Esta historia tiene un montón de ingredientes de todo tipo, y aunque el patrón general es que su protagonista (yo) es un estúpido descuidado, lo cierto es que al final del día es algo que puede pasarle a cualquier persona, si una o dos cosas se dieron igual de mal que a mi. Aquí vamos.

Este año luego de que dos de mis mejores amigos se fueran de viaje, adquirí la costumbre, o mejor dicho perdí el miedo a irme de fiesta solo. Las razones son muchas, pero básicamente santiago es tan pequeño que llegué a la conclusión de que siempre me encontraría con amigos para pasarlo bien, y de hecho así ha sido. Dentro de ese contexto, un día, y en contexto de “todo el mundo está afuera de la fiesta fumando”, es que un amigo me pidió el celular para hacer una llamada. Cuando ya está varios metros más allá me pide mi código de bloqueo, el que ingenuamente grité de un lado a otro de la calle.

Dos horas más tarde, figuraba esperando un taxi para volver a mi casa. De la nada, un grupo de gente se me acerca para invitarme a un after. El primer indicio de que todo estaba enrarecido, tenía que ver con su poco respecto por el espacio vital, onda, “tu metro cuadrado”… aunque nunca fueron personas agresivas, tenían un comportamiento que si has visto lo que provoca el M, se se hace fácil de entender.

Cuando al fin pasó un taxi logré safar de esa situación súper incómoda. Varios metros más allá recuerdo lo que estaba haciendo y busco mi teléfono para seguir viendo los snapchats de la noche.

La basura no estaba, no estaba en ninguno de mis 100 bolsillos.

Wait..cómo no voy a encontrar el fucking teléfono…sigo buscando. ¡Pero si acabo de revisar snapchat mientras esperaba!…le digo al taxista que básicamente no entendía nada. “En una de esas se lo robaron esos jovencitos que estaban en el parque” me dice el señor…”nos devolvemos?”….imaginar dónde podrían estar a esa altura (llevaba 5 minutos arriba del taxi, y encontrar un lugar donde virar en u daban otros 5 minutos más) ya daba lo mismo, así que le dije que no. Llegué a mi casa y aunque Find my Shit no encontró nada, activé el “modo robo” y me fui a dormir.

Al otro día la resaca no era brutal ni nada, porque :v:por ser día de semana:v: había procurado beber con dignidad, así que a eso de las 11 ya estaba listo para salir a la oficina.

Almuerzo: Check ✅
Computador: Check ✅
Llaves: Check ✅
Teléfono: 😢
Billetera..
Billetera..
Wait..billetera…

Mi billetera no aparecía por ningún lado.

Flashback: el taxi lo pagué con 5 lucas que estaban en mi “bolsillo de perro”. Jamás me percaté si es que mi billetera estaba o no conmigo…HOLY SHIT..ME ROBARON LA BILLETERA…NOOOOO.

Me voy de cabeza al computador a bloquear todo. Se me descargan millones de correos desde iCloud, pero no pongo atención. Mi misión es bloquear todas las tarjetas pues hacer bolsa una tarjeta de crédito por internet hoy en día es demasiado fácil. La sorpresa que tenía mi banco preparada eso si, era surreal.

Saldo disponible: 155 pesos.

WHAT.

155 pesos.

155 pesos.

Qué mierda pasó?!

A las 5 con 01 minuto se realizó un giro por 180 mil pesos. A partir de ahí, la persona no se detuvo. Varias compras por 100 mil pesos y otras por 55.000 en distintas bombas de bencina por todo santiago me decían que el lumpen me había dejado literalmente en la calle. Con 155 pesos no me alcanzaba ni para un chocman.

Consigo un teléfono con un amigo y logro a esta altura bloquear tarjetas de crédito y redcompra, aunque parte de la inoperancia de la persona del call center me ha hecho recordarla un centenar de veces, pues jamás bloqueó mi tarjeta de coordenadas, algo con lo que fuí especialmente insistente.

Por qué menciono esto?. Porque bien, la historia no termina allí.

