La crisis del coronavirus sigue causando estragos en el mundo entero. Hasta ahora la enfermedad ha dejado un saldo de 745.000 contagiados y 35.307 muertes en 177 países. Su rápida expansión ha puesto en alerta a los gobiernos y algunos ya afirman que cuentan con modelos de vacunas que pueden combatir el virus.
Según la Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas, en esto momentos se están realizando más de 80 ensayos clínicos para conseguir una vacuna contra el covid-19. Hasta ahora hay esfuerzos por desarrollar el medicamento en Israel y en Alemania, pero los que corren con más ventaja son Estados Unidos y China.
A pesar de que el presidente estadounidense Donald Trump declaró que el antídoto contra la enfermedad estaría disponible en tres o cuatro meses, el mayor experto en enfermedades infecciosas de Estados Unidos, Anthony Fauci, señaló que el desarrollo de la vacuna tomará como mínimo entre 12 a 18 meses.
Una de las vacunas que parece ir por buen camino en modelos animales, se llama ARNm-1273 y fue desarrollada por científicos del NIAID y la compañía biotecnológica Moderna Therapeutics, con sede en Boston.
“Encontrar una vacuna segura y eficaz para prevenir la infección por el coronavirus es una prioridad urgente de salud pública. Este estudio de fase 1, que se ha puesto en marcha a una velocidad récord, es un primer paso importante para lograr ese objetivo”, afirma Fauci.
Los científicos fueron capaces de desarrollar de manera veloz la vacuna debido a estudios previos de coronavirus relacionados que causan el síndrome respiratorio agudo severo (SARS) y el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS).
China también compite
Tan sólo días después de que EE.UU. anunciara el comienzo de este ensayo clínico, el gobierno chino informó al mundo que desarrolló con éxito una vacuna contra el covid-19.
El proyecto está en una fase de investigación clínica con 108 voluntarios de 18 a 60 años, quienes provienen de Wuhan capital de la provincia de Hubei donde se encontró el primer caso de coronavirus.
Liderando el proyecto se encuentra la epidemióloga Chen Wei, líder del equipo de investigación de la Academia Militar de Investigación Médica, quien aseguró si las pruebas avanzan de manera correcta, estarán en condiciones de hacer una “producción a gran escala segura y efectiva”.
La hidroxicloroquina también está en evaluación
El pasado 19 de marzo, el presidente de EE.UU., Donald Trump, realizó una conferencia de prensa donde habló sobre dos medicamentos que pueden ayudara combatir el covid-19. Se trata de la hidroxicloroquina y el Remdesivir.
“La hidroxicloroquina es una droga para la malaria, que se usa también para una artritis muy seria, que es muy poderosa y está allí desde hace tiempo, así que sabemos que si las cosas no salen como lo planeamos no va a matar a nadie. Con una droga nueva eso no se sabe. Esta droga ha demostrado resultados muy alentadores. Vamos a hacer que esté disponible casi de inmediato“, sostuvo el mandatario.
La creencia de que la hidroxicloroquina puede ayudar al combate de esta enfermedad, hizo que la empresa farmacéutica internacional, Novartis, se comprometiera a donar hasta 130 millones de dosis de este medicamento, que actualmente está en ensayos clínicos para tratar el coronavirus.
En Francia, el profesor Didier Raoult publicó dos estudios que confirman, a su juicio, la “eficacia” de este tratamiento contra el coronavirus. Una de la publicaciones del también director del prestigioso Instituto hospitalo-universitario (IHU) Infección Mediterráneo en Marsella, indica que de 80 pacientes, 64 presentaron una “evolución favorable” con el medicamento. No obstante, estos estudios ha sido rechazados dentro del mundo científico por no contar con los protocolos estándar.
A pesar de la buena fama del medicamento, las autoridades francesas afirmaron que quienes se han automedicado con hidroxicloroquina han registrado “toxicidad cardíaca”. Por este motivo se recomendó no tomar esta droga sin la prescripción de los profesionales médicos adecuados con el fin de evitar que se produzcan “efectos adversos graves”.