Mientras el humo de los misiles que llovieron la madrugada sobre Siria se disipa, podemos empezar a mirar qué hubo realmente detrás de esta acción militar.
La guerra en Siria, que en realidad es un levantamiento contra el presidente Bashar Al Asad, que heredó el gobierno de su padre, lleva 7 años y hasta el momento ha cobrado la vida de medio millón de personas y el éxodo de más de 10 millones de sirios.
Este fin de semana el conflicto que ya se encuentra próximo a cumplir una década volvió a los titulares del mundo entero. Es probable que durante la noche del viernes te haya llegado por Whatsapp algún link contando que el gobierno de Estados Unidos había iniciado un ataque aéreo contra asentamientos militares y de producción de armas químicas del gobierno sirio, específicamente en la ciudad de Damasco.
La razón, explicaron desde la Casa Blanca, fue la represalia contra un supuesto ataque químico del gobierno sirio o de mercenarios rusos (Rusia apoya al gobierno Sirio, por eso el escalofrío mundial tras el ataque) ocurrido a principios de este mes.
A estas alturas lo único que está claro es que alguien miente porque las versiones son opuestas. Y eso hace que pensar en escenarios futuros o probables sea un abanico demasiado amplio e impredecible.
Porque mira, respecto a ese ataque químico que gatilló la nueva arremetida de Estados Unidos (en conjunto con Francia y Reino Unido, la OTAN por asu parte justificó la intervención) en Siria (el año pasado más o menos por esta misma fecha habían atacado con misiles también bases militares), Rusia ha dicho que fue un montaje, que nunca ocurrió, que sus investigadores no encontraron absolutamente ninguna prueba de que haya ocurrido un ataque químico. Pero la OMS (Organización Mundial de Salud) dice que sí. Reuters publicó un informe del gobierno francés que también dice que sí y que el número de muertos iba por los 80, entre los que se contaba una decena de niños.
Lo más probable es que sí haya ocurrido, ahora, si fue un montaje o no, quién lo hizo y para qué, es prácticamente imposible de saber con certeza en tiempos de post verdad, fake news y la propaganda en su sentido más clásico, y que es algo igual de usado que las balas en tiempos de conflictos (o sea siempre).
Lo que sí está super claro es una cosa. No es que los Estados Unidos tenga una política de absoluta tolerancia cero a los ataques con armas químicas (que a todo esto son ilegales por todas las normas internacionales). Esto, pues según explica el analista internacional Raul Sohr “(la razón del ataque) no es completamente convincente porque han habido empleos de armas y de gases en el pasado por parte de aliados de estos tres países (Usa, Reino Unido, Francia), el caso de Irak contra Irán, en el cual no protestaron”.
Otra cosa que está a estas alturas y cuando el humo del bombardeo ya bajó, es que la efectividad del ataque fue practicamente nulo en términos prácticos. Las instalaciones militares a las que efectivamente llegaron misiles (Trump insiste en que todos llegaron a sus blancos) estaban prácticamente abandonadas y si se presume que el gobierno de Al Asad ataca a los rebeldes con gas cloro, eso lo podría seguir haciendo aunque le caigan y caigan bombardeos porque es tan fácil de hacer que puede parar laboratorios en distintas partes hasta el infinito. Al menos así lo reporta el NY Times.
Por ende, el ataque fue claramente simbólico. Además habría que ser extremadamente inocente para creer que lo que realmente le importa a la Casa Blanca es la libertad del pueblo sirio o la matanza de civiles y niños.
El mismo Trump ha sido claro en decir que la guerra civil siria le importa tres carajos y que pretende traer de vuelta a las tropas norteamericanas lo antes posible.
Otra cosa en donde las versiones estaodunidenses y rusas son totalmente opuestas es el resultado del ataque. Porque si bien Trump celebró con un “misión cumplida” el supuesto éxito de la intervención, Putin, que pese a condenar la acción dijo que no habría respuesta (pese a que su embajador en el Líbano había primero dicho que si), fue también optimista en su manera de leer lo sucedido: aseguró que la tecnología antimisiles de Rusia había superado con creces la acción militar de EEUU: de los 105 misiles disparados, asegura que al menos 70 fueron interceptados.
Lo único que a estas alturas sí está claro es que el ataque de Estados Unidos a Siria estuvo muy bien planificado, o conversado, entre Rusia y USA. Al menos calculado. Estados Unidos no atacó ningún asentamiento militar ruso, ni tampoco hubo heridos de esa nacionalidad. Incluso se dio a conocer que el ejército sirio alcanzó a poner al resguardo del ejercito ruso buena parte de sus armamentos para que no fueran destruidos.
Por su lado, la ONU ha declarado abiertamente que “la Guerra Fría ha vuelto” y desde el Kremlin el discurso se ha endurecido con el pasar de los días. Ahora dicen que no puede descartarse una respuesta militar contra USA si vuelven a atacar Siria.
La Guerra Fría ha vuelto
En estos casos, tan confusos y con tanta info cruzada, nunca está de más recordar un poco en qué estaban estos países hace un par de semanas atrás. ¿Te suena el titular “guerra económica declarada entre China y Estados Unidos“? Esta guerra comercial lleva un poco menos de un año en desarrollo y al menos la sospecha de que Estados Unidos quiso mostrarle a Beijing de lo que pueden ser capaces no puede nunca ser descartada del todo. Es decir, ningún acto bélico de este nivel puede disociarse totalmente del gran problema que está teniendo USA en estos momentos, que es China.
Desde el gobierno chino han sido bastante cautos en su respuesta al bombardeo liderado por Estados Unidos a Siria. “Nos oponemos al uso de la fuerza y creemos que ambas partes debieran mantenerse en el marco del derecho internacional”. Desde medios más pro rusos las declaraciones chinas parecen más frontales, del tipo “su arrogancia es peligrosa” en relación a la provocación a Rusia que podrían significar las acciones de Trump.
Será clave entonces que se logre dilucidar lo que realmente pasó a principios de mes con el supuesto ataque químico, hasta el día de hoy la ONU ha denunciado que las fuerzas militares rusas no dejan pasar a sus peritos al lugar de los hechos.
Lo más intrigante de todo es que Trump y Putin han expresado, al menos públicamente, un interés mutuo en lograr buenas relaciones. Trump lo felicitó por su nueva reelección, se supone que Putin intervino las elecciones gringas para poner a Trump en el poder. Han dicho públicamente también que ambos están de acuerdo en que la solución al conflicto sirio va más por el lado diplomático que bélico. Pero eso es lo público, imposible saber qué es lo que realmente se estará tramando entre ellos y desde el uno hacia el otro.
Porque acuérdate que Trump y Putin tenían el acuerdo de lograr el desarme químico de Siria “por las buenas” y eso tras lo del sábado claramente se fue al cuerno.
Lo único cierto es que, por violento y triste que suene, lo que sucede o no en Siria es lo que menos les importa a los líderes de los países con intereses metidos ahí: partiendo por Estados Unidos, Rusia, Francia y Reino Unido, Irán, Turquía, Arabia Saudita y China. Para ellos Siria es algo así como su campo “neutral” para dispararse simbólicamente (aunque entremedio esté lleno de seres humanos inocentes).
El abanico de posibilidades está completamente abierto, sin embargo y lamentablemente, las opciones de llegar a la paz son las que se ven menos factibles.