Fui a ver la película que hizo que a Roberto Doveris casi le peguen en Rusia. Entre cosplays, estados vegetativos y despertares sexuales, la cinta proyecta un discurso de empoderamiento femenino más necesario que nunca.

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por Lucas Quintana

Entrar a ver una película con los cabeza llena de expectativas no es bueno en la mayoría de los casos, porque por regla general muy pocas veces saldrás de la sala con esas expectativas satisfechas. Pero pisándome la cola fue que así mismo entré a la Avant-Premiere de Las Plantas, la opera prima de Roberto Doveris.

Soy de la (inocente) creencia de que cuando un director pone tanta preocupación en la propuesta gráfica de la campaña de la película es porque hubo el doble de preocupación en el guión, en la dirección, en la intención y en el discurso, y deseaba con todo mi corazón que así fuese. Venía llegando del Festival de Cine de Valdivia y mi cabeza estaba un poco agotada de tantas películas, los incansables e insulsos ataques machistas disfrazados de igualdad retrasada que leí durante todo el día en Internet tampoco habían aportado mucho en mi estado de ánimo.

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Comprenderán, entonces, que mi estabilidad psicológica para ver una película por la que casi cuelgan al director en Rusia era altamente inconveniente, tanto así que estuve varias a veces a punto de irme antes de que empezara la función. Gracias a dios no lo hice.

Las Plantas es un film que cabalga con absoluta libertad entre géneros, como si él mismo los hubiese inventado, es tan complejo lograr encasillarla dentro de uno que hasta prefiero no hacerlo y dedicarme sólo a contar por qué esta película es tan valiente y tan absolutamente oportuna.

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La historia gira al rededor de Florencia, una adolescente que divide su vida entre su familia, comprendida casi solamente por su madre, eternamente internada en un hospital, y su hermano, postrado en estado vegetal. Es en este proceso cuando Florencia comienza a descubrir paralelamente sus terrores y deseos más viscerales. Doveris logra con total calma y frialdad entablar un diálogo deslumbrante entre la figura omnipresente del hermano de la protagonista con sus deseos sexuales, interpretada por una flamante Violeta Castillo.

A momentos críptica, Las Plantas tiene las pelotas para crear un mundo en el que toda la tensión de la atmósfera es impuesta total e incuestionablemente por la mujer, que es quien decide qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo, empoderando a la figura femenina hasta que esta misma estime conveniente. Todos los fantasmas de la protagonista giran en cada plano, cada escena respira por si misma, pero al mismo tiempo permite respirar a la siguiente, es una película que se debe mirar con los ojos más sensoriales que puedas poner y es una película que debes mirar sin miedo, sin miedo a sentirte de una forma u otra, sin miedo a aterrarte o excitarte. Sin miedo a ver hombres masturbándose o niños jugando con un paralítico. Esta misma falta de miedo en el director es lo que le permite darse el lujo de construir símbolos brillantes, hay que sentarse con el título de la película en la cabeza, y aunque no lo hagas, lo recordarás en cada escena.

Mira el trailer de “Las Plantas”, la película chilena que hizo polémica en Rusia

Salí de la sala más tranquilo aunque no sabía muy bien qué pensar, felicité a Roberto y fui a tomar la micro. Ahí entendí que esta película no pudo haber llegado en mejor momento; si el cine no educa, es porque algo está mal. Y, de una u otra forma, este cine sí lo hace. Es una película que hay que ver para alejarse de la superficialidad del discursillo de cada orgulloso y ególatra que al parecer debe sentirse incluido en cada cosa que hagan las mujeres, tanto así que se inventaron el ya infame #NadieMenos.

Esta película se estrena el jueves 20 de octubre en todas las regiones del país y es una película que hay que ver. Algunas consideraciones antes de entrar: Si le incomoda el sexo, absténgase. Si le incomodan los penes, absténgase. Si tiene hijos sensibles, absténgase. Personalmente, no recomendaría abstenerse en ningún caso. Excepto si eres hombre y te aterra cuando una mujer no hace lo que quieres, entonces aléjate corriendo lo que más puedas de la sala, porque te va arder.

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