Alemania es un claro ejemplo de que seguridad social, derechos sociales, pleno empleo y el crecimiento económico pueden convivir juntos en una economía avanzada.

El germano es uno de países ejemplares en términos de derechos sociales y la igualdad de oportunidades. Cada ciudadano tiene derecho a la salud y a la educación. Tienen un excelente sistema de seguridad social que te apoya en caso de perder tu trabajo hasta que encuentras otro. La economía de Alemania es la más potente de Europa y no ha experimentado los mismos problemas de desempleo que han sufrido países como España y Grecia en los últimos años.

Ha logrado todo esto y a la vez mantenerse como uno de los países con más igualdad del mundo. La cifra que usan los economistas para medir los niveles de desigualdad en una sociedad se llama el coeficiente de Gini. El coeficiente varia entre 0 y 1. Un 0 representaría un país 100% igual con el mismo nivel de ingresos para todos mientras un 1 sería para una sociedad con una persona recibiendo todos los ingresos.

En general, mientras más pobre sea un país, más desigual es. Entro los países más desiguales del mundo están Sudáfrica (0,631) y Namibia (0,639) y los países latinoamericanos como Honduras (0,580) y Bolivia (0,563). Chile tiene un coeficiente de Gini de 0,498, que es muy alto, particularmente para su nivel de desarrollo. Alemania es el 17 país mas igual de mundo con un Gini de 0,292.

Cómo logra Alemania ser un país rico y igual mientras que Chile es cada vez más rico pero estancado en términos de igualdad? La respuesta está en lo que ocurre en la distribución de ingresos antes y después de los los impuestos y el gasto publico. En otras palabras, debemos ver qué efectos en la economía y la sociedad produce el protagonismo del Estado ya que es el organismo que recaude y redistribuye.

Alemania tiene un Gini de 0,508 antes de los impuestos y el gasto publico y Gini de 0,292 después. Por consiguiente, es evidente que las políticas del gobierno alemán ayudan a disminuir la desigualdad.

En Chile, sin embargo, el Gini está en 0,498 antes de los impuestos y el gasto publico y en 0,465 después. Si te fijas, la economía de Alemania es más desigual que la de Chile. Pero el Estado alemán combate la desigualdad, mientras que las políticas del Estado chileno tienen poco efecto en el Gini. La conclusión es clara. Si los chilenos quieren un país más igual, van a tener que adoptar políticas publicas similares a las de los alemanes.

¿En qué sentido Chile debe cambiar sus políticas públicas?

Primero, el fisco nacional debe recaudar más. En Alemania los impuestos llegan a ser un 37% de los ingresos del fisco, mientras en Chile llegan a tan sólo un 21%, muy por debajo del promedio de los países de la OCDE (34%).

No solo importa la cantidad de impuestos sino el tipo. Chile necesita un sistema tributario más progresivo. El problema es básico: en Chile el cargo tributario cae más de lo que debiese sobre la clase media y la baja.

Si comparamos las fuentes de ingresos gubernamentales de Chile y Alemania, llama la atención que en Chile el IVA sea responsable de un 42% de los impuestos recaudados mientras que en Alemania el IVA es responsable de un 19% y el promedio de la OCDE es 20%. El IVA es un impuesto sobre el consumo y como porcentaje de los ingresos, la clase media y la clase baja gasta más en consumo que los ricos.

Por el otro lado, las contribuciones a la seguridad social llegan a un 38% en los impuestos en Alemania pero a tan solo un 7% en Chile. Este hecho tributario también demuestra una diferencia en el gasto público entre Alemania y Chile. En Alemania los derechos sociales existen y son respetados y provistos por el gobierno central. En Chile no es así: el gasto social está enfocado en los sectores de pobreza extrema.

Pero esta combinación de sistema tributario y de redistribucion de riqueza crea una dinámica en donde la clase media paga impuestos para que los más pobres salgan de la pobreza. La realidad es que en Chile existe una masa de gente, como un 90% de la población, que es más o menos igual. Ese 10% o 5% o 1% o honestamente ese 0,1% de la población que realmente vive un universo paralelo, es la fuente real de la desigualdad.

Y el Estado no los toca.