A pesar de que la declaración pública del mandatario ruso dice que gana $140 mil dólares anuales y que solo tiene un departamento, numerosas investigaciones, declaraciones y filtraciones de datos, tales como Panamá y Pandora Papers, lo vinculan con una fortuna mucho mayor. Según el académico de la Universidad de Georgetown y autor del libro Russia’s Crony Capitalism, Anders Aslund, el monto sería cercano a los $125 mil millones de dólares y estaría repartido en diversos paraísos fiscales y cuentas de aliados, pero aun así, distintas autoridades internacionales reportan que la cifra exacta aun es desconocida.

La reciente inmersión militar de las tropas rusas en la frontera con Ucrania el pasado jueves trajo consigo una serie de sanciones económicas tanto para el Kremlin como para el presidente Vladimir Putin. 

Por un lado, la Comisión Europea, Estados Unidos, Reino Unido y Canadá acordaron eliminar a “bancos rusos seleccionados” de la red internacional de instituciones financieras SWIFT. 

“Esto les impedirá operar en todo el mundo y bloqueará efectivamente las exportaciones e importaciones rusas”, manifestó la presidenta de dicha organización, Ursula Von der Leyen, en una conferencia que compartió a través de sus redes sociales. 

Por otra parte, el organismo también anunció que congelará los activos del mandatario ruso en el territorio europeo, además de los del ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov.

Pero a pesar de que estas últimas sanciones están dirigidas directamente hacia Putin y el encargado de dicha cartera, la comunidad internacional aun tiene dudas acerca de su patrimonio y de si las medidas le significarán realmente una sanción.

Según su declaración financiera ante el Estado de Rusia, la cual fue revisada por The New York Times, el mandatario gana casi 140.000 dólares al año, mientras que entre sus bienes solo figura un departamento. 

Aun así, el activista ruso Alexei Navalny, fundador y líder de la Anti Corruption Foundation (FBK), una organización opositora sin fines de lucro, filtró más de 470 fotos que muestran un “palacio” situado en las cercanías del mar Negro y evaluado en $1.000 millones de dólares, el cual medios como BBC y Business Insider han vinculado con el presidente del Kremlin y sus cercanos. 

Según informaciones analizadas por The Washington Post, el empresario ruso Sergey Kolesnikov, quien aseguró haber trabajado hasta 2009 para una empresa en la que invertía Putin, declaró que los fondos detrás de la residencia se reunieron “principalmente a través de una combinación de corrupción, soborno y robo”.

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Además, el organismo investigador Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) reveló en 2017 que el esposo de la ex cónyuge de Putin, Artur Ocheretny, compró una villa de cerca de €7 millones de euros en Biarritz, ciudad de la zona sur de Francia, residencia que también especulan que estaría relacionada a fondos del ex agente de la KGB.

Si bien, las evaluaciones numéricas en torno a la fortuna del presidente ruso son diversas, el académico de la Universidad de Georgetown y autor del libro Russia’s Crony Capitalism: The Path from Market Economy to Kleptocracy (2019), el economista sueco Anders Aslund, declaró que la cifra sería cercana a los $125.000 millones de dólares, los cuales estarían repartidos en paraísos fiscales y cuentas de aliados.

Uno de estos últimos sería el violonchelista Sergei Roldugin, quien es parte del círculo cercano a Putin y a quien se le acusó de recibir más de $8 millones de dólares anuales luego de que se filtraran los Panamá Papers en 2016. Según declaró a The New York Times, el mandatario es “como un hermano” para él, pero negó la recepción de dinero e incluso explicó que solo tiene “un departamento, un auto y una dacha (casa de campo o veraneo)”.

En una entrevista con el citado medio esta semana, el asesor principal de la Comisión de Helsinki de Estados Unidos, quien también asesoró a parlamentarios para evaluar las sanciones contra Rusia, Paul Massaro, manifestó que esta situación hace que la efectividad de las medidas impuestas recientemente sea incierta, debido a que si no sabemos cuáles son esos activos, no podemos congelarlos”. 

Pero aun así, valoró estas acciones en su objetivo de “congelar lo que podamos, bloquear lo que sepas y hacer saber que estas personas no son bienvenidas en nuestro sistema”.

De esta manera, Putin entró a una lista en la que también se encuentran otros líderes internacionales, tales como Kim Jong-un de Corea del Norte, Bashar Al Asad de Siria y Nicolás Maduro de Venezuela, mientras que la magnitud de su patrimonio sigue siendo un misterio.