La historia de cuando un candidato a diputado se montó arriba de un elefante e hizo un desfile de animales circenses en una de las ciudades más australes del mundo no es una escena de García Márquez, es retropolítica chilena.

Por Juan Andrés Vallejos.

Imposible no acordarse de la melódica propaganda de Arturo Frei Bolívar (uno como usted), o el candidato que aprovechó sus pocos segundos en televisión para gritar “Trabajo, trabajo, trabajo”, de Rosa de Aric(a), o de cualquier otro jingle tipo karaoke nueva versión de alguna cumbia llamando a votar por alguien.

La época de elecciones nos brinda lo mejor (o lo peor) de la creatividad política y las redes sociales nos ayudan a inmortalizarlos y a recordarlos, pero en la segunda elección parlamentaria del Chile en democracia hubo un cierre de campaña que no se supo a nivel nacional y que podría ser perfectamente sacado de un párrafo de una novela de realismo mágico.

Corrían los locos años noventa, específicamente, 1993. A 1.359 kilómetros de Santiago, en el sur de Chile, capital de la Región de Aysén, Coyhaique, Alejandro Colomés (militante del PPD) anunciaba a la prensa regional que su cierre de campaña sería llamativo e innovador y cuyo fin sería atraer al votante joven. “Profesionales jóvenes de la región, estudiantes y trabajadores que desean estar preparados para los nuevos tiempos, están junto a la candidatura que representamos”, aseguró.

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El día jueves 9 de diciembre decenas de personas salieron de sus casas a las principales calles de la ciudad para ver con sus propios ojos lo que se había anunciado. Ahí estaba Colomés junto a su gran anuncio o, más bien, sobre el anuncio. En una región en la que es común encontrarse con huemules, cóndores e incluso flamencos en la ruta al Aeropuerto Balmaceda, los coyhaiquinos vieron algo que para ellos solo existía en las películas o en la televisión.

Un elefante. Dos en realidad. Dos paquidermos en medio de la Patagonia.

Con la ayuda “de un amigo empresario circense”, como declaró, Colomés se montó sobre el elefante ante el asombro de la gente. En aquellos años Internet estaba en pañales y por supuesto no existía Twitter, Facebook, menos Snapchat como para subir lo que probablemente se hubiera convertido en un viral. Probablemente este sea el primer y único registro digital del elefante en Coyhaique.

“Alejandro Colomés está feliz con los resultados de su campaña como candidato a diputado, que clausuró con dos elefantes y un tigre, llamando la atención de chicos y grandes en diferentes localidades de la región,” publicaba el Diario Aysén, el 10 de diciembre de 1993.

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También hubo tigres.

Colomés dijo que haber traído estos animales a la región había sido todo un símbolo porque se trataba de abrir ante los ojos de niños y adultos una alternativa de conocimiento a un mundo distante por las condiciones de aislamiento que posee la Región de Aysén.

Este cierre de campaña con tintes de una novela de García Márquez o de alguna escena grabada en Bollywood logró llamar la atención de las personas y atrajo a miles de niños al circo responsable de los animales que por esos días se presentaba dentro del gimnasio regional, pero no logro atraer los votos suficientes. Solo obtuvo 5.538, equivalentes al 14,59% del total.

A pesar de la derrota, en una entrevista publicada pocos días después de las elecciones, dijo que estaba feliz con su votación.