de hoy, el líder religioso calificó tales actos como un “desastroso error”, según declaraciones reunidas por The Guardian. 

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“Estoy arrepentido. Pido perdón, en particular, por el modo en que muchos miembros de la Iglesia y de las comunidades religiosas cooperaron, también con su indiferencia, en los proyectos de destrucción cultural y de asimilación forzada promovidos por los gobiernos de la época, que culminaron en el sistema de escuelas residenciales”, manifestó durante su visita a la comunidad de Maskwacis (Alberta).

En aquel evento formal, el primero de una extensa lista que también incluye visitas a Quebec e Iqaluit, asistieron cerca de 2.000 personas que vivieron el sistema de escuelas residenciales en los que se reportaron malos tratos y vulneración de derechos a niños indígenas.

Según informaciones reunidas por CNN en Español, los líderes de las comunidades exigieron estas disculpas durante varios años, mientras que en 2021 se descubrió más de un centenar de tumbas sin marcar en los territorios de internados de Saskatchewan y Columbia Británica.

Junto con ello, el mismo medio confirmó que desde La Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Canadá presentaron un informe en el que se documentaron más de 4.000 casos en los que niños indígenas murieron por situaciones de abuso o negligencia al interior de estos recintos.

Ya en abril de este año, el Papa Francisco había manifestado sentir “dolor y vergüenza por el papel que han tenido varios católicos, particularmente aquellos con responsabilidades educativas”.