El cuadro es recurrente: películas que nos muestran el milagro navideño que despierta la bondad en todos los habitantes del mundo por el simple hecho de ser el nacimiento de Cristo o algo así.

Nos forzamos tanto a estar felices en navidad, que cualquier ápice de incomodidad respecto a la fecha lleva a ser tildado como grinch. Pero seamos sinceros: conforme pasan los años, las fiestas de fin de año se vuelven un poco tediosas, y hagamos lo que hagamos, compremos lo que compremos, nunca serán siquiera similares a lo que hemos visto por televisión durante décadas.

Nadie nunca

Esta no es una columna en contra de la fiestas o sobre el consumismo de forma déspota; pero estamos -o por lo menos yo- cansados que se estigmatice tanto el hecho de querer pasar las fiestas a modo de introspección y alejarse del frenesí que ocurre en diciembre.

El transporte colapsa, las tiendas también, ni hablar de que la televisión pasa películas con toneladas de nieve creando un efecto mental insoportable al estar con literalmente 38 grados bajo la sombra. Pero lo peor de la época festiva, es tener que pretender que nos sentimos cómodos con los comentarios de nuestra familia.

Todos tenemos un familiar así

Porque como Chile ha cambiado, también lo han hecho los rituales: la gente cada vez tiene menos bendiciones, y un gran porcentaje viaja hasta las provincias para juntarse con su familia en un año muy político y especial.

Esta navidad particularmente, estará cargada de las opiniones que nunca queremos escuchar de ese tío que cuando se toma empieza a despotricar sobre las “feminazis” y se caga de la risa con la rutina de Dino Gordillo.

¿Por qué no nos regalamos la instancia de estar con nosotrxs mismos y disfrutar de un feriado caído del cielo?

Después de todo, las circunstancias que han rodeado el levantamiento social chileno han tenido consecuencias agotadoras para muchos de alguna forma u otra.

En este conteto, año nuevo es una fecha compleja porque existe cierta libertad familiar para hacer lo que uno quiera pero la presión social entra de lleno: básicamente si no sales hasta las 7 de la mañana tratando de bailar en una fiesta sobrevendida eres aburrido y la gente te mira con tristeza y piensan que nadie te quiere por pasar las 12 en soledad.

Dejar de lado las convenciones típicas de estas fechas también pueden traer consecuencias positivas, algunas de ellas son:

Lograr replantear nuestras expectativas

Estar solx en estas fechas es bastante complicado gracias a los majaderos medios de comunicación que ponen los cánones aparentemente perfectos para pasar fin de año. No importa si en año nuevo no te besaste con alguien que te gustaba o no lograste conseguir pasajes en navidad para llegar a cierto destino, revisa lo bueno que tienes en ese momento y no permitas que el contexto te presione ni menos te diga qué sentir.

Poder conectarnos de forma real

Si no quieres asistir a alguna reunión familiar, llama a los seres queridos que más quieres de forma sincera y no por obligación. Conversa con ese amigo que también prefiere estar sin compañía, agradece los vínculos existentes y que para ti, realmente merecen la pena.

Regala

Olvídate del retail, por lo menos este año. Como chilenos nos hemos acercado, estamos juntos en demandas completamente válidas, y esta navidad puede ser una instancia para darnos cuenta que una fecha consumista puede cambiar para celebrar esa unidad que tanto buscamos.

De verdad, tómalo como días para hacer lo que quieras

Piensa en que si tienes la oportunidad de comer una pizza completa viendo Parasite acostado con doble pera, esta es la fecha indicada. Sal a una marcha, date ese gusto que querías, carretea con tus amigos de confianza, trasnocha, etcétera. No se trata de ser individualistas, sino de entender que no existe nada de malo en hacer lo que queramos un par de veces en el año, y esta práctica por salud mental, es un placer.