Cada vez son más los jóvenes trabajadores que están dispuestos a renunciar a sus rutinas con altas exigencias y horarios de trabajo, para así dedicar más espacio a realizar actividades que disfrutan en su tiempo libre. Según relató uno de ellos en una entrevista, llegó a dedicarse entre 60 y 70 horas semanales a su antiguo empleo, un escenario que optó por abandonar tras la pandemia.

La expansión del Covid-19 en 2020 y la implementación de cuarentenas alrededor del mundo no solo trajo consigo variaciones en la modalidad del trabajo presencial-online, sino que también generó cambios en los trabajadores.

“La gran renuncia” es un concepto que numerosos especialistas alrededor del mundo han utilizado para referirse a un cambio de paradigma entre los jóvenes empleados, quienes tras la pandemia, han optado por abandonar sus trabajos frente a la intensidad de la jornada laboral, la cual según un reciente estudio de la Universidad de Harvard, subió un 8.2% en Estados Unidos desde que apareció el virus.

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Aquel fenómeno también se traspasó a China, otra de las principales potencias del mundo, a través del movimiento asiático tan ping o, en español, “acostarse boca arriba”, el cual representa la idea de tomarse un descanso ante la presión de ejercer un empleo con labores y horarios exigentes.

Una de las personas que optó por unirse a este colectivo, es Jeff, quien contó su historia a la BBC en calidad de anonimato, para así evitar eventuales conflictos con las autoridades chinas.

Según relató en una reciente entrevista con el medio británico, la creciente ola de despidos en las empresas obligó a que los trabajadores que permanecieron asumieran más labores, por lo que tanto él como sus colegas, llegaron a trabajar entre 60 y 70 horas a la semana.

Tal situación, además de un replanteamiento de sus expectativas de vida tras la pandemia, lo llevaron a renunciar a su empleo como desarrollador de aplicaciones en Pekín, para así tratar de mantener una rutina más holgada y con tiempos para relajarse, tal como un grupo de ancianos que había visto durante un viaje que realizó a Vietnam.

Frente a esto, la analista de medios de China, Kerry Allen, le dijo a la BBC que la población “se siente muy apática ahora que tiene que lidiar con el coronavirus, está exhausta. Literalmente, solo quiere acostarse con un libro, o sentarse y mirar televisión, en lugar de mantener el impulso trabajando duro”.

Según reportó el citado medio, cada vez son más los jóvenes que publican en las redes sociales chinas que no tienen el interés de retomar sus jornadas pre-pandemia, mientras que también se ha presenciado un aumento de personas de entre 20 y 30 años que ven difícil la posibilidad de tener hijos, debido a los altos costos de las propiedades y la necesidad de cuidar a los adultos mayores.

En este sentido, los datos de la OCDE pronostican que para el 2035, el 20% de la población de China tendrá más de 65 años, un factor que agudiza este escenario.

Jeff interpreta la acción de abandonar su trabajo como “una protesta silenciosa contra las reglas actuales”, en medio de un contexto en el que hace solo unos años, en 2019, el fundador de la plataforma tecnológica Alibaba, Jack Ma, fue criticado por respaldar el trabajo de 9:00 a 21:00, hasta el punto en que el mismo Ministerio del Trabajo de China dictaminó esta jornada laboral como una práctica ilegal.

El alza de los casos de jóvenes que se adhieren al movimiento tan ping también ha preocupado al mismo presidente Xi Jinping. Incluso, en octubre de 2021 publicó un artículo en el periódico del Comité Central del Partido Comunista, en el que aludió a esta tendencia.

“Es necesario evitar la solidificación de los estratos sociales, suavizar los canales de flujo ascendente y crear oportunidades para que más personas se enriquezcan”, manifestó en la nota, “hay que formar un entorno de desarrollo donde todos participen y evitar la ‘involución’ y el ‘aislamiento'”.

Por su parte, Jeff no tiene intenciones de desligarse de tan ping. Si bien, consiguió otro trabajo en el que gana la mitad de lo que recibía antes, ahora tiene más espacios para relajarse y realizar las actividades que le gustan.

“Podré seguir haciendo todos mis pasatiempos que descubrí durante mi tiempo de ‘acostado’, como esquiar y escalar rocas. Tengo espacios para hacer lo que amo, estoy muy satisfecho”, sentenció a la BBC.