La Doctora en Ciencias Biomédicas de la Universidad Católica, evalúa con rigor científico, las expectativas ante las diversas vacunas que ofrecen inmunidad ante el coronavirus.
por Carlos Salazar
Hasta el momento, en laboratorios de todo el mundo se trabaja aceleradamente en el desarrollo y prueba de cerca de 23 vacunas contra el coronavirus que se encuentran en etapas avanzadas de investigación.
Desde la más esperanzadora, divulgada recientemente por la Universidad de Oxford, la que ha demostrado crear anticuerpos contra la enfermedad, pasando por reportes auspiciosos desde el Gobierno de Rusia que afirma haber inmunizado con éxito a su ciudadanía contra el COVID-19 y hasta la alternativa chilena propuesta por el Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia de la Universidad Católica.
Desde este laboratorio, la científica y doctora Susan Bueno, cree que si bien se puede esperar un resultado positivo producto de la investigación nacional e internacional, hay que ser cautelosos con el entusiasmo y las prisas. Desde comienzos de este año, Bueno es parte del equipo que intenta encontrar la unión proteica del virus SARS Cov-2 y la molécula correcta para dar con el blindaje que resulte en una respuesta inmune exitosa.
Tal como lo lograron cuando consiguieron la vacuna contra el virus Sincicial hace un par de años.
La primera en el mundo.
Con esta marca global, el Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia observa con atención el desarrollo de soluciones similares con un interés más colaborativo que materialista. Con la misma mesura invita a perseverar en el autocuidado mientras aparece la vacuna, que es algo que no sucederá de la noche a la mañana como suele creerse.
“Es muy importante aclarar que, al día de hoy, no existen vacunas que hayan demostrado eficacia para prevenir la enfermedad causada por el coronavirus. Los estudios clínicos que se están realizando en vacunas avanzadas han demostrado que tienen un patrón de seguridad aceptable en humanos y que inducen una respuesta inmune. Sin duda son buenos resultados, pero aún falta la etapa más importante para saber si estas vacunas efectivamente van a servir para prevenir la enfermedad”, señala.
Se refiere a que la etapa que permite evaluar la eficacia de estos componentes, es decir el estudio clínico Fase III, está recién comenzando para las vacunas que están en la delantera como la de los laboratorios de Oxford, por ejemplo.
“Estos estudios tienen una duración de al menos 6 meses, por lo que recién podremos saber si estos prototipos podrían ser usados de manera masiva a comienzos del 2021”, anticipa la también académica de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UC.
En busca del “efecto rebaño”
La doctora Bueno, cree que los avances a nivel global no tienen nada que envidiarle a los locales en cuanto a que nuestro país tiene una muy buena imagen entre la comunidad científica producto de su desarrollo epidemiológico y muy buenos precedentes en términos del desarrollo de vacunas y sus respectivos estudios clínicos.
“Si bien desde el comienzo de la pandemia se inició rápidamente investigación y desarrollo para generar vacunas, que han sido destacadas internacionalmente, también se evidenciaron aspectos que como país debemos mejorar, como la capacidad de producir productos biológicos con calidad apropiada para su uso en humanos (vacunas, fármacos y terapias). Al depender 100% de la producción internacional, estamos en una situación vulnerable cuando se trata de una emergencia sanitaria”, sostiene.
Al respecto, el mejor blindaje contra una pandemia mundial sigue siendo el autocuidado, respetar las políticas sanitarias y preparar el propio desconfinamiento de manera progresiva y responsable, dice. Al menos hasta que llegue la vacuna. La investigadora reitera que “mientras no exista una vacuna que haya probado ser eficaz para prevenir la enfermedad causada por SARS-CoV-2, las medidas necesarias para reducir la posibilidad de contagio deben seguir siendo la prioridad”.
“Estas medidas incluso deben seguir siendo la prioridad cuando exista una vacuna disponible, considerando que su uso se deberá priorizar para la población que tiene la mayor probabilidad de desarrollar las manifestaciones más severas de la enfermedad causada por el virus. Que una vacuna esté disponible no significa que automáticamente toda la población estará protegida, pues generar inmunidad en al menos el 70% de la población para generar el denominado “efecto de rebaño” es un proceso progresivo y que tomará tiempo”, advierte.