A pesar de albergar cientos de enfermedades, un estudio reveló que los roedores de ciudad poseen diez veces menos posibilidades de contagiar virus a los seres humanos que otras especies. Una mala fama que les podría ser injusta.
“¡UNA RATAAAAAAA!”, el clásico grito inmortalizado por el chef Skinner cuando se encuentra con Remy en la cocina de Gusteau’s en Ratatouille, quizás se asemeja a la reacción que muchas personas tendrían al ver un ratón en sus cocinas, el metro, o la calle.
Esto ya que, en general, las ratas suelen causar rechazo en las personas por su aspecto y, como andan por los alcantarillados de las ciudades, se les asocia con la suciedad, e incluso con que transmiten enfermedades. Sin embargo, una investigación reciente de la Universidad de Georgetown arrojó que otros animales urbanos, podrían portar hasta diez veces más enfermedades que los roedores citadinos.
Con el objetivo de descubrir si los animales que vivían en entornos urbanos poseían más virus contraíbles por humanos, los investigadores recabaron datos de variados animales residentes de la ciudad. Y curiosamente, las ratas tendrían pocas probabilidades de transmitir a humanos enfermedades que pudieran provocar una pandemia.
Te podría interesar: ¿Qué significa que los animales sean “sintientes” en la Nueva Constitución?
Aunque igual hay que mantenerlas de lejos, ya que según describió el informe que recoge El Confidencial, la especie albergaría más de 200 patógenos y parásitos que podrían pasar a los humanos, Además, el 80% de las ratas en algunas ciudades serían portadoras de leptospirosis, una enfermedad bacteriana con potencial epidémico.
Las que sí se salvarían de la mala fama son las palomas. “Sabemos tanto sobre sus parásitos que hay relativamente pocas incógnitas allí. La vida silvestre rural es mucho más incierta y es más probable que nos proporcione la próxima ‘Gran Amenaza’”, señalaron los académicos responsables del estudio.
Aunque sostiene que hay que mantener la alerta.
El cambio climático aumentaría el riesgo de nuevas epidemias, porque algunos animales huyen a áreas más frías y se mezclan con otras especies, atrayendo permanentemente los riesgos de enfermarse y contagiar a las personas.