Los premios Oscar siempre han sembrado una gran incertidumbre entre los amantes del cine, incluso aún más que los Grammys, pero consultando un buen puñado de referencias, es posible develar que existe un patrón en los criterios de evaluación que podrían indicarnos qué película será la ganadora este 2018.

Antes de que Meryl Streep se adueñara de nuestro corazón, era Faye Dunaway quien se perfilaba como la gran promesa del cine en un periodo donde los cánones impuestos por la censura cinematográfica comenzaban a caer con la llegada de películas como “El Padrino” y “Taxi Driver”. Pero la prometedora carrera de Dunaway declinó de forma estrepitosa luego de personificar a Joan Crawford en la película autobiográfica Mamita Querida.

Su personificación exageradísima convirtió lo que suponía debió ser un drama sobre maltrato infantil en una comedia, y desde ese momento Dunaway nunca logró recuperar el pedestal que la posicionaba como la heredera natural de Bette Davis y otras grandes actrices de Hollywood.

Lo único que pudo superar este tremendo papelón fue uno de proporciones aún mayores que dejó al mundo con la boca abierta: Faye Dunaway anunció como ganadora a La La Land cuando el premio iba realmente para Moonlight.

Una avergonzada Dunaway aseguró para The Telegraph que el error se produjo por una confusión bastante inocente, pero dado el historial de los Oscar y lo que realmente significa esta ceremonia no es de extrañar que la situación fuese completamente planeada.

Decir que los Premios de la Academia son una farsa manipulada por ejecutivos motivados por intereses personales es una exageración -aunque cabe la posibilidad de que así sea- pero la ceremonia más importante del mundo cinematográfico actúa bajo una fórmula bastante simple que intenta crear conciencia sobre tópicos sociales antes de galardonar a las películas que realmente se merecen un espacio dentro de lo mejor del cine.

“El hecho de que Moonlight, película que retrata la temática homosexual dentro del mundo afroamericano en el sur de Estados Unidos, ganase por sobre La La Land, comedia romántica musicalizada compuesta por estrellas blancas que viven en California, llevó a que la Academia se reivindicara ante las acusaciones de racismo surgidas el año anterior. Y lo hizo con escándalo”.

Parcialmente resultó: Moonlight capturó la atención de la audiencia mientras que La La Land fue puesta a un costado por ser insulsa y blancucha. Pero insistiendo en la manera en que están hechos estos premios, es bastante fácil vaticinar la producción ganadora y este año no es la excepción.


 Desglosando los Oscar

Si revisamos la categoría de Mejor Película durante los últimos 10 años, podemos ver patrones que se repiten temporada tras temporada donde las casillas nominadas a lo mejor del año se rellenan mediante la siguiente fórmula:

  • Una película indie con actuaciones espectaculares: Lady Bird, Moonlight, Room y Boyhood.
  • Una de gran presupuesto donde se turna el cine bélico y la ciencia ficción: Dunkirk, Arrival, The Martian, American Sniper, Zero Dark Thirty.
  • La historia de amor inolvidable: The Shape of water, La la Land, Brooklyn, La teoría del todo, Amour.   
  • La inclusión de los afroamericanos y la problemática racial persistente en Estados Unidos: Get Out, Hidden Figures, Moonlight, Selma, The Help, 12 años de esclavitud, Bestias del sur salvaje.
  • Y una historia basada en hechos reales: The Post, Lion, The Revenant, Whiplash, Philomena, Argo, Moneyball, the fighter. 

Bajo esta lógica, la película que se lleva el galardón responde a la contingencia que acaparó la atención mediática mundial durante el año. Después de todo, la importancia de estos premios por sobre otros como el Goya o la Palma de oro en Cannes radica en cómo occidente retrata la realidad contemporánea a través de sus películas.

Argo ganó como mejor película el año 2012 en plena insurgencia iraquí luego del retiro de tropas estadounidenses del país. La realización del film y su presentación hecha por la entonces primera dama Michelle Obama tenía como objetivo subliminal recalcar la importancia de la intervención americana en el mundo árabe. Los tintes sociales y la personificación del pueblo iraní de forma históricamente incorrecta generaron grandes críticas en una de las ceremonias más políticas de los últimos años.

