El cuerpo humano es particularmente mágico y perfecto, pero el de las mujeres todavía más. Sin ir más lejos, que el ciclo lunar y el ciclo menstrual coincidan es una casualidad cósmica.

De 28 en 28 días, y al igual que el crecimiento de la luna, nuestro endometrio se desprende, dándonos entre 5 y 7 días de intensidad pura y sensaciones maravill… NOT.

Pero otras cosas maravillosas ocurren, y eso es que para nosotras existe un fenómeno paranormal que es muy normal a la vez: que se nos sincronicen los días de la regla con nuestras hermanas, roomates, o con compañeras que ves a diario en la universidad o el trabajo.

La primera doctora en investigar este fenómeno fue Martha McClintock, sicóloga de la Universidad de Chicago y fundadora del Institute for Mind and Biology. El año 1971 ella publicó en la revista Nature un artículo en el que se hablaba por primera vez de la sincronización menstrual.

Esto, que en un comienzo era una creencia a voces (por así decirlo), luego fue indagado por McClintock para darse cuenta que esto ocurría comúnmente en familias, trabajos y burdeles. La sicóloga centró su estudio en una casa donde habían 135 estudiantes universitarias y confirmó lo que creía: el ciclo de las mujeres estudiadas se sincronizaban durante los primeros tres meses y ya en el cuarto mes las chicas menstruaban los mismos días.

En 1998, ella le atribuyó este fenómeno a las feromonas, y su tesis es que las hormonas presentes en la orina y el sudor de las axilas de algunas mujeres inciden sobre la hormona leutinizante (LH) de otras, acortando o alargándoles el ciclo ovulatorio.

Algunos estudios complementan la tesis de la doctora, afirmando que la sincronización menstrual no se da solo en la especie humana y que se debe a la evolución. Incluso se apunta a la existencia de la mujer alfa, que es la que influye principalmente en el ciclo menstrual de las demás. Pero también hay muchas investigaciones que no encontraron razones científicas que corroboraran su hipótesis y se las atribuyen a una mera casualidad.

Por ejemplo, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia aseguraría que esto no está comprobado y que más que una teoría comprobable se mantendría en el marco de leyendas urbanas.

Por otra parte, para muchos esto es solo una cosa de estadísticas: si el ciclo varía de 24 a los 32 días, es pura matemática con ayuda de factores externos, como los estados de estrés o las temperaturas en las que se encuentre cada mujer.

Cualquiera que haya compartido mucho tiempo con alguna amiga o, como en mi caso, que fui a un colegio de puras mujeres, sabemos que POR NINGÚN MOTIVO se trata de una leyenda. Todavía no podemos enterarnos de los beneficios que nos trae esta variación de nuestro ciclo, pero por mientras lo atribuiría a que somos seres mágicos y mucho más conectadas a nivel celular y hormonal de lo que son los hombres.

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