Escrita por Pablo Illanes, “Perdona nuestros pecados”, la nueva nocturna de Mega, es una especie de “Fuera de Control” de época remixada con “El Señor de la Querencia” y me encantó.
Dos cosas: sí, sólo han trasmitido un capítulo y sí, vamos a hablar de telenovelas, uno de los géneros más vilipendiados de la TV. La creencia popular indica que las únicas personas que las ven son las señoras en la casa, las nanas y los escolares. Bueno, todos hemos sido estudiantes y algunos estamos a cargo de nuestras propios hogares. Y muchos nos acordamos en carretes de “Sucupira”, “Cerro Alegre” o Felipito (Camiroaga) en “Rojo y Miel”. Por ende, somos aptos para ver teleseries, y en este país nos ofrecen tres horarios para ver las que nos acomoden.
La tradición de la telenovela nocturna comenzó el 2004 en TVN con Ídolos y después los cuatro grandes canales chilenos han lanzado sus propios productos con mayor o menor éxito. De la escuela de las teleseries vespertinas un ya entrenado Pablo Illanes saltó a la noche con “Alguien te mira”. Después de él, las teleseries nocturnas no volvieron a ser lo mismo.
Illanes, quien tiene en su currículum éxitos de rating y crítica como “Adrenalina”, “Playa Salvaje”, la teleserie de culto “Fuera de control” y “¿Dónde está Elisa?”, volvió de un paso por el extranjero, dónde hasta escribió una coproducción de TVN con Telemundo, “Dueños del Paraíso”, para integrarse a la naciente, pero muy fructífera en términos de números, área dramática de Mega.
Uno espera muchas cosas de las teleseries de Pablo Illanes y las expectativas son armas de doble filo. Perdona nuestros pecados es, principalmente, una historia de secretos y venganza. Extraigamos la trama central de “Fuera de control” remixemosla con “El señor de la Querencia” y obtenemos de forma simplista la nueva teleserie nocturna de Mega. Pero es mucho más que eso.
A la cabeza del elenco está Mario Horton interpretando al Padre Reynaldo Suárez, un joven párroco recién llegado desde Chillán para dirigir a los feligreses de Villa Ruiseñor, en 1953. La historia no comienza acá, sino que siete años después, con un ensangrentado Reynaldo entrando a la iglesia de la comunidad, reprochándole a una imagen de Jesús por algo que cometió. ¿Qué fue realmente lo que pasó? Ni siquiera podemos intuirlo, porque un salto al pasado nos muestra la vida de esta pequeña comuna y como sus habitantes se configuran en torno a las estructuras de poder.
Si, entremedio hay mucho romance oculto. El dueño de la mitad del pueblo, Armando Quiroga (Álvaro Rudolphy) está casado con Estela (Patricia Rivadeneira), pero tiene de amante a Ángela Bulnes (Paola Volpato), vecina y mujer de Lamberto (Andrés Velasco). El drama romántico no es exclusivo de los adultos, ya que la trama principal se centra en la atracción del parroco por la hija de los Quiroga, María Elsa (Mariana Di Girólamo), quien tiene una relación oculta con el empleado de su padre, Camilo (Etienne Bobenrieth).
¿Dónde entra la venganza? Un poquito de spoilers: la única razón de por qué Reynaldo se encuentra en Villa Ruiseñor es para cobrar justicia por la muerte de su hermana Teresita, quien habría muerto a manos de Armando. Su amor por María Elsa sólo es daño colateral.
En un país en que la iglesia sigue siendo un poder fáctico, volver a ver en nuestras pantallas una historia humana es raro. Lo quisimos ver en Romané, cuando el Padre Juan se enamoró de Jovanka, pero no pasó de un par de besos y miradas largas (bueno, era el Chile de los 2000 también), y lo pusimos en duda en El señor de la Querencia, con un hombre con delirios místicos que tenía poder en todos los estamentos de su pueblo, incluida la iglesia.
Otros temas que tocará la teleserie son: el clima político de Chile en 1950, la supremacía social de la clase alta, el maltrato y la falta de oportunidades de la clase trabajadora y los hijos nacidos fuera del matrimonio. Nada que todavía sigue pasando ni que otra telenovela no haya tocado, pero grandes cosas se esperan de alguien como Pablo Illanes.
La que podría ser catalogada como la “Fuera de control de época” recibió un espaldarazo de la gente con 29 puntos de rating online, números a los cuales están acostumbrados en Mega últimamente, pero también un recibimiento ruidoso en redes sociales, donde trataron de pillarle errores históricos sin tanto éxito. “Perdona nuestros pecados” tiene una gran posibilidad de convertirse en una excelente teleserie y estoy dispuesta a seguirla para comprobarlo.