El lema del taller mecánico WM es “Un toque de amor a las tuercas” y está en Temuco.

No es sorpresa encontrar a mujeres organizadas en distintos puntos del mapa. En Fundo El Carmen se gestó uno de los proyectos más originales del país, se trata del primer taller mecánico atendido sólo por mujeres.

Waleska Morales, de 29 años, había deseado tener su propio taller para explorar la mecánica de los automóviles junto a sus congéneres. Está contenta, se siente orgullosa, feliz por formar parte de uno de los únicos equipos en el mundo y el primero en Chile que se conforma sólo de mujeres preparadas para arreglar los detalles más recónditos de los problemas automotrices.

“Mi familia es de mecánicos, soldadores y desabolladores, así que me crié en los talleres”, relata a el Austral de Temuco.

“Tenía 14 años cuando armé mi primer motor. Cuando mi tío me dijo que lo iba a prender, me fui al fondo del taller. Creía que iba explotar… pero no pasó nada. Cuando llegó el dueño, mi tío le dijo que yo lo había armado. No lo podía creer, me felicitó y me agradeció. Después de eso, no paré más”, continúa al mismo medio.

Terreno de hombres

Morales sabía lo que quería e insistió con eso. Le dijo a sus padres que quería estudiar mecánica en el liceo para salir titulada de técnico en nivel medio y comenzar así su carrera.

En el momento en que entró a estudiar se dio cuenta que la carrera estaba conformada por hombres. Desistió de la idea y comenzó a estudiar administración en finanzas.

“En un principio mis papás no estaban de acuerdo con que me gustara la mecánica porque decían que iba a estar sucia todo el tiempo, iba a pasar frío y tendría que hacer fuerza… pero seguía yendo al taller de mi tío”, explica.

Se acreditó como soldadora, tomó cursos en el área de electromecánica industrial y a autónomamente aprendió.

“Pero salió la gratuidad y me dije que ya no quedaban excusas, así que me metí no más. Ahora estoy estudiando en el Inacap y no soy la única, somos quince mujeres. Me va bien y estoy feliz de aprender más de lo que me gusta”, comenta.

Comienza el negocio

“Esto lo venía planeando desde hace muchos años, busqué inversionistas, toqué puertas por todas partes y cuando lo necesité, nadie me ayudó. Nadie veía rentable que una mujer instalara su propio taller. Pero aquí estamos, ahora somos 12 mujeres”, sigue.

Lanzó un llamado por Facebook y fue generando redes que le permitieron conocer a otras mujeres interesadas en las mismas áreas.

“Tenemos la agenda copada, los teléfonos suenan y suenan y el Whatsapp está lleno”.

“Hace diez años era un bicho raro porque me gustaba la mecánica y ahora me felicitan… quiero ser inspiración para que las niñas, las jóvenes y todas las mujeres sepan que no hay límites, ni mucho menos ‘trabajos para hombres’, como era antes”, finaliza entre un abrazo con sus compañeras.