Breve crónica de un momento supuestamente crucial en La Haya donde en realidad no pasa nada.
Lo primero es que la estrategia boliviana parece estar, o siempre ha estado mejor dicho, dividida en dos.
La primera, oficial, más ligada al argumento racional de “al menos conversemos”, está comandada ha por el catedrático emérito de derecho internacional de la Universidad de Oxford, Vaughan Lowe. La postura de su equipo es básicamente buscar que el tribunal de La Haya obligue a Chile a sentarse a conversar sobre los límites marítimos.
Por el otro hay una más emocional, aunque no por eso menos estudiada, y es la que lidera vía Twitter y también en persona, ya que no reconoce como legítimo el Tratado de 1904 que es donde Bolivia cede a perpetuidad el territorio correspondiente actualmente a la región de Antofagasta, y el mismo que dejó al país altiplánico sin salida al océano Pacífico.
Incluso el Presidente Morales tiene un pegajoso rap pinneado en su muro de Twitter:
Bolivia, unida y en vigilia, acompaña a nuestro equipo jurídico, en la fase de alegatos orales ante la CIJ. La fuerza de la juventud que transforma la realidad, nos llena de confianza. Estamos con la justicia, la historia y derecho de nuestro lado #MarParaBolivia #BoliviaEnLaHaya pic.twitter.com/RUN2EmtTPw
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) March 18, 2018
Por el lado chileno, la posición oficial es que no hay nada que hablar, porque justamente el Tratado de 1904 dejó todo más que claro.
Si te parece que esta info es la misma que vienes leyendo hace aproximadamente cinco años, es porque así es.
Fue el 2013 cuando Evo Morales anunció que había presentado la demanda en La Haya donde dice que Chile tiene “la obligación de negociar de buena fe un acceso soberano al mar para Bolivia”.
Estas cosas se demoran, entonces fue recién el 2015 recién que la corte dijo “Ok, esto nos compete, y nosotros somos competentes, vamos a escuchar ambas partes”, y fijó la fecha para que se presentaran los argumentos de forma oral, para marzo del 2018.
Aunque el debate es interesante: si Chile debiese o no entregar una salida soberana al mar a Bolivia, a cambio de qué, o de nada, o si por ningún motivo, esa parte solo quedará en la dialéctica, porque lo que se definirá recién de acá al 28 de marzo, es si tiene tiene o no la obligación de sentarse a discutirlo.
Por el lado chileno, el discurso sigue siendo el mismo: “Chile no tiene pendiente temas límitrofes con Bolivia”, igual que hace 5 años.