En uno de los meses más infames de Iglesia Católica, recordamos cuando hace casi 3 décadas Sinead intentó advertirnos y le costó su carrera.


El fin de semana pasado conocimos la entrevista realizada por TVN al Obispo Francisco José Cox donde se refirió de forma paupérrima a los casos de abuso sexual que se han dado a conocer tanto en Chile como en Alemania, país donde reside (y donde acumula también 2  denuncias por acoso sexual a menores).

En el video, se ve al retirado miembro de la iglesia comportarse de forma déspota con el periodista luego de que le preguntasen por la situación.

“Eso no es problema mío en estos momentos” dijo visiblemente molesto. “Te he dicho que no quiero conversar ese tema contigo, gracias” agregó antes de dar por terminada la improvisada entrevista.


Sus dichos causaron revuelo dentro de la opinión pública y sectores de la iglesia que condenaron el actuar de Cox. La situación se dio a conocer semanas después de que el Papa Francisco expulsase a Fernando Karadima de la iglesia (aunque la decisión no fue tomada a tiempo y el sacerdote seguirá recibiendo una pensión correspondiente a un monto no estipulado).

Además, y como si fuera poco, en septiembre también se dieron a conocer las cifras de abusos sexuales perpetrados por los miembros de la iglesia católica en Alemania y son realmente alarmantes: 3.677 casos entre 1940 y 2017 involucrando en su mayoría a menores de 13 años.

La actitud del Papa Francisco también causó conmoción luego de que culpase al diablo de estas prácticas. No de una forma metafórica, si no que llamó a los feligreses a rezar para no sucumbir ante sus “fechorías”.

“(La Iglesia debe ser) salvada de los ataques del maligno, el gran acusador, y, al mismo tiempo, ser más consciente de su culpa, sus errores y abusos cometidos en el presente y el pasado” señaló.

El Papa se ha mostrado creyente de la figura de Lucifer como un ente palpable, pero no ha sido enfático en defender a las víctimas de abusos.

No deberíamos pensar en el diablo como un mito, una representación, un símbolo, una forma de hablar o una idea. Este error no llevaría a bajar la guardia, crecer sin preocupaciones y terminar siendo más vulnerables” agregó.

La actitud del Papa hacia el diablo ha sido mucha más dura que su postura frente al Obispo Barros, a quien defendió frente a los medios pese a que estaba señalado como el principal encubridor en el caso Karadima.

Esta actitud generó repudio en la sociedad chilena -la que más ha bajado sus tasas entre practicantes católicos de Latinoamérica- que sacó cuentas deficientes tras la visita del Papa en enero de este año.

También -y como si fuera poco- nos enteramos de la existencia de un manual escrito por la Iglesia de Santiago para prevenir abusos. En él se recomendaba a los sacerdotes seguir los siguientes puntos:

  1. A) Cualquiera expresión de afecto que el niño no acepta y rechaza. Abrazos demasiado apretados.
  2. B) Dar palmadas en los glúteos, tocar el área de los genitales.
  3. C) Recostarse o dormir junto a niños, niñas o adolescentes. Dar masajes. Luchar o realizar juegos que implican tocarse de manera inapropiada. Abrazar por detrás.
  4. D) Besar en la boca a los niños, niñas, adolescentes o personas vulnerables.

Parece mentira, pero no lo es. El manual fue dado de baja por razones obvias y produce impotencia que todos los acontecimientos mencionados -el manual, los dichos de Cox, la tardía expulsión de Karadima y las referencias del Papa hacia diablo- se desarrollasen en menos de un mes. Ni siquiera un año, un mes. Así tal cual.

El mismo mes en el que se cumplieron 26 años desde que Sinéad O’Connor rompió en vivo una fotografía del Papa Juan Pablo II ganándose el repudio de la sociedad que la alejó de los escenarios por considerarla loca y escandalosa.

O’Connor cantó a capela War de Bob Marley cambiando la letra alusiva al racismo por “abuso infantil”. Al terminar su presentación rompió una foto del Papa diciendo: “Luchen contra el verdadero enemigo”.  Nunca se retransmitió la presentación, pero internet hizo lo suyo y puedes ver el momento exacto a continuación.

https://www.youtube.com/watch?v=bCOIQOGXOg0


El momento fue tomado como la acción responsable del término abrupto de la carrera de O’Connor, haciendo caso omiso a la realidad que pudo acelerar los procesos que develarían los abusos cometidos por miembros de la iglesia católica.

Pero casi 30 años después, las cosas siguen igual. La máxima autoridad eclesiástica sigue culpando a seres imaginarios del actuar de sus discípulos, y estos se muestran insensibles al daño perpetuado de forma sostenida hacia miles de niños durante décadas, y por su parte, O’Connor sigue sin recibir la disculpa que se merece por parte de una industria que no escuchó cuando denunció una realidad incómoda.