Su origen se remonta a ‘La Odisea’, poema escrito por el griego Homero y antes de ser conocidas universalmente como mujeres con mitad de cuerpo de pez, tenían características de pájaros. Conoce los constantes cambios que ha tenido esta figura mitológica en este artículo.

En la película animada, La Sirenita, la protagonista Ariel tiene facciones humanas cálidas y un espíritu soñador. Con esas características se convirtió en una de las princesas más importantes de Disney y su historia sigue tan vigente que en 2023 se estrenará su live action, con actores de la talla de Javier Bardem y Awkwafina.

Pero la figura mitológica en la que se basa, Ariel, no siempre fue así de carismática ni tenía cola de pez. Si bien el personaje conserva algunas peculiaridades de las sirenas como la capacidad de encantar con la voz, además de poder recorrer las profundidades del mar y tener parte figura de mujer, en la mitología griega su figura difiere de sobra.

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Se estima que el poema ‘La Odisea’ de Homero introdujo a las sirenas como criaturas y las ubicó en una isla ficticia entre Aeaea y las rocas de Escila. Dice el mito que después se mudaron a Nápoles, Italia, y que eran hijas del dios del mar, Forcis. Si bien en esta historia de origen describe su capacidad de atraer a hombres con su canto, su forma es mitad humana, mitad pájaro.

Foto: Herbert James Drapper

Fue en las cientos de traducciones del poema griego en el que se empezó a transformar su imagen, específicamente en la edad media. Algunos escritores siguieron describiendo a las sirenas como parte pájaro, sin embargo, la sexualización de la figura hizo que predominara la caracterización como mitad pez.

Dentro de los textos medievales más importantes se encuentran los bestiarios, manuscritos con simbología cristiana en los que se mostraban animales fantásticos. En ‘El libro de los monstruos’, las sirenas tienen su lugar y son descritas como seres humanos con cabeza, cuerpo de doncella y cola de pez. Casi todas las ilustraciones de las época siguen aquella descripción.

Ya en el siglo XIX, fueron pintores como Herbert James Draper o Edward Armitage quienes las retrataron de manera victoriana y con facciones amenazantes, pero también seductoras. La evolución estética de las sirenas, desde demonio mitológico a mujer sensual, podría encarnar el escepticismo social sobre la sexualidad femenina.

A nivel mundial, hay diferentes interpretaciones para la presencia de una mujer mitad humana, mitad pez. En el Reino Unido, en especial en las zonas portuarias, su leyenda se relaciona a la mala suerte, mientras que en la mitología siria, la reina de Babilonia sería hija de una sirena.

Vale también recordar que nunca se ha logrado probar su existencia, ya que no se han encontrado restos fósiles de las criaturas. Aún así, la isla ficticia que describe Homero en su poema sí pudo haber existido, y haberse tratado de un lugar al que simplemente no se podía acceder por vía marítima, quedando en misterio para siempre.