Lo presentó Ximena Ossandón. Ahora si que comenzó la Yihad.


Ahora en otoño nuestro nivel de flojera aumenta en un 400% y no hay nada mejor que vivir en una época donde puedes hacer todo sin salir de tu dormitorio: si tienes hambre puedes llamar un Uber Eats, si quieres ver algo entretenido Netflix está al alcance de tus dedos, y si tienes calocha también puedes recurrir a Grindr o Tinder o Instagram (el nuevo y efectivo método para armar parejas).

Lo mejor es que también podemos emborracharnos sin necesidad de ir a una botillería, y la mejor parte, es que la competencia hace que aparezcan ofertones de promociones que solo benefician al consumidor.

Sin embargo, estos días de comodidad etílica podrían llegar a su fin si la diputada Ximena Ossandón (Renovación Nacional) logra su cometido. A través de su cuenta en Twitter, la autoridad presentó una carta en la que proponía una ley para terminar con el reparto de alcohol a domicilio.

El motivo no tiene que ver con la problemática laboral y las condiciones de trabajo de los repartidores de comidas y bebidas, sino con que según dijo la diputada, los menores de edad consumen alcohol de manera desenfrenada sin nada ni nadie que los detenga usando las tarjetas de sus padres a lo Macaulay Culkin en Mi Pobre Angelito 2.

Buscamos frenar la venta a menores, quienes a través de este método evaden la norma que les impide comprar alcohol. El establecimiento que incumpla puede perder patentesostuvo.

Se busca que los locales que incumplan esta normativa sean multados y pierdan su patente si reinciden en la práctica.

“La tecnología nos trae siempre nuevos desafíos (…) En las aplicaciones hay bastante menos control. No todas son estrictas y rigurosas en su metodología. Una cosa es pedir (un producto) y otra cosa es cuando lo entregas” agregó.

“Un niño puede tener la tarjeta de crédito de un padre y después lo recibe cualquier persona. Por eso no podemos correr riesgos” finaliza.

Se acerca el final de los domingo tomando vino tinto en soledad (ahyia).