Por Hernán Melgarejo
Todos los meses, un grupo de 10 hombres se junta con el psicólogo Pedro Uribe a conversar. Pero esta reunión está lejos de ser una junta típica en la que abundan los chistes, la cerveza y el PlayStation. Acá, durante cinco horas, los hombres escuchan las vivencias personales de sus compañeros y exponen sus miedos, sus vulnerabilidades y su sensibilidad como casi ningún hombre lo hace con sus amigos. Son los grupos de “deconstrucción” de la comunidad “Ilusión Viril”, un proyecto fundado por Uribe que tiene un fin que a muchos les causará temor: ayudar a matar al macho.
Uribe tiene 32 años y es psicólogo de la Universidad Alberto Hurtado. Ha colaborado con Fundación Iguales, el Servicio Jesuita Migrante y la Comisión Valech, siempre con un interés en la diversidad sexual y la igualdad de derechos. Pero pese a esta inclinación profesional por los temas de género que ha tenido desde los inicios de su carrera, reconoce que fue en Barcelona -donde viajó para hacer un magister en Educación en valores y ciudadanía- donde comenzó de forma intensa su proceso de de-construcción.
En esta ciudad ingresó al grupo “Homes Igualitaris”, comunidad que ayuda a hombres a deconstruirse y sensibilizarse ante las temáticas de género. Ya en Chile, y en medio de la revolución feminista de 2018, Uribe trajo sus conocimientos y experiencia adquirida en Barcelona para hacer una serie de charlas y talleres orientados a hombres interesados en el feminismo. Ese fue el comienzo de “Ilusión Viril”, el proyecto que hoy suma un equipo interdisciplinario de siete personas y que está en vías de transformarse en una Fundación.
El psicólogo conversó con POUSTA y nos contó por qué cree que los machos tienen los días contados, qué deben hacer los hombres en las marchas feministas, y qué es la “masculinidad tóxica”, entre otras cosas.
¿Cómo funcionan los grupos de hombres igualitarios?
Funcionan de forma voluntaria. Todos son varones con historias de vida distintas, que lo que nos une es darnos cuenta de que por más que en occidente se hable de que hay menos machismo porque a las mujeres no las apedrean, igualmente las mujeres sufren situaciones de violencia todo el tiempo. El espacio del círculo de hombres pone al servicio de los demás lo que tú sientes a través de la palabra, y ese espacio de vulnerabilidad y sinceridad es muy importante para cuestionar la masculinidad. Es un espacio protegido entre hombres, porque entre iguales también estamos aprendiendo.
¿Cómo es una jornada?
Nos juntamos, nos saludamos, y se abre un espacio ritual de dar espacio a la palabra. Y una vez que estamos todos de acuerdo en partir la sesión, se parte. Siempre hay un espacio de silencio al principio. Y lo más importante es que yo hable de lo que me pasa y de lo que yo siento, y se crea un espacio donde se comparten experiencias personales, donde se habla de lo que pasa con las parejas, con los hijos, de las vivencias, temores, frustraciones, es un espacio íntimo. Entre hombres en general nos juntamos o a curarnos o a contarnos trivialidades, pero nunca hablamos mucho de qué es lo que nos pasa o qué es lo que nos asusta… O de cómo nos sentimos. Es raro que hablemos de eso, porque se pone tenso el asunto y vamos al tiro por otra piscola. Entonces es un diálogo muy distinto al que solemos tener los hombres.
¿Cómo parte la idea de hacer algo relacionado a las masculinidades Chile?
Partió en abril del año pasado cuando estaba acá terminando mi tesis. Entonces estalló la revolución feminista. Y algunas compañeras feministas que me conocían de antes, me dijeron que se necesitaba apoyo masculino porque estaba habiendo todos los días en las universidades asambleas de mujeres pero no había un espacio para varones. Los hombres en ese momento se juntaban a jugar taca taca, se miraban las caras, y no pasaba nada. Y entonces empecé a ir a las universidades, y además di charlas en tres librerías sobre masculinidades y mundo afectivo, y fue mucha gente, se llenó. Ahí pensé en generar una plataforma para dar a conocer lo que estaba haciendo. Y por eso creé Ilusión Viril.
¿Qué es la ilusión Viril?
Se llama así por una cita de un sociólogo francés que se llama Pierre Bourdieu, que habla sobre la dominación masculina y analiza el tema del género y la opresión de los hombres a las mujeres. Y me gustó mucho ilusión viril porque es una metáfora de la cárcel que es la masculinidad toxica. Cómo nos coarta vivir desde pequeños todos esos mandatos de género que nos hacen mal y nos generan sufrimiento a nosotros y a las personas que nos rodean. Ilusion viril partió por eso, como una provocación y una invitación. Primero a que más varones se sumen contra la violencia de género. Y por otra parte a sensibilizar y educar a la ciudadanía en la prevención de la violencia de género y en los efectos de la masculinidad toxica
¿A qué te refieres con masculinidad tóxica?
