A estas alturas parecen tiempos muy lejanos pero en estricto rigor no es hace taaaaanto tiempo. Hablamos del año 1992. En ese año, acá en Chile (obvio) la iglesia católica (la misma que años después se descubrió era una red de pedofilía) prohibió la venida de Iron Maiden a Chile por considerar que esa música satánica atentaba contra “la cristiandad y a los valores del pueblo de Chile” (no así la sarta de pederastas que escondían, protegían y dejaban actuar a diestra y siniestra).

El verdadero malo de la película en ese momento fue el, valga la redundancia, siniestro Cardenal Medina (el que se hizo famoso por imitar el ladrido de un perro chico, quemar un cerro de revistas porno en Valpo, y defender a brazo partido a Pinochet).

El final de la historia es que por absurdo que algo así hoy en día suena, el concierto no se hizo. Se suspendió. Y por años el malo de la película fue Belisario Velasco, quien era ministro del Interior de Chile.

El año 2015, en la antesala de una nueva venida de Maiden a Chile (hoy en día calculo que vienen una vez cada dos años al menos), fui a entrevistar al susodicho Belisario Velasco. Entonces ocurrieron un par de cosas bastante inesperadas: la primera, me contó con lujo de detalles cómo Medina le había gritado por teléfono y le había recitado de memoria las letras de las canciones de Iron Maiden que el consideraba satánicas.

Como bono extra, aceptó ponerse una polera de Iron Maiden para las fotos y así apoyar su verdad. (El crédito ahí es de Francisco Valenzuela).

“Ahí le dije a Medina que no teníamos mucho más que conversar, porque yo no era tan experto en heavy metal como él. Le expliqué que yo me había quedado en Los Beatles, que incluso los fui a ver una vez en los 60´ a Londres”, confesó.

“Le dije que el Gobierno de Chile no era confesional, que no podíamos distinguir los grupos que venían, si eran católicos, protestantes o de otra religión, que la música y la cultura no tenían confesión religiosa para el gobierno, que era de todos los chilenos”.

Luego también contó otra escena insólita, él, ministro del Interior, y Patricio Aylwin, entonces Presidente de la República de un país que recién retornaba a la democracia, hablando sobre Iron Maiden en su despacho. Asegura que Aylwin lo apoyó en su postura de no pescar a Medina.

Lamentablemente, el entonces cardenal se salió con la suya por otro lado, presionó al municipio por todos lados y logró que se suspendiera el show dejando a los productores con pérdidas millonarias. Velasco se lamenta al recordarlo y lo perfila así: “El era muy poderoso. Era pinochetista a rabiar. Incluso era de los que aseguraba que Dios en ninguna parte decía que la democracia debía venir de inmediato, así que los que se rebelaban en contra del gobierno militar estaban en contra de los designios de Dios”.

Ante la pregunta de si tuvo algún contacto con él después también compartió una perlita de anécdota:

“Sí, al tiempo después me mandó como diez revistas Playboy, con mujeres desnudas, quería que las hiciéramos requisar. Le tuve que explicar que la desnudez tampoco era ni un delito ni un crimen. Recuerdo que años después reclamó cuando vino Madonna”.

Un caballero Belisario. Puedes leer esa entrevista completa acá.