Desde el jueves 9 que T2: Trainspotting está en cartelera en los cines chilenos y yo no podía esperar un minuto más para ver lo que Renton y Co. habían hecho, 20 años después.
Spoiler: Born Slippy no aparece por ninguna parte en las casi dos horas que dura T2: Trainspotting. De todas formas, el soundtrack de la segunda entrega sigue siendo notable. Es, por una parte, una decepción en mi corazón de niña noventera, que no tenía por qué tener ningún contacto con la primera parte, Trainspotting. En una sala llena de jóvenes viendo una entrega que es más parecida a lo que vivimos ahora, que lo pasó en la primera parte, todos nos fuimos a dar un paseo por los rincones de la memoria.
Ahorrémonos las insufribles comparaciones entre el estatus de magnum opus de la primera y su secuela, porque los 20 años que pasaron entre una y otra nutrieron de otra forma a todas las partas involucradas en el proyecto. T2 es más bien un recuerdo de hechos pasados y funciona perfectamente como una historia propia.
Ya sabemos que la nostalgia es lo que rige el cine y la televisión. En eso la película es insalvable. Uno se atrapaba entre escena y escena rememorando lo que pasó en Trainspotting, extrañando un poco los personajes que no lograron sobrevivir a la historia. También, con una sonrisa en el rostro cuando la parte que más te hizo reír era mencionada. Y aveces querías que se dejaran de hablar del pasado y que se enfocaran en la tremenda cagada que tenían por delante.
Algo es seguro: ver a Renton, Spud, Begbie y Sick Boy en una mismo cuadro es un acontecimiento importante, incluso si ahora se les llama por Mark, Daniel, Franco o Simon. ¿Alteregos de la vida adulta o recordatorios de que nada puede permanecer en un mismo lugar para siempre, ni siquiera los muertos?.
Todos están pasando por la crisis de la mediana edad. Renton (Ewan McGregor) volvió a Edimburgo, una ciudad que tiene un avance tecnológico y cultural abismal en contraposición a los 90, motivado por un mal momento personal. Sick Boy (Jonny Lee Miller) es un cocainómano y chantajista que graba a gente con dinero enganchar en conductas sexuales atípicas. Begbie (Robert Carlyle) lleva 20 años en prisión después de que fuera aprendido al final de Trainspotting, que logra escapar de la cárcel. Y Spud (Ewen Bremner) sigue siendo un adicto a la heroína, pero que decide salir de eso cuando Renton vuelve a la ciudad. En mayor y medida, a todos los mueve el resentimiento por Renton, ya sea por haberlos dejado solos, sin dinero o tras las rejas. Cada uno, también, logra cobrar venganza, en el amplio sentido de la palabra.
“Estás aquí por la nostalgia. Eres un turista en su propia juventud“, le dice Sick Boy a Renton durante una discusión frente al memorial de Tommy, uno de sus mejores amigos que murió de VIH. Atrapados en su propio de oportunidades y traiciones, los dos deciden volver a consumir heroína juntos, mientras un limpio y asustado Spud los observa.
Quizás ese momento sea mucho más potente y significativo que la reinterpretación del nuevo siglo sobre el clásico soliloquio de Renton como narrador de la primera parte. Ahora es un monólogo en tono de queja de un cuarentón que no puede creer que su vida se convirtió en todo eso que juró luchar en contra. “Choose life” parte 2 puede que tenga un impacto parecido a la versión original, solo si te toma en cuanta que quien lo dice, y quien lo escucha, Veronika (Anjela Nedyalkova), son dos personas en etapas opuestas de la existencia humana.
T2: Trainpotting no es para los que se quejan todo el día por Facebook sobre el abuso de la nostalgia, porque para eso Renton y compañía no volvieron. Es para que sientas un calorcito en el pecho de saudade (si no sabe lo que es eso, googlee mijo).
https://www.youtube.com/watch?v=PXPKP6t0oB8