El año siguiente, 12 años de esclavitud se llevó el premio a mejor película como una reivindicación para el pueblo afroamericano que nunca vio sus orígenes representados con justicia en la pantalla grande -Steven Spielberg lo intentó con Amistad, pero los resultados fueron difusos-. Birdman ganó como una contra crítica al sistema hollywoodense catalogado de plástico e injusto con los orígenes artísticos de la industria del cine; la producción fue una cachetada a la era selfie y de las redes sociales prometiendo films mucho más experimentales dentro de la ceremonia, algo que respondió a una etapa puntual en lugar de continuar como tendencia.

El caso de Spotlight también ejemplifica la teoría de la contingencia y la fórmula ya expuesta, donde la película que relata la importancia del periodismo ganó como mejor película en un periodo donde la profesión ha sido duramente cuestionada gracias a la posverdad. Sin embargo, la ceremonia olvidó incluir en todas sus categorías a guionistas, actrices, actores y directores afroamericanos siendo tendencia la etiqueta #OscarsSoWhite por la falta de diversidad en los premios, situación corregida con Moonlight.

¿Qué podemos vaticinar este año acorde los últimos acontecimientos sociales y que Estados Unidos intenta proyectar para favorecer su imagen?

Si los puntos expuestos son ciertos, la película ganadora este año sería Tres anuncios en las afueras (three billboards outside ebbing Missouri) por motivos que expondremos a continuación.


La inclusión redneck como problemática nacional

Sin mayores adelantos, la película retrata los desesperados intentos de una madre para hacer que la policía del su pueblo deje de lado la flojera y se ponga manos a la obra en la búsqueda del culpable que violó y asesinó a su hija. Para esto, llama la atención de los medios de comunicación tras instalar tres carteles que acusan con nombre y apellido al jefe de la estación, una especie de sheriff moderno que abunda en todos los pueblos del sur de Estados Unidos.

Son más de dos horas de violencia, muchos escupitajos, whisky, brutalidad policiaca, racismo y todo lo que podemos encontrar en el corazón de Estados Unidos: ese que nos intentaron ocultar durante décadas con películas mostrando lo aparentemente maravilloso que es vivir en la tierra de la libertad (y que claramente es una farsa).

Por primera vez Hollywood hace frente a uno de los principales problemas que la sociedad norteamericana enfrenta desde hace siglos: el aislamiento de la comunidad pobre del sur y centro del país.

Palurdos, white trash y rednecks son algunos de los epítetos otorgados a los blancos pobres acusados de llevar a Donald Trump al poder. Ellos no tienen una historia de superación como la comunidad afroamericana que ha luchado por la igualdad desde el término de la esclavitud; parecen isleños viviendo ajenos a todos los avances ocurridos en ciudades como Nueva York, Los Ángeles y San Francisco. Completamente marginados.

Ganadora oscar 2018

Su propia sociedad los rechaza y margina, burlándose de ellos en cuanta serie y película existe. Su gastronomía es calificada como asquerosa y sus comunidades como incultas y adictas a las metanfetaminas.

Pero los medios de comunicación han dejado de burlarse de los ciudadanos de la américa profunda para llevarlos a un pedestal mucho más injusto: los culpables de la caída del sistema democrático en USA.

Jim Goad escribió en su polémico ensayo titulado Manifiesto Redneck: “Los blancos pobres llevaban demasiado tiempo siendo ignorados por las “políticas de la identidad” (feminismo, black power, movimientos de otras minorías étnicas)”

Nancy Isenberg también reconoce un trato indigno de los norteamericanos a sus pares en un libro que recopila los 400 años de existencia White trash.

Somos un país que se ve a sí mismo como democrático y sin embargo, la mayoría nunca se ha preocupado por la equidad. Es así como nuestra crianza funciona. Herederos, pedigree y linaje: una pseudo aristocracia de privilegios que todavía encuentra la forma de mantenerse en la cúspide del poder social” ejemplifica.

La película es una ejemplificación de la situación que viven millones de estadounidenses pobres en la mayor economía del mundo: en tierra de nadie y por entre las colinas, deben hacer justicia por si mismos ante un estado de derecho que los invisibiliza.

El hecho de que Tres Carteles gane el Oscar a mejor película este año, se presenta como la oportunidad perfecta para que Hollywood realice una tregua con su propia audiencia nacional. Después de todo, los Premios de la Academia intenten sentar un precedente cada vez que pueden.

Además, dejando de lado la teoría social que significa llevar la situación de los americanos de ingresos bajos a la cúspide del cine mundial existe un hecho irrefutable expuesto tanto por la crítica como por la audiencia: la película, su guion, fotografía e interpretaciones son de una calidad de la puta madre.