Hace algunos meses el psiquiatra y Director Ejecutivo de la Fundación ProCultura, Alberto Larraín, advirtió que Chile estaba en una crisis de salud mental. Fue más allá, se refirió a la situación como una “pandemia”, refiriéndose a los índices de depresión y ansiedad que mantienen a Chile como uno de los países “líderes” en esos tristes y preocupantes rankings.
Lo dijo antes del estallido social, que sin duda alguna aunque por un lado puede leerse como catarsis también despertó otros miedos y ansiedades. Ahora vivimos otro estallido, uno sanitario a raíz de la pandemia del covid-19, que poco a poco ha ido generando pánico, alarma y grados elevados de preocupación, ansiedad y miedo en la población.
El especialista no oculta su preocupación por el largo periodo de estrés que ha vivido la sociedad chilena en los últimos cinco meses y por las consecuencias que puede dejar este periodo de cuarentena para evitar la propagación del coronavirus que recién comienza.
¿Cómo afecta esta situación a las personas con problemas de salud mental?
Lo primero que hay que hacer es contextualizar la situación de la salud mental en Chile. Tenemos indicadores de salud mental bien malos y, en general, desde el año 2004, son la primera causa de enfermedad del país. Eso significa que uno de cada cuatro chilenos tiene una enfermedad de salud mental basalmente y que requeriría atención y no todos ellos tienen atención. Las enfermedades mentales son bien diversas, desde las depresiones, pasando por los trastornos como la esquizofrenia, pero también los trastornos como el consumo de drogas y el alcoholismo ¿Cuál es la dificultad? Que en la medida en que hay situaciones con alta incertidumbre o situaciones con harto estrés, como lo que ha pasado desde el estallido social a ahora con el tema de la pandemia, eso aumenta. La situación de estrés aumenta la angustia y eso empeora las enfermedades mentales.
Podríamos decir que ha sido un periodo de estrés bastante largo…
Esa es la preocupación que uno tiene. Durante el estallido nosotros llegamos a tener en un momento 6 mil licencias diarias de salud mental. Hoy día no tenemos los indicadores. Probablemente las licencias no van a ser por causa de la epidemia propiamente tal. Pero es complicado que las personas vengan con un tiempo largo de estrés a lo que se suma el estrés de las personas con su trabajo, los que tienen problemas económicos, los que tienen deudas que no han podido pagar y es por eso que es importante ver qué medidas podemos tomar para poder prevenir o poder acompañar a las personas que lo están pasando mal en estos momentos.
¿Qué tipo de medidas se deberían tomar?
Uno tendría que separar entre las recomendaciones para niños y niñas, y para los adultos. En el caso de los niños y niñas, hay que saber muy bien qué es lo que saben ellos o qué es lo que entienden ellos respecto a lo que está pasando. Una buena forma es hacer que hagan un dibujo y que puedan explicar qué es lo que ven o qué es lo que sienten. Lo segundo es tratar de generarles un horario. Una especie de esquema que organice su día, donde no es la idea transformarlo en un colegio. No es que no estemos trayendo el colegio para la casa sino más bien poder generarles algún tipo de contención que los ordene. Entonces, ordenar los horarios de televisión, los horarios de juego, los horarios de lectura o de compañía para que así ellos puedan saber qué es lo que está pasando durante el día. Lo tercero es tratar de limitar el acceso a información o televisión, que puede ser muy angustiante. Hoy día las noticias están permanentemente bombardeándonos con información y los niños pueden no tener la capacidad de digerir de manera adecuada. Entonces, es importante tratar de limitar esa exposición. Y, por último, entender que pueden tener cambios, que pueden ser transitorios, desde volver a hacerse pipí o volver a hablar como guagua. Y eso tiene que ver con que ellos necesitan espacios de seguridad y su seguridad somos los adultos.
Y en el caso de los adultos…
En general, los adultos somos más malos para leer cómo estamos. Entonces, es importante preguntarnos cómo estamos durmiendo, qué está pasando. Mucha gente en este periodo empieza a comer mal, empieza a tomar más. Esos son signos indirectos de que uno está más nervioso y que uno tiene que ver qué cosas puede hacer. Una buena forma es tratar de visualizar quiénes son las personas que mejor nos ayudan, quienes mejor nos hacen y tratar de con esas personas estar acompañados todos los días.
Uno puede sentir una sensación de presión en el pecho, de falta de aire, puede tener una sensación de sudoración en las manos, de taquicardia, que el corazón se acelera muy fuerte. Pero si los síntomas comienzan a empeorar y uno siente, por ejemplo, que efectivamente tiene ganas de desaparecer o empieza a llorar espontáneamente, eso hace necesario recurrir a un especialista, un psicólogo o un médico general o incluso un psiquiatra.
Otra cosa muy sensible es el tema de los adultos mayores. Ellos enfrentan la preocupación por el término de la vida ¿Cómo se enfrenta esa situación?
