Partamos con un poco de historia. Xavier Dolan tiene 27 años y esta es su sexta película. Al igual que algunas de sus otras obras debutó en el Festival de Cannes, donde recibió el Premio del Jurado. Sólo El Fin Del Mundo fue abucheada durante su presentación, por lo que llamó aún más la atención el premio del film, que se basó en una obra de teatro homónima del francés Jean-Luc Lagarce.
El film debutó entre aplausos y abucheos por parte del público asistente, que durante horas esperó entrar a la sala donde se proyectaría, según El Diario. Sin embargo, la película es excelente. Muestra un avance en la visión de Dolan, es una obra madura, que nadie se debe perder.
Al comenzar a ver la película sin duda lo que más llama la atención es el elenco. Gaspard Ulliel (Hannibal, el origen del mal) como Louis, Nathalie Baye (Laurence Anyways) es Martine, Marion Cotillard (La vie en rose) personifica a Catherine, Léa Seydoux (James Bond) se luce como Suzanne y Vincent Cassel (El Odio) es Antoine.
Pasan doce años desde que Louis no ve a su familia. Se fue y el único contacto que han tenido es a través de postales y cartas que envía de vez en cuando. Se cambió de casa, no le avisó a nadie.
Decide volver a su casa para contarles (no es spoiler, pasa literalmente en el inicio) que se va a morir.
Su hermana menor Suzanne apenas lo conoce, son pefectos extraños, él dejó todo cuando ella era aún muy joven, pero eso no le quita las ganas de tener un hermano mayor. Tiene fotos de revistas por toda su habitación. Le regaña su plan de vida, la manera en la que se tratan, cómo él mantiene contacto con quienes se quedaron en casa.
La idea de las postales aparece en escena como un vinculo de turistas, de dos espacios tan ajenos, que se conectan a través de fotografías con textos que parecen tan poco íntimos, a la vista, que cualquiera puede ver y leer.
Es una comunicación por obligación, un vínculo de molestia es el peso de tener una familia de la que te quieres alejar, que no necesitas.
Según transcurre la historia los planos invasivos y subjetivos arrancan las discusiones que como en cada familia se aceptan y se trabajan en conjunto con gritos que van y vienen.
Martine, la madre, parece ser la más tranquila, o al menos lo intenta. Sin embargo falla cada vez que comienza una conversación. Parece imposible que una anécdota termine con un remate gracioso. Todo es drama, llanto, rabia contenida, sentimientos guardados, peleas constantes.
Al mismo tiempo, emotiva y feliz por ver a su hijo de vuelta. Prepara con cuidado una bienvenida para el que no quería ir. Pelea para sentirse parte del ahí, del ahora, del presente de la vida de su hijo, pero no lo logra, el peso del tiempo es una constante y el responsable del deterioro de su relación.
Parece estar desentendida, pero está segura de lo que pasa en la vida de su hijo, del viaje que emprendió, de su vida como sujeto independiente, de la ficción homosexual y el entender el mundo. Lo ama. La ama. Pero saben que ya no pertenecen.
Ninguno de los personajes se lleva bien consigo mismo. No logra entenderse del todo, eso les provoca ansiedad y soledad, pero sin duda es Antoine quien menos puede con él, vive constantemente criticado por su actitud violenta y por cómo trata a los demás.
Es un hombre machista, depresivo, cínico y furioso con todos, con él, con su esposa Catherine, con su hijo, su historia y su vida, con su madre por fumar a escondidas, con su hermana menor por no saber cómo llevar una vida con ella, por no ser su mentor o no saber ser un hermano mayor, por no poder cumplir con lo que se espera, no saber dar cariño. Es uno de los mejores personajes.
En sus manos hay costras, sus nudillos apenas resistirían otra pelea u otro ataque de ira.
Louis, mientras tanto, se dedica a recordar su vida mientras abraza su colchón y mira al pasado recordando a su pareja de la juventud, que murió tan sólo hace dos semanas de cáncer.
Como siempre, Dolan, vuelve a destacar o a aburrir por el excesivo uso de música en sus películas. Si separamos cada canción con su respectiva escena podríamos recrear videos musicales que transportan a los personajes, los vemos perderse en ellos mismos y resignarse a vivir una vida faltos de la única necesidad que tienen todos: estar en familia.
La familia vuelve a aparecer acá significando el estereotipo francés, dramático, congestionado y visceral,
Familias que siguen siendo familias pese a ser un ataque de colón constante para ellos mismos. “La sangre es más fuerte” que el odio que parecen tenerse entre todos, mientras que Louis y Catherine se tratan de conocer. Ella tímida y cabizbaja por los constantes malos ratos y comentarios negativos hacia su comportamiento por parte de su pareja. Él, interesado en conocer a la nueva integrante y a su sobrino.
Esta conexión se ve perturbada porque aquí nadie sabe llevarse bien con nadie.
Mientras deja su casa, un pájaro emprende el vuelo desde un reloj cucú. Cae al piso y se va cerrando la puerta, pero el fuerte respiro indica que sigue con vida, como Louis, como su familia, y como ese amor que se tienen entre quienes comparten la misma sangre, pese a ser incapaces de soportarse.
Aquí puedes ver el trailer. La película está disponible en plataformas on-line.