Ayer el país despertaba por primera vez en el mes con una pequeña sensación de tranquilidad, Chile se abría camino una nueva Constitución hecha bajo estándares democráticos. Sin embargo, el proceso es largo y bien complejo y el acuerdo ni de cerca satisfizo a todo el mundo.

Por supuesto la presidente de la UDI, JVR de entrada aseguró que votaría que NO al igual que Kast y sus secuaces, llegando a la audacia de robar el slogan “Vamos a decir que no”, de la campaña para sacar a Pinochet del poder. Lo que resulta bastante irónico considerando que ahora votarán que NO los que quieren seguir bajo su Constitución.

Por el otro lado, a Jorge Sharp tampoco le gustó la forma de llegar al acuerdo y tras pelearse con Boric renunció a Convergencia Social y denunció que el pacto “excluye al Chile que despertó”.

Pamela Jiles fue más allá. Junto con criticar que el acuerdo se había cocinado de espaldas a las gente, acusó a los firmantes de estar blindando a Piñera de la acusación constitucional que la diputada del PH persigue. Durante la tarde retuiteó varios tuits que se referían con epitetos de grueso calibre a Boric, del tipo “traidor de mierda”. Camila Vallejo y Karol Cariola también se restaron.

Como sea, el plebiscito es en abril y faltan muchos meses aún y mucho por debatir, pero es indiscutible que ayer se abrió paso a un proceso que hace un mes- cuando un grupo de jóvenes que saltó los torniquetes del metro en protesta por el alza del pasaje- parecía imposible.

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Intervención urbana por la paz en Plaza Baquedano.

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Pero hubo otra cosa que hizo ruido a buena parte de los internautas, y fue ver una discutible en su estética “intervención artística de paz” donde la ex Plaza Italia (hoy Dignidad) amaneció de blanco, como con un mantel, apenas horas después del anuncio de un nuevo proceso constituyente.

La instalación fue duramente critica por la gente que había visto como la noche anterior los manifestantes que homenajeaban a Camilo Catrillanca habían sido duramente reprimidos y expulsados del lugar.

A nadie le calzaba a quién le habían permitido hacer semejante audacia y no pocos pensaron que el asunto venía directamente del Gobierno porque fue la mismísima primera dama Cecilia Morel una de las primeras en postear la imagen, dando a entender que desde la autoridad había un llamado a la paz.

Sin embargo, aunque nunca se sabe y en tiempos como los que corren hay que dudar de todo, al parecer se trató de una muy mala coincidencia.

Resulta que la intervención estaba planeada hace días por Juan Pablo Vergara, que conversó con La Tercera sobre el proceso y ejecución de los lienzos.

“Con mi familia y amigos en su momento dijimos cómo podemos aportar a todo esto y ahí decidimos que había que generar un impacto transversal y nació la idea de la bandera blanca, que se entiende que es una bandera de paz” sostuvo.

“Somos un grupo de jóvenes motivados por aportar en algo, sin nombres, sin grupos de ningún tipo ni partido político, y a pesar de que esto nade en el núcleo familiar el día miércoles y de forma espontánea, se sumó gente de Antofagasta, del Colo y la U”, relató Vergara de 29 años.

Juan Pablo comenzó a recolectar financiamiento a través de redes sociales logrando reunir hasta 2 millones de pesos.

 “A las 6.00 horas nos juntamos, mi mamá dirigía el orden, la idea que es llegaran todos con poleras blancas, colocamos las telas y sacamos fotos. Todo estuvo montado como media hora, sacamos fotos y después desmontamos, la idea era sólo dar un mensaje”.

Si la idea y ejecución no solo era fea y tendiendo a lo negacionista, durante la noche del viernes los eventos dieron un giro hacia lo macabro. La manifestación que tuvo lugar en Plaza Dignidad, fue nuevamente reprimida con ferocidad por la policía, se reportaron varios heridos por balines y un joven de 21 años perdió un ojo sumándose al devastador récord mundial de mutilados que ahora ostenta el gobierno de Piñera.

“El nivel de toxicidad de las lacrimógenas ayer fue altísimo, nunca visto. Vi muchas gente vomitando”, nos comentó un asistente.

Pero sin duda el hecho más atroz, y que demuestra una vileza y una maldad fuera de todo lo visto durante este mes (que es difícil) es el hecho denunciado por el SAMU y respaldado por el Colegio Médico. Se trata de la muerte de Abel Acuña, joven de 29 años que sufrió un paro cardiaco mientras se manifestaba en Plaza Italia. La ambulancia se abrió paso para llegar por la urgencia del hecho y fue atacada por un carro lanzaaguas de carabineros, con gases lacrimógenos y disparos.

A raíz de esa incomprensible y condenable acción, el joven no pudo ser atendido con la prontitud necesaria y falleció llegando a la Posta Central. (Se que mientras lees esto te brotan lagrimas de rabia pena, mientras lo escribo también).

El SAMU Metropolitano calificó como “repudiable” el actuar de la fuerza policial que además disparó e hirió a una de las funcionarias que atendía a Abel en una pierna.

En un desgarrador paralelismo, la manifestación en Plaza Dignidad finalizó con fuegos artificiales, como inequívoca señal de que el pueblo de Chile no se dejará amedrentar.