Desde la llegada del covid, la salud mental de los más jóvenes alcanzó un punto crítico. Un estudio realizado por UNICEF reveló que en la actualidad al menos 16 millones de niños, niñas y adolescentes en Latinoamérica y el Caribe conviven con algún trastorno mental.  

El COVID-19 ha significado un cambio radical para la vida de millones de personas alrededor del mundo, y ha tenido un impacto importante en la salud mental, sobre todo de los más jóvenes. En un estudio liderado por UNICEF, la organización reveló seis de los principales efectos de la pandemia en niños, niñas y adolescentes, y las conclusiones son preocupantes.

Según consigna el informe, un 15% de los niños, niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe están diagnosticados con algún trastorno mental, lo que corresponde a un total de 16 millones de personas. Entre esos trastornos, la depresión y la ansiedad representan la mitad del total. 

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Y sólo para ponerlo en perspectiva: esta parte del continente supera en un 2% al promedio mundial (13%). Una cifra muy alarmante.

Los números sobre la inversión de los gobiernos de la región en esta área también son críticas: en promedio los Estados latinoamericanos gastan sólo un 1,8% de su presupuesto anual en salud mental. Y en Chile, esa cifra alcanza el 1,9% (versus por ejemplo, el gasto público de Defensa que representa aproximadamente un 6,32% del presupuesto total).

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En el contexto de la pandemia, un 27% de los jóvenes de Latinoamérica y el Caribe afirmaron haber sentido ansiedad durante este proceso. Al día, son más de 10 los adolescentes que mueren a causa de los suicidios, lo que corresponde a la tercera causa de muerte entre jóvenes de 15 a 19 años. ¿Cómo podemos disminuir esas cifras? ¿Qué falta para que nos preocupemos de la salud mental de niños, niñas y adolescentes? Tras el covid, los expertos vaticinan que la próxima pandemia será justamente la de la salud mental deteriorada.