Es básicamente la construcción social de lo que significa ser hombre y de los refuerzos permanentes que recibimos desde pequeñitos para cumplir o para ajustarnos a una expectativa. La sociedad espera que los hombres tengan un tipo determinado de cuerpo, cierto tipo de voz, que muevan las manos de una manera, que se vistan de cierta manera, que ocupen ciertos colores. Y esos mandatos nos empiezan a llegar a través de la publicidad, a través de la educación que recibimos, a través de los valores de nuestras familias, y sobre todo a través de los grupos de pares. Entonces la masculinidad toxica sería esta idea de que tengo que ser hombre y tengo que demostrar a los demás lo hombre que soy. Lo que produce eso es que ningún hombre alcance esa cima de la virilidad. Y eso genera un nivel de frustración gigante.
Hay que hacer lo que las compañeras digan.
Pedro Uribe
¿Si provoca tanto sufrimiento y frustración ese tipo de masculinidad, por qué entonces hay tanta resistencia a acabar con ella?
Porque es muy ganancial a la vez. Porque lo que hace la masculinidad tóxica es permitir la perpetuación de la violencia hacia las mujeres y hacia la diversidad sexual, y nos sitúa a los hombres en una posición de poder que de alguna manera no queremos disputar con nadie más. Hay una parte que es una presión muy grande, pero también hay un nivel de ganancia.
¿Cuál es la alternativa a la masculinidad tóxica?
Una masculinidad consciente, igualitaria, alternativa, positiva. Si nosotros al menos tenemos consciencia de que la masculinidad tóxica es un problema social que tiene muchas y graves consecuencias a nivel sanitario, sicológico, jurídico, social, etc, si ya tenemos claro e identificamos qué es lo que no queremos, como esta consigna que dice “muerte al macho”, es mucho más fácil partir hacia una nueva masculinidad aunque sea desde el desierto. Para mi la masculinidad en oposición a ese modelo tiene que ser hombres que abracen su feminidad, hombres que abracen su mundo emocional, más sensibles, mucho más humildes, que reconozcan que no sabemos todo, que no tenemos idea de muchas cosas, reconocer nuestras fragilidades, miedos, dudas, que no somos tan bacanes, que no estamos todo el día calientes, que de repente necesitamos un abrazo. Lo interesante es que cada hombre descubra como realmente quiere ser
¿Cuáles son los pasos para un hombre que quiere deconstruirse?
Lo primero es que este camino tiene que ser de confrontación. Es bueno que tu gente cercana te haga ver qué cosas no estás empleando bien a través del lenguaje, que estás haciendo que pueda ser machista. Y también tratar de acercarse a otros hombres que estén haciendo las cosas distintas. También puede ser leyendo cosas de género, pero hay hombres que pueden estar menos dados a lo intelectual y necesitan conversación. Y esas instancias de conversación están. El primer punto de partida es reconocer que no sé. Y el segundo es querer aprender con humildad, con apertura, y los espacios están. Todo el tiempo estoy promoviendo actividades tanto abiertas como pagadas. Están los espacios, es solo disposición y tener el corazón abierto a cambiar y modificarte por dentro en esta nueva era.
¿Hay que ir a las marchas feministas?
Hay que hacer lo que las compañeras digan. Si la marcha tiene partes separatistas, como fue la de este año la del 8M, y solamente las compañeras pidieron que en la parte de adelante deben ir solo mujeres y disidencia sexual, eso es lo que hay que hacer. No hay que cuestionar ni criticar, si no entiendo el separatismo, lo preguntaré. Hay que escuchar y acompañar y participar en virtud de lo que ellas digan. La participación de un hombre en una marcha feminista debe ser muy piola, desapercibida, sin carteles, sin querer llamar mucho la atención. Acompañar desde un lugar secundario. Ese es el lugar que corresponde.
¿Qué tan lejos estamos de matar al macho?
Nos queda harto camino, pero las generaciones jóvenes sub 20 vienen con todo. Incluso a los más misóginos y que ridiculizan las causas de las mujeres, como sea les va a llegar igual. Ahora esos hombres están preocupados porque tienen hijos, hijas, nietos. La sociedad y el cambio llegó para quedarse. Yo creo que el macho tiene los días contados, absolutamente.
¿La muerte del macho es la muerte del heterosexual?
En los círculos de hombres que ahora facilitamos en ilusión viril, que son 3, la mitad son heterosexuales. Pero la heteronorma es una ridiculez. Es como bien contra-intuitiva la masculinidad tóxica, porque es como que recibes la obligación de ser heterosexual, la obligación de procrear, de tener una buena pega, de tener sexo todos los días y a toda hora. Es mentira eso. Ningún hombre responde a ese modelo. Ni el más exitoso de todo el mundo. Ni Messi, ni Cristiano Ronaldo, ni Donald Trump. Todos son hombres y por mas plata y poder que tengan te aseguro que en algún momento de sus vidas tienen cuestionamientos, tienen dudas, rabias, frustración, vergüenza, o no han durado un minuto en el sexo. La orientación sexual es un elemento más de los muchos que están en disputa en la masculinidad. Es impresionante como yo que trabajo con jóvenes y adolescentes y hoy todos o muchos piensan que a ti te gusta la persona. ¿Por qué vas a tener que cargar con una etiqueta de lesbiana u homosexual por haber tenido sexo con un hombre, si luego puedes enamorarte de una mujer?
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