Es triste pero es cierto y urgente que estemos luchando básicamente para que nos traten con un mínimo de respeto.
por Isadora Díaz-Valdés
Me gustaría que en un futuro no tan lejano, no seamos exigentes ni acomplejadas con nuestros cuerpos. Que todas las que tienen celulitis y no se atreven a usar shorts, los usen, que las con guata usen peto, y si quieres usar un short mini, nadie se espante diciendo “ayyy se le ve a mitad del potooo”.
Que no nos obliguen a depilarnos (porque puta que duele ¿se depilarían los cocos con cera?) y que cuando veamos a otra, no nos fijemos en su defecto físico o si está más gorda, que las revistas y sitios de mujeres no sean sobre maquillaje, ropa, sobre cómo estar flaca (camuflándolo como “saludable”), que la ropa que te queda bien es la que te adelgaza o que entreguen “tips” para conquistar hombres o cómo tenemos que ser en la cama.
Que nos respetemos entre mujeres y no nos metamos con ahueonados que se están cagando a sus minas por calientes, que no nos digan más que las “señoritas” no dicen garabatos y que se tienen que sentar con las piernas cerradas, que no digamos que a alguien “le falta pico”, que desconocidos no crean que tienen el derecho a saludarnos o a decirnos groserías en la calle.
Me gustaría también que cuando salga de noche, mi mayor miedo no sea que me violen, que la Isapre no me cobre extra por ser mujer, que no existan jefes que miren en menos nuestra pega (porque puta que me han tocado de esos), que en los consultorios nos traten bien si quedamos embarazadas a la edad que sea y que NADIE decida por mí si quiero tener un hijo o no.
Por último, dejemos de vivir con tantas presiones que nos ponemos nosotras mismas, al final entre nosotras hacemos que el día a día sea más difícil de llevar.
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