La opinión de Cristián Parker no es nada optimista.
El Dr. Cristián Parker, es sociólogo de la Universidad de Santiago, experto en religión y cultura, y ha sido consultor de UNICEF, PNUD y CEPAL. Desde su experiencia, pone su firma en una afirmación precisa y estremecedora: “La Ley de Armas de Estados Unidos propicia masacres”.
Corta.
En una explicación más académica dirá: “Es un caldo de cultivo donde cualquier persona tiene las herramientas para cumplir los cometidos que quieran”.
Parker comenta sobre la matanza en una discoteca gay de Orlando, Estados Unidos, que dejó 50 muertos y 53 heridos. Pese a que aún se están investigando los antecedentes de Omar Mateen, el sujeto que perpetró estos hechos, ha trascendido su filiación al Estado Islámico y se ha calificado el hecho como el peor acto terrorista desde el 11-S.
Para el sociólogo de la USACH, una de las condiciones que propician este tipo de eventos en suelo norteamericano se encuentra en la mismísima Constitución de Estados Unidos.
“La tenencia de armas en Estados Unidos facilita y genera condiciones favorables para que sucedan este tipo de masacres de la manera en cómo se dan: explosivas, violentas y masivas”, afirma.
El también investigador del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la universidad explicó que el derecho de cada ciudadano de portar armas en EE. UU. está asociado fuertemente al concepto de “libertad” en el país norteamericano. Esto, afirma, porque hay hechos históricos que fundaron los Estados Unidos y en los que influyó que cualquier cristiano pudiese cargar un arma al cinto, o al hombro, como la guerra de Independencia, la conquista del oeste, o la guerra civil.
Esta política, la que permitió a Omar Mateen comprar un rifle de asalto por 500 dólares, está lejos de cambiar, asegura Parker.
Mateen, que desde el 2007 trabajaba como guardia de seguridad en la empresa G4S, una multinacional que provee de sus servicios en 20 centros de detención juvenil en Florida, tenía permiso para comprar y portar armas vigente hasta el 2017, pese a que fue investigado el 2013 por el FBI y que su ex esposa aseguró que el tirador la había golpeado y que era “una persona enferma e inestable, que hablaba de matar gente”.
Sin embargo, “los derechos constitucionales de tenencia de armas en Estados Unidos no van a cambiar en el corto plazo. Solo se está discutiendo si hay posibilidad de controlar o restringir el uso de las armas, no el derecho a tenerlas”, dice con preocupación el académico.
A nivel estructural, sostiene que las causas de este tipo de acciones terroristas responden a un cambio de paradigma. “El orden mundial que existía hasta fines del siglo XX trasmutó y no se ha podido generar un nuevo orden mundial que garantice la paz y la justicia”.
“Estas acciones son un evento más en una serie de eventos que vamos a seguir presenciando. La guerra contra el terrorismo no está concluida para nada”, proyecta.
Sobre el carácter homofóbico del atentado, y de acuerdo al académico, el tiroteo en el club Pulse no es un ataque contra grupos marginales ya que “esa discoteca es un espacio público y legal donde se reúnen personas con distintas motivaciones. No es que allí hubiese gente discriminada o segregada. Es un ataque en contra de la diversidad de opción”.
“Hay un componente fuertemente patriarcal y homofóbico en esta visión ideológica-religiosa, donde la supuesta destrucción de la ‘moral’ y de las ‘sanas costumbres’ reside en la tolerancia con el movimiento gay. Por eso, deben destruir el ‘imperio’, representado por Estados Unidos, para construir una sociedad que respete los supuestos valores del Islam, que no son realmente sus valores, sino unos alterados y distorsionados, lo que es típico del yihadismo”, explica.
Finalmente, desde el punto de vista de la consecuencia de la acción, Parker sostiene que esta es “la búsqueda de una estrategia geo-política para generar terror en la población en el seno mismo del ‘imperio’: Estados Unidos”.