Pasa a leer solamente si te pasaste igual que yo todo el fin de semana viéndola porque contiene spoilers.
De las series que esperábamos con más ansias este 2017, el regreso de Stranger Things era por muy lejos el mas hypeado. Ya sabíamos que el 27 de octubre los misterios de Hawkins volverían a nuestras pantallas y por eso organizamos maratones, solos o con nuestros amigos, para ver la segunda temporada de una.
Lo bueno de la nueva entrega es que realmente está hecha para verla toda de un atracón. Sin pausas y con la entera disposición de pasar horas en el sillón o en tu cama mirando directo a la pantalla. Al final de los 9 capítulos te duelen los ojos, pero la recompensa es mucho mayor que al final de la primera temporada.
Pero está lejos de ser perfecta. Hay mucha historia y personajes innecesarios, capítulos que cortan la tensión y la centran en otros lugares. Pero primero lo primero y hablemos de lo que fue una intensa S2.
Volvemos a Hawkins, Indiana, donde todo parece estar relativamente normal: Eleven salvó la ciudad entrando al Upside Down y nadie parece saber si está viva o no; Will sigue enfrentando su estrés postraumático después de haber pasado la mayor parte de la primera temporada desaparecido (a lo Justin Bartha en The Hangover) con toda su familia, su madre Joyce y su hermano Jonathan, preocupándose por él; Mike, Lucas y Dustin siendo tan amigos como siempre pero con problemas de amor, y el jefe Hopper intentando mantener el orden y la calma en el pueblo.
Pero las cosas cosas comienzan a andar rápido. Max, una nueva chica llegó a la ciudad e inmediatamente llama la atención de Dustin y Lucas ya que podría ser la jugadora con el puntaje más alto en Dig Dug, aunque su psicótico hermanastro Billy les infunde temor. Joyce está saliendo con Bob, quien era compañero de ella y Hopper en el colegio, que es el dueño de RadioShack en el pueblo y que tiene, como muchos de los personajes de Astin, un corazón de oro. Eleven está viva y viviendo con Hopper, el que le prohíbe salir de la casa por temor a ser capturada una vez más por el laboratorio que experimentó con ella, pero la niña muere por ver a Mike otra vez.
Y el peligro también es inminente, ya que Will sigue teniendo momentos de absoluto terror en los que vuelve a entrar en el Upside Down, aunque muchos crean que es una mera alucinación. En la primera temporada no tuvo muchos minutos para demostrar sus dotes actorales, pero esta fue su oportunidad. Ya sea entregando un profundo miedo ante los monstruos del otro lado o adoptando la posesión del mal, el chico de 13 años se las mandó.
Millie Bobby Brown no se queda atrás, pero eso ya lo estábamos esperando. Con varias oportunidades de desarrollar su historia pasada, ya sea en el reencuentro con su madre casi catatónica, la revelación de su verdadero nombre, su convivencia con Hopper o su viaje a reencontrarse con otra chica que también fue experimento del Laboratorio de Hawkins, siempre es un agrado verla salvar el mundo. Ojo, estamos esperando los disfraces de Halloween en los que saldrán las Eleven con jardineras y una camina cuadrillé o la punketa de Chicago. Usted elija.
También es un agrado ver a Winona Ryder en el papel de súper mujer y mamá, dejando claro que es uno más de sus personajes icónicos, con una suspicacia e inteligencia que no se pueden negar. Es también, uno de los roles feministas más importantes de los últimos años.
Dustin, además, tiene un papel mucho más importante esta temporada, ya sea por la popularidad que alcanzó en la primera temporada o su genuino ángel al actuar. Es el encargado de ponerle ciencia y corazón a todas las cosas locas que están pasando a su alrededor, a pesar de ser el culpable de la invasión de perros o demodogs como les puso él del Upside Down, pero siempre con ese lado cerebrito para arreglar las cosas y que sorpresivamente se lleva excelente con Steve, quien tuvo una segunda oportunidad de mostrar que su personaje no es solo un interés amoroso de Nancy, sino que es uno más del grupo de adolescentes que salvan el mundo.
Quizá lo menos interesante es la adición de Billy, que funciona más como una tensión innecesaria entre Max y el grupo, pero que quizá tenga un rol más protagónico en las temporadas que vienen o el mismo episodio en el que Eleven viaja a Chicago a conocer un poco más sobre su pasado con Eight (Linnea Berthelsen) que nos saca del caos que está sucediendo en Hawkins con Will y la invasión de demodogs, pero son los menos.
En general, Stranger Things sigue siendo una serie para toda la familia, aunque con chicos un poco más crecidos que ahora se dan besos y echan garabatos, y de los productos más interesantes de Netflix, con el corazón y el humor de un show que apela a la nostalgia de los 80.