Podríamos decir que el año pasado fue el año de las aplicaciones de citas Comenzamos a hablar más abiertamente de Tinder, Grindr, entre otras. Ellas tienen por propósito conectar a personas con intereses afines, además, en ocasiones, para el sexo casual. Claro, no siempre se requirió de esas aplicaciones para conseguirlo, pero además de las ETS, hay que tener otras consideraciones si se quiere experimentarlo.
Te presentamos las palabras de una psicóloga inglesa que trabaja con la psicoterapia cognitivo-conductual y de EMDR. Ella es Becky Spelman y también presta sus servicios en la clínica Private Therapy de Londres.
Durante mi carrera como psicóloga, si hay una palabra que he escuchado más recurrentemente de mis pacientes es “sexo”. Sin embargo, en 2015, la frecuencia y la complejidad del tema parece haber aumentado en su importancia para ellos, principalmente debido a la sociedad sexualizada y consumista en la que vivimos.
La teoría nos dice que esta palabrita nos controla, define nuestros pensamientos e influencia nuestros actos. De hecho, muchos pacientes piensan que sus elecciones de su vida sexual son una parte fundamental de los problemas que enfrentan. Después de todo, aunque somos seres conscientes, estamos internamente predispuestos por nuestros deseos sexuales.
Me han preguntado si el sexo es saludable a nivel psicológico. Está probado que mejora la salud de nuestro cuerpo, además de mejorar el sistema inmune y reducir la presión arterial, pero en cuanto a los beneficios para la mente es donde se vuelve invaluable. Para nuestras vidas ajetreadas, el sexo es un alivio tanto para nuestro estrés y ansiedad, además, claro, aumenta nuestra autoestima.
Entonces, el sexo regular es una parte importante de nuestras vidas. Pero qué significa esto para las personas que no tienen una pareja regular, ¿se puede conseguir una satisfacción sexual psicológicamente sana sin una relación estable?
Primero, aclaremos el mito de que la gente soltera es más activa sexualmente que quienes mantienen una relación. No es cierto. Los estudios indican que la gente en una relación tienen sexo más a menudo que aquellos que no. Pero esto no detiene a las personas solteras a querer sexo más regularmente. Lo que más me preguntan mis pacientes solteros es si es el sexo casual es sano, psicológicamente hablando.
No es fácil responder, ya que no solo se trata de un individuo, sino que también de su o sus compañeros. He trabajado con personas para la que la respuesta es no y con otras que definitivamente es un sí, pero siempre va atada a una palabra: honestidad.
Ambas partes deben ser honestos con el otro, pero más especialmente con ellos mismos pensando en qué quieren de tal situación. Si los dos esperan lo mismo, estamos hablando de una buena base para mantener relaciones sexuales casuales. Sin embargo, si una de las partes cree que la situación terminará en algo más, habrá algunos inconvenientes, lo que desencadenará desajustes emocionales y traerá consecuencias en el autoestima.
El problema es que mucha gente cree que será capaz de separar el amor del sexo, pero se entrampan con sus deseos de realización y no le prestan atención a su voz interior. Esto significa que el individuo se miente a sí mismo para continuar una actividad que le llevará a la infelicidad. Lo que se exacerba, durante el sexo, es la vinculación de la oxitocina que se libera en el cuerpo, lo que crea sentimientos de intimidad y cercanía con otra persona.
Usualmente las mujeres tienden a tener más este tipo de problemas al separar el amor y el sexo, pero también un alto porcentaje de hombres. Es necesario tenerlo en consideración ya que podría acarrear altos grados de dolor.
Por último, la verdad es que algunas personas son capaces de incrementar su salud mental a través del sexo casual y estas tienden a conocerse bien y lograr efectivamente separar las cosas. Aun así, mi consejo es que a menos de que se esté muy seguro de sí mismo, se tengan las precauciones antes de meterse en una forma de relación en búsqueda de sexo casual, particularmente si es que va más allá de una excepción.