La sociedad le debe mucho a  países como El Salvador, Haití y diversas naciones de la Unión Africana

“¿Por qué permitimos que gente de estos países de mierda vengan a Estados Unidos?” sostuvo Donald Trump durante una reunión con parlamentarios cuando se discutía la continuidad del DACA -programa que protege de la deportación de cientos de miles de inmigrantes que llegaron a Estados Unidos en calidad de refugiados-.

Las palabras de Trump generaron reacciones mundiales inmediatas. La ONU calificó los dichos como racistas y 54 países africanos exigieron que el gobernante se retractara.

Las embajadas de El Salvador y Haití -países dentro del acuerdo de regulación migratorio- también se pronunciaron al respecto esperando una explicación formal que Trump entregó finalmente por Twitter fiel a su estilo.

El político negó las acusaciones pero confirmó haber usado un leguaje duro. Las estrictas políticas migratorias y la construcción de un muro en la frontera con México fueron una estrategia de campaña con la que Trump se muestra comprometido hasta el día de hoy.

Pero lo cierto es que hasta el día de hoy, la influencia de estos “países de mierda” y su contribución intelectual en el mundo es notable pero escasamente documentada.

Te contamos los ejemplos destacables respecto a la contribución cultural que estas naciones han entregado demostrando que sin su influencia Estados Unidos y el mundo no serían lo mismo sin su presencia.

Haití

La nación del Caribe que comparte geografía con República Dominicana tiene un historial de resiliencia impuesto principalmente, por la negativa de sumirse ante los intereses de los países ricos que invadieron la isla en periodos determinados. Luego de exterminar la etnia taína predominante, los franceses usaron La Española como enclave para desarrollar el fructífero comercio de esclavos.

Haití declaró su independencia y abolió la esclavitud en todo su territorio convirtiéndose en la primera república negra del mundo desligada completamente del yugo de las potencias coloniales imperantes.

En 1801 tras la revolución que expulsó a la minoría blanca del país, Haití declaró su independencia y abolió la esclavitud en todo su territorio convirtiéndose en la primera república negra del mundo desligada completamente del yugo de las potencias coloniales imperantes.

Las décadas de guerras internas motivadas por tensiones raciales, los bloqueos económicos y la falta de conexión con el resto de las naciones americanas no fue un impedimento para que el legado cultural del país dejara resquicios visibles y valorables hasta el día de hoy.

Jean Price Mars fue un visionario cuyas ideas pueden ser perfectamente aplicables en el contexto mundial actual pese a que sus publicaciones datan de comienzos del siglo XX. Diplomático, médico, profesor y etnólogo, Price Mars escribió sobre el desafío que significa dar término al racismo catalogado como una tendencia repudiable pero persistente en la sociedad contemporánea.  

Jaques Roumain por su parte, expuso en sus obras de forma explícita el sufrimiento vivido por los campesinos haitianos en títulos como “Gobernadores del Rocío” siendo posteriormente encarcelado por ayudar a fundar el Partido Comunista de Haití. Murió a los 37 años por causas poco esclarecidas dejando una importante compilación sobre la cultura rural y religiosa de su país.

Haití también tuvo exponentes dentro del realismo mágico que se apoderó de América durante la segunda mitad del siglo pasado.  Su máximo representante, Jacques-Stephen Alexis, dejó obras narrativas y poéticas como “…Manifiesto del realismo maravilloso de los haitianos” antes de ser asesinado y torturado por agentes del gobierno.

El legado literario de Haití se suma a la contribución cultural que han hechos sus descendientes.

Luego de los primeros meses de independencia, la ciudad de Nueva Orleans en Estados Unidos recibió tantos ciudadanos haitianos que causó una explosión demográfica en el ex territorio francés de Luisiana. En consecuencia, sus descendientes han contribuido de forma significativa a la identidad del sur estadounidense tanto en su gastronomía –a través del gumbo y la jambalaya- como en su identidad religiosa.

En la actualidad Wyclef Jean se perfila como la cara visible de los haitianos en el mundo por su carrera musical y estatus de estrella. Jean postuló a la presidencia de Haití el año 2010 y si bien su candidatura fue rechazada, mantiene obras caritativas como Yéle Haití donde recolecta fondos para la reconstrucción de su país luego del terremoto que causó 300 mil muertes.

Jean fue uno de los primeros en reaccionar frente a los dichos de Donald Trump calificando los términos usados por el presidente como idiotas  asegurando que todos somos hijos e hijas de inmigrantes.

El Salvador

El historial de violencia cuya imagen se asocia de forma inmediata con la república centroamericana tiene bases históricas. Desde un principio, las fuertes tensiones raciales dividieron a El Salvador en diferentes grupos que se enfrentaron de forma casi ininterrumpida desde su independencia hasta el día de hoy.

Tanto la clase trabajadora oprimida por los diferentes mandatarios que gobernaron El Salvador durante el siglo XX como la elite aristocrática criolla, dejaron un extenso legado cultural poco explorado debido al aislamiento que sufrió la nación durante las décadas de conflicto.