Reviso uno de los correos de iCloud pensando que había encontrado mi teléfono, pero la sorpresa era mayor. El primer correo decía que mi clave de iCloud había sido cambiada, la segunda, que Find my iPhone había sido desactivado en mi teléfono. Claramente el tipo gracias a saber la clave de cuatro dígitos de mi teléfono había tenido acceso profundo a mi correo electrónico y había cambiado mis claves.

Fue la peor mañana que he tenido en toda mi vida.

A esa altura no sabes qué hacer. Básicamente la persona además de tener acceso a toda tu información, se da el lujo de cambiar tus claves, y de paso, vaciar tu cuenta corriente. “Por suerte nada de esto fue con violencia”, me consuelan quienes comparten conmigo ese momento.

Aunque no me eché a llorar, me puse práctico en ese momento. Cambié la clave de mis cuentas de correo, llamé al seguro de fraudes, quienes en teoría me devolverán en algún momento lo que fue robado ese fatídico día y además a amigos y conocidos que hasta entonces me debían plata, les expliqué la situación y con eso logré salvar la semana.

Unos días más tarde entró al fin dinero a mi cuenta y sentía que al menos podía “vivir”, pero un mensaje de texto nuevamente me arruinó el día.

Para completar su transferencia por XXX monto, por favor, ingrese este código en blah blah blah”.

¡¡¡WHAT!!!!

Este tipo logró entrar a mi página del banco!

¡APPLE TE ODIO!.

Ese teléfono funcionaba especialmente “bien” con iCloud Keychain, el sistema de Apple que permite recordar tus claves a lo largo de todos tus dispositivos. Ahora la misma tecnología que había facilitado mi vida, había facilitado las cosas al ladrón.

Llamé enfurecido al banco diciendo que cómo había logrado transferirse dinero si mi tarjeta de coordenadas estaba bloqueada. Ahí me contaron que la estúpida tarjeta nunca se bloqueó, así que por eso el tipo logró al menos intentar transferirse la plata.

Que semanas más de mierda.

Ahora ya al fin tengo todo más regularizado, porque tomé dos medidas de seguridad importantes:

  1. Cambié todas mis claves por una más compleja.
  2. Activé la verificación de “dos pasos” en todo. Es decir, si alguien entra en alguna cuenta mía con clave, me llegará un mensaje de texto al teléfono y con eso habrá acceso.

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Entonces…

Aún así, independiente de toda la historia que estoy contando, hay cuatro consejos que puedo darles, para que si un día todos los planetas se alinean para tratar de que todo les salga mal, existan varias medidas de seguridad que impidan que esto pase.

  1. En su vida tengan y recuerden al menos 4 pin pass. Uno para su cuenta corriente, otro para su “clave telefónica”, uno para desbloquear el teléfono, y otro para activar las restricciones del teléfono.
  2. Las restricciones te servirán para hacer que tu smartphone, incluso si se apaga, sea rastreable, tenga internet y no pueda volver a apagarse salvo que se quede sin batería.

2.1 Dirígete a Ajustes > Centro de control
Desactiva “Acceso con pantalla bloqueada”.

Con esto te aseguras que nadie pueda activar el modo avión desde la pantalla de bloqueo, por ende, internet.

2.2 Dirígete a Ajustes > General > Restricciones.

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Activa las restricciones de lo que quieras, aunque lo más importante es marcar.

  • Localización: No permitir cambios.
  • Cuentas: No permitir cambios.
  • Uso de datos móviles: No permitir cambios.

Con lo anterior, te aseguras de varias cosas: que tu teléfono cada vez que esté encendido se conecte a internet, que no puedan apagar internet, que incluso si “hackeasen” o cambian la clave de tu iCloud (como a mi), sea imposible desactivar Find my iPhone en tu teléfono.

  1. Jamás activen iCloud Keychain. Lo más seguro es siempre insertar sus claves manualmente.
  2. Esto es más avanzado, pero cuando un servicio les ofrezca la opción de “verificación de dos pasos”, actívenla.
  3. No comenten en público nada sobre sus claves y se ahorrarán un millón de líos como el mío, que pasó de ser un simple robo, a un montón de dolores de cabeza.