En el caso de los adultos mayores hay varios temas que se conjugan y son bien complejos. El primero de ellos es que muchos de ellos están solos que su gran compañía es la televisión y la radio. Eso hace que hoy día sea más necesario que nunca poder acompañarlos. Lo segundo es que también son la población de más riesgo y por eso en la medida en que los podamos hacer sentirse acompañados, de prestarle servicios. Hay gente que se está ofreciendo hacer las compras o que los ayudan a pasear sus animales, para que ellos no salgan a la calle. Eso sin duda es una forma muy buena de poder hacer que se sientan acompañados y que expresen sus emociones y sus temores.
¿Cómo evalúas tu el rol que han jugado los medios de comunicación en estas primera semanas de la pandemia en Chile?
En general, yo diría que el problema que tenemos con los medios de comunicación es que tienden a poner el foco en lo que está mal, en lo que falta y no tienden a ver las cosas que se están haciendo bien o en la magnitud completa del problema. Uno podría poner el foco, por ejemplo, en cómo se ha ido desenvolviendo la enfermedad en los diferentes países. Ésta ha tenido una letalidad bien distinta dependiendo de la respuesta de los países. Eso quiere decir que sí hay un espacio donde nosotros podemos actuar y que esto no es un apocalipsis. Es importante que los medios de comunicación puedan matizar su mensajes. Eso no significa dejar de entregar la importancia que el mensaje tiene, sino en el fondo tratar de entregar tranquilidad porque si no es como que estuviéramos corriendo en círculos. Eso empieza a pasar cuando ve que los supermercados quedan vacíos, que ayer se agotó el papel confort y el cloro. Acá tenemos que entender que nadie se puede salvar solo. Esto requiere una acción coordinada y colectiva. Si el de al lado está mal, yo también voy a estar mal.
¿Cómo interpretas el hecho de que la gente no se tome en serio la cuarentena?
Eso es súper interesante porque muestra el individualismo. Esta situación no tiene que ver solamente contigo, puede ser que tu hayas dado positivo en el examen y a ti no te vaya a pasar nada. Si no que tiene que ver con la relación con quienes me rodean, con la comunidad que está en torno a mí y cómo prevengo que no hayan otros enfermos. Entonces, efectivamente, esas son demostraciones donde se ve que en Chile el modelo económico ha ido haciendo que cada uno de nosotros tratemos de velar por nosotros mismos. Entonces, si yo tengo un matrimonio o tengo una fiesta o tenía algo que no me podía perder porque era muy importante para mí, yo pongo eso por delante a que el resto esté bien. Entonces, muestra un nivel de inmadurez muy importante y un nivel de individualismo muy fuerte.
O sea que en estos momentos de crisis salen a flote todas las cuestiones buenas y malas de la sociedad….
Efectivamente, en los momentos de crisis o de mayor complejidad las personas actúan de acuerdo a la forma en la que han ido construyendo su vida. Entonces, aquellos que son más generosos actúan de una forma más social; los que tienden a protegerse a sí mismos actúan de una forma más individualista. Son momentos donde uno ve gente que está preocupada del que está al lado y gente preocupada de cómo está uno.
Tomando en cuenta que hay que permanecer dentro de las casas ¿Cómo se puede lidiar con situaciones de violencia o donde la situación familiar es incómoda?
Esos son los casos más difíciles. En el fondo cuando tenemos que convivir con gente con la que no queremos estar o más todavía con gente que nos hace daño. Ahí la recomendación es tratar dentro de lo posible de buscar hacer la cuarentena en otro espacio. Si eso no se puede es tratar dentro del mismo hogar de generar espacios separados. No es necesario que estemos todos en el mismo espacio juntos en todo momento. Hay que tener espacios personales porque esto viene para largo.
¿Qué consecuencias para la salud mental podría traer un largo periodo de cuarentena?
Los riesgos son variados. Está descrito desde el aumento del número de casos de todas las enfermedades prioritariamente la depresión, los trastornos ansiosos, el consumo de alcohol y drogas como te decía. Incluso están descritos los aumentos de los casos de suicidio. Por eso es tan importante que nos podamos acompañar y podamos acordarnos de quienes están en tratamiento, de quienes están más solos. Yo siempre he dicho que una pena compartida es media pena y una alegría compartida son dos alegrías. Entonces, esto se trata de ir dividiendo las penas y las angustias e ir multiplicando las alegrías.
¿Este periodo de crisis de la salud mental se podría extender a lo largo del tiempo?
Se puede extender durante meses porque la salud mental es muy abierta a lo que pasa alrededor. Entonces, van a haber pequeños empresarios o personas que tengan problemas económicos y eso influye mucho. Ayer salió una carta del mundo de la cultura donde los cantantes, actores y actrices decían: qué podemos hacer nosotros, si es que dependemos de estos espacios abiertos para poder trabajar. Es por eso que la comunidad necesita dar una respuesta porque en la medida de que la comunidad da una respuesta colectiva ellos se van a sentir seguros de que no los vamos a dejar.
¿Crees en ese caso que falta una señal más potente del Estado?
Hay países que han tomado medidas súper potentes. En Francia y en Italia se suspendieron los pagos de créditos hipotecarios, se tomaron medidas con respecto al pago de las cuentas. Incluso se están viendo la posibilidad de entregar recursos a las personas directamente. Si nosotros queremos, podemos salir bien de esto, pero se van a requerir medidas fuertes y estructurales.