Sin función de prensa, pero con éxito de taquilla es la última película de Nicolás Lopez que revisamos acá.
Imagino que hacer una comedia dramática con éxito de público debe ser algo muy parecido a componer una canción pop utilizando una fórmula que todos se saben: tener una melodía pegajosa, durar aproximadamente un poco mas de 3 minutos y sonar relativamente “actual”. Pero saberse la fórmula no garantiza que se transforme en hit. Y a Nicolás López le resulta la formula, tanto, que hasta armó una trilogía. Si López fuera líder de una banda chilena, creo que tocaría algo así como en los primeros discos de Tronic; una banda con malas críticas pero con un público fiel.
Llegar en la noche a una sala enorme y repleta, donde los asistentes están absolutamente entregados, participando, riendo o que queda para adentro con los chistes más explosivos, comprueba una habilidad para darle a la historia la velocidad y el ritmo para que la mayoría entre en el juego desde el primer minuto y eso no es poco. Hay que tener las cosas claras y sentido del espectáculo.
Mas allá de los chistes de judíos, de semen, de gays, del cine político/comprometido y toda la incorrección que hace que gran parte de la denominada crítica especializada se aleje del cine de Nicolás Lopez, lo excesivo es lo que atrae a un público fiel que valora ese tipo de humor, un público al que no le gustan los mejores alumnos del curso, sino que prefieren los tipos con promedio rojo.
Ver Que pena tu Familia, en el fondo, se trata de atreverse a terminar con alguien a pesar que exista cariño, hijos y buenos recuerdos. Lo que funcionó en algún momento, ya no. La vida para cualquiera puede cambiar de un día para otro. En el caso de Ángela De María (Andrea Velasco), empieza a conocer otro tipo de gente, sentirse querida por alguien que no es Javier (Ariel Levy), salir de noche, hacer otras cosas, porque si algo no va bien, si algo no funciona, hay que cambiar lo que se hace, dicen.
Y para Javier las etiquetas de Facebook se transformaban en dolorosos dardos. Desde el comienzo queda claro que tarde o temprano todo se iba a venir abajo igual.
Y Javier de pronto no sabe donde está parado y va fiestas con mucho dudstep y un Skrillex chileno desatando la locura en la pista de baile, pero no logra pasar las penas ni usando Huntcha ni nada. Hasta que algo pasa, claro.
Con un soundtrack con muchas bandas nacionales que cantan en inglés, con actuaciones secundarias queribles como Valentina (Elisa Zuleta) o detestables como Waldo (Nicolás Martínez), esta película funciona como si fuera una banda de pop con look punk, de esas que con solo tres notas logran conquistar a un público que no pide demasiado. Y arreglárselas con poco y conectar, es un logro enorme, es hacer un hit.