El desgarrador video de George Floyd siendo aplastado por la rodilla de un oficial blanco en Minnesota estremeció a Estados Unidos y al mundo entero, desatando una ola de protestas y disturbios desde anoche en ese país.
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Cuatro agentes fueron despedidos por lo ocurrido y el caso está en manos del FBI y las autoridades federales, aunque no se han revelado oficialmente las identidades de los policías involucrados. Su actuación fue registrada en un video que dio la vuelta al mundo en redes sociales y medios. “¡No puedo respirar”, le repetía Floyd al policía que lo detuvo, hasta quedar inconsciente y morir en su traslado a un hospital.
Antes de este estremecedor caso, las actuaciones policiales en Minnesota sobre personas afrodescendientes ya eran cuestionadas.
“Ser negro en Estados Unidos no debería ser una sentencia de muerte”, dijo el alcalde de Minneapolis, el demócrata Jacob Frey, quien pidió disculpas por lo ocurrido a la comunidad afroamericana de la ciudad. Pero nada de eso puede detener la indignación en la población.
En Minneapolis, ciudad en la que ocurrió el asesinato racista, las masivas protestas han sido reprimidas por la policía con elementos antidisturbios como gases lacrimógenos y balines de gomas, generando el rechazo de diversas autoridades y figuras públicas.
“Hasta ahora, no he podido evitar que la Policía dispare de manera indiscriminada contra la multitud”, declaró Keith Ellison, concejal demócrata. “Hace unos instantes, sostuve una toalla en la cabeza de una adolescente mientras le brotaba sangre”, agregó.
Tanto los vehículos como las estaciones policiales son blancos de ataques en medio de las protestas:
Definitivamente este caso despertó el movimiento Black Lives Matter en medio de la crisis sanitaria, que pasará a la historia como uno de los símbolos de la actuación policial racista en Estados Unidos.
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