La verdad de las cosas es que el asunto pudo haber terminado ahí. Ese día. Pero no y como era de esperarse las repercusiones de la televisada detención de la actriz y modelo Catalina Pulido siguen dando que hablar.
Luego del video viral de su detención fue la misma actriz la que volvió a revivir el tema diciendo que se había sentido como Pablo Escobar y que había sido víctima de brutalidad policial (no se cómo más llamarle a que te luxen el codo). Después fue su hijo adolescente el que a través de Instagram acusó a los policías de actuar como “enfermos mentales” y de haber intentado violar a su mamá.
Todo este escándalo provocado por un parte por no uso de cinturón de seguridad.
Ahora, los que se sumaron al show fueron los mismísimos carabineros, aprovechando el primer episodio en años donde la opinión pública no los juzga como los malos de la película (ni por violencia excesiva, aunque en este caso eso es relativo, debatible, ni por fraude al fisco tipo pacogate).
Obviamente recuerdas el momento más ridículo del video, que es cuando el pololo de Cata Pulido en actitud muy tranqui dice “no te preocupís, voy a llamar al tiro al General de Carabineros”. La cosa es que o no lo llamó o si lo llamó el aludido no lo pescó y todo lo contrario, hoy día el general director de la institución, Mario Rozas, en una señal de probidad (y palurdismo extremo si me preguntan) fue a felicitar al personal de Farellones y “a respaldar el trabajo preventivo en beneficio de la comunidad”.
Y está bien, no hay duda de que debe ser sacrificado y riesgoso estar allá trabajando en la nieve y todo. Pero hacer un acto público, o publicar un acto, de felicitación a un equipo por detener entre como 10 carabineros a una señora que hizo escándalo para que no le sacaran un parte es a lo menos, un poco exagerado.