Un tour de force. No hay mejor definición para este armado de ingeniería que empuja al género policial hacía los terrenos del drama psicológico y social. Una miniserie hipnótica, brutal e invadida por personajes entrañables y textos que duelen y queman.

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Por Fernando Delgado

Un hallazgo.

Esa la primera impresión que queda al acceder a esta serie tan poco marketeada por HBO. “The night of” es un remake de la serie británica “Criminal justice”, una reversión intensa que narra la pesadilla que cae sobre Nazir “Naz” Khan (Riz Ahmed), un post adolescente musulmán, nacido en EEUU, oriundo de Brooklyn, el cual luego de una noche de sexo casual + drogas + el clásico “hombre equivocado en el lugar más equivocado aún” desata una tragedia que escala en iguales niveles de crudeza, amargura y de un extraño -pero siempre satisfactorio- sentido del humor.

En sus 8 capítulos se nos cuenta la odisea de Naz y también la historia de la investigación que lleva sobre su caso el detective Dennis Box (Bill Camp), un tipo hosco y próximo a jubilarse. Aunque es principalmente la historia de John Stone la que se emplaza por sobre las demás, personaje encarnado por el genial John Turturro, que está como para perdonarle su pasada por esas comedias vomitivas de Adam Sandler. Stone es el abogado de Naz y uno de los pocos blancos que aparecen en la serie. Son personajes escasos en situación de crisis: están enfermos, solos, escondiéndose en el trabajo para no enfrentar la falta de apegos y afectos.

No hay lugar para el poder ni el ánimo de exitismo. El hombre blanco americano está de capa caída y sucia.

La trama inyecta en sus venas mas milígramos de Raymond Chandler que de Agatha Christie (Para nada en desmedro de AC), e inhala más gramos de “The panic in needle park” (1971) que de “Expreso de medianoche” (1978). Dando origen entonces a una propuesta de alto vuelo, porque después del 11-S todos pasaron a ser sospechosos, en rigor nadie que no fuera un blanco promedio podía salvarse de las miradas inquisidoras. Acá la raza duele, el color te define, determina tu cultura y los espacios sociales son asignados previamente.

Es un paisaje social agreste, fotografiado de manera rústica, compuesto por planos que arrojan asfixia y frialdad. Mientras John Stone intenta controlar la feroz dermatitis que sube por sus pies y le ha impedido ser un abogado destacado, los padres de Naz y su hermano, a punta de pura resignación y silencio, intentan hacer las cosas lo mejor posible con su hijo acusado de asesinato.

Por otra parte, el detective Box y la fiscal Weiss (Jeannie Berlin), llevan en sus caras y voces el agotamiento y el cinismo de un esquema decadente.

“The night of” llega en el momento preciso para acusar lo aparentemente imposible; el sistema penitenciario norteamericano está viciado. Algo que ya expuso en su última temporada Orange is the new black, pero acá con más aspereza. La inoperancia policial no es sólo material de las noticias en Chile ni tampoco la xenofobia contra los inmigrantes. Mientras todo emana olor a descomposición moral y legal, Naz, en la cárcel, pasa de ser un ovillo de lana a un hombre.

Pero su metamorfosis no es obvia, es una madeja humana de mirada dulce, gestos breves y voz tibia que a medida que acumula músculos y tatuajes, intenta desatar algunos nudos rabiosos en su mente. Aunque hay algunos que tal vez nunca puedan desenredarse del todo.

No es fácil vivir con miedo, saberse en desventaja y tener que dar las gracias por todo. No por un asunto de buena educación, sino por un terrible servilismo hacia quienes han recibido a tus padres en un país que no es el tuyo.

En sus capas finales “The night of” es una historia sobre el miedo, el lugar común del “nadie está libre” se siente como una amenaza real. Porque fue desde el 11-S que comenzó a venirse la noche encima para todos los demás.