Consuelo de Saint-Exupéry es un claro ejemplo de cómo las figuras históricas del lugar se esfuman de la memoria colectiva pese a su importancia en el contexto contemporáneo. La esposa del autor de El Principito tuvo una vida dramática donde se casó y enviudó varias veces antes de conocer a Antoine de Saint-Exupéry en Buenos Aires a los 25 años. Periodista, escritora y artista, la salvadoreña dejó tras su muerte una extensa obra póstuma donde relataba la tormentosa vida que compartió con el autor francés antes de su desaparición.

El Salvador también cuenta con un extenso historial de poetas que destacaron en plena guerra fría cuando el país se encontraba mirando hacia Cuba en lugar de Estados Unidos. Roque Dalton, recibió su educación marxista en Chile para retornar a su nación participando de forma activa en la milicia izquierdista; su estilo bohemio e irreverente quedó plasmado para la posteridad con el llamado humor daltoniano celebrado por Eduardo Galeano y Julio Cortázar.

Manlio Argueta -poeta y novelista que recibió el Premio Nacional de Literatura salvadoreño en 1956- formó junto a diversos escritores la llamada Generación Comprometida, donde buscaba incentivar la lectura y escritura entre los salvadoreños. Sus intenciones se vieron truncadas cuando tuvo que partir al exilio debido a la guerra civil que se produjo entre 1972 y 1993.

Esta guerra fue característica por las mutilaciones públicas y el uso de niños soldados forzosamente separados de sus familias para luchar en la guerrilla. Los acontecimientos fueron plasmados por el guionista Óscar Torres en la Película “Voces Inocentes”.

La diáspora causada por la guerra civil generó un millón de refugiados en Estados Unidos. Los descendientes de quienes tuvieron que abandonar todo para escapar de la violencia, han logrado destacar tanto en el ámbito científico como artístico de la sociedad estadounidense.

Francisco Rubio, por ejemplo, es un astronauta dueño de un doctorado en medicina descendiente de padres salvadoreños. Por otro lado, José René Martínez es una conocida personalidad y figura televisiva caracterizada por sus charlas motivacionales luego de resultar con el 34% de su cuerpo quemado mientras servía en la guerra de Irak el año 2003.

Con 2 millones de personas en Estados Unidos, Los Salvadoreños se perfilan como la cuarta colonia latina más extensa del país.


Unión Africana

Donald Trump no se refirió en específico a los países de África que no eran de su agrado, por lo que desglosaremos el legado cultural de las naciones con mayor número de inmigrantes en territorio americano en la actualidad: Nigeria con 160 mil expatriados y Etiopía con 70 mil.


Nigeria

El país más poblado de África -con más de 100 millones de habitantes– destaca por ser la cuna de nacimiento del escritor africano más leído de todos los tiempos: Chinua Achebe.

En Todo se desmorona, Achebe describe la intervención colonial británica en su país y cómo la cultura autóctona de la zona es rápidamente absorbida por occidente. El libro es considerado como un ejemplar de lectura obligatoria en muchos países africanos y ha vendido más de 8 millones de copias.

Wole Soyinka fue el primer africano en ser honrado con el premio Nobel de Literatura en 1984 gracias a su contribución como ensayista y poeta.

Nigeria también es mundialmente conocido por ser la meca de la industria del entretenimiento en África. Nollywood –nombre que recibe la industria del cine en el país- produce películas tanto en inglés como en lenguas locales para llegar a un público extendido. Sus producciones han adquirido mayor calidad y pulcritud durante los últimos años siendo ganando terreno por sobre las películas y series occidentales.


Etiopía

Sin Etiopía no existiría la cultura rastafari. El mundo -repleto de clichés- asocia este movimiento con Jamaica, marihuana y Bob Marley pero sus bases responden a una identidad africana donde los esclavos liberados en América pretendían volver a su continente siguiendo principios de hermandad y compañerismo. Haile Selassie -último emperador de Etiopía- fue considerado como mesías del movimiento.

Selassie gozó de una extensa popularidad durante la primera parte de su reinado tras expulsar a los italianos de sus tierras (Etiopía es el único país de África que nunca fue colonizado) y durante su visita a Jamaica desafió a la elite isleña haciendo un llamado a “no emigrar a Etiopía hasta no haber liberado antes al pueblo de Jamaica”.

Mengistu Lemma fue un escritor y poeta etíope visionario que abogó por los derechos de las mujeres en lugares rurales del país. En Telfo Be Kissie, critica el rapto de adolescentes para casarlas forzosamente y sostiene que el desarrollo es la única forma en la que Etiopía puede darle protección a las mujeres.

En la actualidad, uno de los expositores más famosos de música pop en el mundo Abel Makkonen Tesfay (The Weeknd) es hijo de padres que emigraron de Etiopía a Canadá durante la década de los 80. El cantante ha dicho que toda su música está basada en sus raíces naturales y que tiene un apego fuerte con la nación de África.