El pasado lunes la Confederación Nacional de Profesionales de los Servicios de Salud de Chile (Fenpruss) presentó un recurso de protección en contra de la Subsecretaría de Redes Asistenciales por las condiciones de riesgo en la que se encuentran trabajando una gran cantidad de personal de los recintos sanitarios del país en el marco de la pandemia del covid-19.

La preocupación no es menor puesto que si se mira las cifras que ha dejado el paso de la pandemia por Europa se puede ver que gran parte de los contagiados en países como Italia y España son justamente trabajadores de la salud. Según los balances publicados en ambas naciones, los profesionales contagiados ascienden a 4.825 y 5.400, respectivamente. La situación ha encendido las alarmas en Chile puesto que si no se toman medidas podríamos quedarnos sin gran parte de la “primera línea” de defensa que tenemos contra el virus.

“Ya tenemos casos de personal hospitalario contagiado por COVID-19, lo que no solo afecta a las personas mismas, sino también a quienes se atienden en los recintos. Además, nuestro país hoy no puede permitirse perder funcionarios de la salud por contagio, pues afecta directamente en la capacidad del sistema para responder a la emergencia”, señala el presidente de la Fenpruss, Aldo Santibáñez.

La propagación del coronavirus también ha significado una modificación de las rutinas de las clínicas y hospitales. Por ejemplo, los equipos médicos han tenido que hacer turnos grupales en días separados para evitar, en caso de contagio, que todo el personal de salud quede en cuarentena preventiva.

“Esto ha implicado que tengamos que readaptarnos. Diferir todos los procedimientos que no son urgentes por el riesgo de contagio, prolongar las recetas a los pacientes crónicos para que no las tengan que venir a buscar frecuentemente. Posponer controles de pacientes crónicos, hacer controles telefónicos, entre otras cosas”, señala el médico internista del Hospital Sótero del Río, Juan Carlos Said.

Junto con esto, el médico señala que también toman medidas para evitar la propagación del virus en sus casa. “Todos extremamos las medidas de precaución. La mayoría la ropa que usan en la urgencia se deja en el hospital para que sea limpiado ahí. Así se evita llevar el virus para la casa”, cuenta.

La incertidumbre de no tener protección

Algunas semanas antes de que comenzara a aumentar el número de casos de coronavirus en el país, en el Hospital El Carmen de Maipú, se comenzó a trabajar en un plan de contención y adecuación para enfrentar esta contingencia. Sin embargo, a poco andar se evidenció que habían muchas descoordinaciones y dudas respecto a qué era lo mejor para reorganizar el servicio de urgencia o un hospital, en general.

Matías Libuy, que trabaja en la urgencia de adultos del recinto sanitario, señala que desde el Ministerio o la subsecretaría de Salud no se han entregado lineamientos claros de cómo tienen que organizarse a nivel local los trabajadores de la salud para enfrentar la crisis. 

“Ejemplos de esto hay varios, uno de ellos es que todavía hay recintos en que no está claro si es que van a haber las suficientes medidas de protección personal. Eso genera mucha incertidumbre en los equipos que tenemos que atender a los pacientes”, explica.

18 de Marzo de 2020/SANTIAGO Pacientes con mascarillas esperan en el exterior para ser atendidos en Urgencia del Hospital Salvador. Desde el 16 de Marzo, las autoridades anunciaron que el país entraba en “Fase 4” ante al aumento del Coronavirus FOTO:MARIO DAVILA/AGENCIAUNO



El médico urgencista cuenta que para atender a pacientes sospechosos o confirmados les entregan una mascarilla N95. Hasta ahí todo bien, el problema es que este implemento lo tienen que ocupar por un plazo mayor al que está recomendado por algunos especialistas.

“Hay reportes que señalan que esto puede durar una semana en condiciones de cuidado y hay otros reportes que señalan que desde tres días hasta siete. En verdad, la autoridad ha seguido las recomendaciones que más les favorecen, las que dicen que esto dura más días. Pero nuestro hospital nos está pidiendo que las cuidemos y que las ocupemos por más de ese plazo. Nadie tiene muy claro si eso va a ser un riesgo”, afirma.

En esa línea, agrega que “para los médicos y para los trabajadores de la salud más jóvenes no es tanto problema, pero sí para los médicos enfermeros o técnicos que son parte de los grupos de riesgo, que tienen enfermedades crónicas o que son adultos mayores, son personas que están expuestas”.

Si no nos cuidan, nos cuidamos nosotros

En regiones más aisladas también están elevando reclamos contra el ministerio para asegurar el abastecimiento de elementos de protección. Así, lo afirma el Coordinador Fenpruss Servicio de salud Magallanes, Damián Hurtado, quien tiene la sensación de que su zona será la última prioridad a nivel central.

Sin embargo, han preferido no quedarse en la incertidumbre y tomar acciones ellos mismos. Un ejemplo de esto, es la iniciativa que tuvo un grupo de terapeutas ocupacionales del hospital clínico de Magallanes, quienes comenzaron a confeccionar de manera artesanal mascarillas faciales completas para entregar una barrera adicional a los funcionarios que están en primera línea con pacientes sospechosos o que ya están contagiados con coronavirus. Esta medida fue visada por los mismos infectólogos del hospital.

Esta misma idea fue replicada en el Hospital Sótero del Río y el resto de los hospitales de la red sur oriente, donde van a empezar a producir de manera autogestionada mascarillas pecheras y delantales para poder enfrentar la alta demanda de las próximas semanas.


“El ministerio debe preocuparse de entregarnos todas las medidas de protección, pero lamentablemente no lo hace y nosotros nos tenemos que cuidar entre nosotros. La consigna que planteamos es ‘si el gobierno no nos cuida, nos cuidamos entre nosotros”, afirma Hurtado.